GUZMAN1

viernes, 10 de julio de 2015

"Abejas sin regina, la colmena en ruina".



La burocracia de hierro de la Unión Europea pugna con Grecia por una victoria pírrica. Todos deberíamos esperar más.

Últimamente he oído repetir machacones comentarios sobre el origen grecorromano de nuestra civilización, o sus raíces judeocristianas. Los que presumen de filosofar, que lo hagan como algunos griegos de ayer, y no como lo que hacen los responsables del bienestar de los griegos de hoy.

El impago de la deuda perjudica a sus ricos acreedores, y a los que quieran financiar cualquier proyecto allí. Casualmente, no hay en marcha proyecto alguno para los griegos salvo alguno de los que den más rentabilidad a las financieras internacionales.

Los tiburones del peculio público nadan con la boca abierta, engullendo porciones de abundancia para causar escasez. La tecnocracia rectora de la economía europea camufla los abusos que perjudiquen a los intereses de los que mueven sus balanzas nacionales.

El FMI publicó un informe que confirma lo obvio, que la deuda griega no es sostenible. Todos se piden realismo unos a otros mientras van sacando de la caja, hasta que no queda y entonces emiten pagarés. Un pagaré de alguien que no puede pagar, no vale mucho.

Los gobernantes tienen estilos de expropiar más o menos disimulados por la presunción de legalidad de la que gozan los estamentos públicos. Los oligarcas griegos han preferido hacer su propia redistribución pasando "olímpicamente" de los acreedores que no consideran legítimos. Reciprocidad, no democracia. Para eso no hacía falta un referéndum, sino una actuación ejecutiva o judicial.



Cada país contabiliza sus ingresos y sus cargas conforme a criterios muy dispares, cuya impunidad la garantizan los procedimientos presupuestarios nacionales. La mera apariencia de licitud no satisface a los perjudicados, máxime si son extranjeros e ignorados.

El mejor argumento de los gobernantes griegos es que no quieren ser perjudicados por la gran estafa que ha terminado por ser la "deuda". Yo tampoco, pero mira por donde, el gobierno de Tsipras convoca un referéndum, del que se supone un respaldo mucho más legítimo que el de los acuerdos y contratos de todo punto ilícitos, que no valen ni el papel sobre el que se escribieron.

¿Por qué no van a querer ellos disfrutar colectivamente del enriquecimiento ilícito que otros dilapidan? Grecia, al menos, goza de la excusa de los ruinógenos efectos de la Deuda sobre su estabilidad económica nacional, y más cuando las instituciones europeas siguen apoyando el bandolerismo presupuestario que nos ha llevado aquí.


Creo que los griegos conocen bien el significado del término "austero", pero voy a repasar el diccionario.

El "reparto de los fondos europeos" no se acomoda al sentido de rigurosidad moral, ni de sencillez y sobriedad que caracteriza la austeridad. Pero hay otro significado de la palabra "austero" sinónimo de "mortificado y penitente", que se identifica mejor con la deuda "nacional" de los que no han visto ni un euro de los millones que deben devolver. Sin saber ni a quiénes ni por qué.

Por eso los alardes sobran, como las promesas incumplibles de la casta española, la griega y la de toda Europa que asegura sus finanzas siempre un paso por delante de las de sus ciudadanos. Y eso no les impide prometer el oro y el moro mientras dure la farsa.

Como pequeño repaso, ahora habrá que recordar algunas frases de Mariano Rajoy, que dijo el otro día que «Una cosa es ser solidario, y otra es serlo a cambio de nada». Como todos.

Cobran sentido anteriores citas, como «Renuncia una figura histórica que deja una impagable deuda» (referida a Juan Carlos I) o que "Desde el principio advertí de que la recuperación no iba a ser fácil ni rápida".

De las cosas fáciles es de las que se encarga el Presidente, que afirma sin rubor que «Las medidas que tomamos hacen daño a la gente, pero son imprescindibles». Imprescindibles en lugar de inevitables, lo que no le impide afirmar que quien le ha impedido cumplir su programa electoral es la realidad.

La misma realidad con la que se han encontrado los gobernantes griegos, que deben pensar también en Rajoy y lo de que "si no puedo bajar los gastos y no puedo subir los ingresos, me puede explicar usted cómo se reduce el déficit público? Porque yo confieso que lo desconozco". Yo también lo desconozco, pero más aún desconozco por qué no puede bajar los gastos públicos, tal como dijo.

Una canción infantil, a la altura de lo que la sorna periodística denomina "problemas de comunicación" para referirse al bloqueo informativo que el Gobierno impone y la Prensa perpetra.

El motivo, o uno de ellos, evitar que se sepa quiénes son los acreedores de Grecia y el mayor secreto de Estado en este momento, saber cómo lo repartirá Rajoy y compañía, que esperan con ansiedad ampliar su crédito con cargo a la "garantía" griega de cumplir una deuda que no sólo ellos dicen que no podrán pagar.

De eso dependen los proyectos de Rajoy, estilo pirámide egipcia o ferrocarril transiberiano de Alta Velocidad. Vamos a ver los frutos de la antidiplomacia española en su esforzada defensa de intereses ilegítimos durante todo el tiempo que se lo consientan.


Los presidentes de los parlamentos, incursos todos ellos en la omisión del deber por deber mayor fidelidad a la causa general de los intereses de los menos, se prestan, se regalan o se reconocen los créditos de lo que llaman "servicio público". El coste del servicio que prestan a todo aquel con el que se relacionan. El servicio que debería beneficiarnos primero a los gobernados.

Desde las instituciones catalanas ya no saben qué argumento usar para reclamar del Estado un dinero que no es de ninguno de ambos estamentos. Fondos que destinan, dicen a proveedores de la Generalitat, o de los ayuntamientos y diputaciones catalanas, que cobran de lo que dejan los acreedores prioritarios, los que dicen que lo son.

Los farmacéuticos, por ejemplo, son los prestamistas a pérdida de nuestros medicamentos, y antes que cobren deben pagar a los laboratorios de producción de primeras marcas o de genéricos, con lo que no tienen fuerza que ejercer para reclamar lo suyo.


No tenemos ni idea del destino de los fondos públicos por efecto del cripticismo presupuestario que oculta el saqueo nacional. Nacional, el saqueo de España, como también nacional el de Cataluña, los que quieran verlo así.

La ruinosa teatralización de la malversación del erario público habrá hecho reir mucho a los que aún creen ser ejemplos de la burguesía catalana, pero cada vez son menos los que le encuentran gracia a la payasada monumental. Y encima, para gastar en gansadas dejando la casa sin barrer en servicios básicos.

El Conseller de Sanitat encima finge autosuficiencia, como si se creyera el cuento de las balanzas fiscales según el cual el dinero catalán se destina a causas extrañas o extranjeras. Mientras recibe de vez en cuando millonadas del Estado para pagar a algunos de los afectados por la morosidad de la Generalitat.



Los préstamos concedidos a Grecia por la Troika desde el rescate fueron a parar al reembolso de los acreedores privados para minimizar sus pérdidas. También la recapitalización de los bancos oculta las verdaderas cuentas del debe y del haber, como en España.

A ver si nos dejan saber por qué concepto son acreedores los que reclaman por poner un dinero que no era suyo, sino prestado. El BCE, el FMI, y en menor medida, el Estado español y sus estadillos, sus patricios y sus caudillos, que van a tratarnos igual que a los defraudados griegos tan pronto como fondos o líneas de crédito vayan a parar a sus clanes.

Las versiones de los hechos circulan en boca de trovadores, con un canto distinto en cada país. Manuel Valls, el ministro francocatalán, dirige a sus huestes almogávares según le conviene para reducir a Grecia a otro saqueo histórico. Como alguno de sus homólogos, desde hace años mantiene contactos e intereses comunes con el expresidente de la Generalitat de Cataluña y fundador de Convergència, Jordi Pujol, gran acreedor donde los haya.




Sin ser griego, tampoco estoy conforme y exigiría mano dura con los que, disimulando sus verdaderos intereses, sugieren bajadas de impuestos y prestaciones sociales superlativas en función de la generosidad helénica. Vendiendo aire, la táctica que viene usándose bajo el lema de la "recuperación", la de sus cuentas opacas.

Y si no pagan los griegos, tienen la excusa perfecta para nuevos ajustes y recortes en favor del bienestar, del suyo. El bienestar general, ya nos lo concederá la redistribución equitativa de los recursos públicos, después del que parte y reparte, ya se sabe.

Del dinero griego, haya acuerdo o no, nunca vamos a ver nada excepto sobre el papel, porque efectivo no va a llegar para mejorar los hospitales, la educación ni los servicios públicos, por mucho que lo pregonen los políticos estatales y autonómicos.



La palabra autarquía tiene su procedencia en el griego αὐταρχία (poder absoluto), y también en el griego αὐτάρκεια (autosuficiencia). Es curioso que en España haya sido aborrecida la expresión debido a que el franquismo la utilizó en su propaganda englobando ambos sentidos.

La independencia económica es aspiración de cualquier Estado pero también de cualquier pueblo que no quiera estar en manos de poderes extranjeros. Por razones materialistas y no puramente nacionalistas, porque cada persona aspira también al autosustento.

La privación del ser autosuficiente y la exclusión del mercado financiero traen consigo el cese o recorte de determinadas prestaciones estatales en el país que depende de otros. Del mismo modo que cada persona que dependa de otra es esclava de la situación.

Todo un país que vota si se somete a los Estados Centrales europeos y la Banca internacional, mientras siguen sometidos a los que les han desvalijado en su mismo idioma. Votan negociar sin rendirse, reclamando poder ser también tiburones en vez de pasto de ellos.

Me gustaría saber qué otra contraprestación se ofrece a Grecia, de donde ya salió emigración desde tiempos ancestrales. Por ahí he oído que hay quien ofrece comprarles una isla, para pagar así a los funcionarios y las pensiones. Del resto, no se sabe; y si se sabe, no se dice.





En los últimos años, toda Grecia ha podido conocer casos de corrupción o fraude fiscal, a través de la llamada "Lista Lagarde" con más de dos mil nombres griegos con cuentas en Suiza. El periodista que la publicó fue juzgado e inmediatamente absuelto por el cargo de revelación de datos confidenciales.

La lista Lagarde fué elaborada por la actual directora gerente del Fondo Monetario Internacional cuando era ministra de Francia, en base a los datos de clientes del banco HSBC que filtró en 2010 Hervé Falciani.

El listado de armadores, joyeros, editores, presentadores de televisión, artistas y políticos, se entregó al gobierno griego, cuyos responsables han proclamado después haber extraviado o no haber recibido ningún documento semejante al tomar posesión del cargo.

Aún estando publicado en prensa el listado íntegro de los posibles corruptos, no se conoce actuación judicial alguna tendente a cuantificar ese patrimonio y reintegrarlo a sus fines legales. Tampoco en España se ha producido un resultado paralelo.

El ahorro improductivo es la causa de la ruina del Sur de Europa, que sólo sabe producir soborno y derroche, que van juntos. La situación griega está afectando más directamente a España o Italia que a Irlanda, por ejemplo. Los países meridionales no se sienten forzados a poner orden entre sus élites extractivas, y luego vienen las quejas.

Es mejor no compararnos ni con Portugal, porque lo que España tiene de grande, será como el burro del refrán, ande o no ande.

Andamos mal, pero el Gobierno y la "pseudo-oposición" siguen de acuerdo en mantener el rumbo que nos lleva al mismo problema de Grecia, pero aumentado y eternizado. Cuenta los pobres que hay allí y multiplica para saber los que hay aquí. ¿Cuántos pobres van a beneficiarse del despilfarro constante de la Administración?. Tampoco la clase media, que como tiene cultura y entendederas, se da cuenta de que el dinero expoliado tampoco se gasta en nada bueno. 



Dijo Chesterton que "el ahorro es poético, porque es creador: el derroche no es poético, porque es destructor". No lo comparte ningún político español, que todos actúan como si fueran legítimos herederos como aquél hijo pródigo de la Biblia, que se gastó todo el legado y volvió a por más.

A gastar, que si no se lo queda otro. Filosofía libertina, no liberal ni libertaria. Qué asco de gobiernos debidos únicamente a la causa de quienes financian los partidos, para que después les financie el pueblo.

Ya ni se molestan en repetir sus falacias sobre inversión productiva, porque el cien por cien del presupuesto está destinado al clientelismo. Los funcionarios, los pensionistas, los parados jóvenes y mayores, todos confían en vanas promesas que les dividen porque a todos no se les puede pagar.

Caminito de Grecia, sólo que cuando la sanguijuela estatal termine de sangrar las cuentas, ni transiberiano ni creación posible de riqueza. Ya denominarán producto interior bruto a las facturas falsas de los donativos y demás embustes de la economía española.