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lunes, 4 de octubre de 2021

"LA CASA DE UN GRANDE", DE DIEGO DE TORRES VILLARROEL.

Un rodrigón que siempre está en pelea

con la de pajes lamerona junta

un pobre mayordomo que se unta

y un contador maldito que lardea

una señora a quien el ocio asea

y otras que siempre están de blanco en punta

una dueña arrugada y cejijunta

que rellena de chismes la asamblea

un conjurador que riñe roba y miente

un cocinero de esta misma masa

gran chusma de libreas insolente

envidia mucha adulación sin tasa

y el gran señor que sirve solamente

de testigo del vicio de su casa.



Pedraz es uno de esos jueces cuyas instrucciones abren los telediarios. Titular del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, ha investigado desde la conocida caja B del Partido Popular hasta la corrupción del clan Pujol, pasando por la detención de Mario Conde y su familia en 2016 o el caso del etarra De Juana Chaos, a quien rechazó procesar en 2005.

A los 26 años accede a su primera plaza, en Villacarrillo, Jaén, donde también ejerció Baltasar Garzón, uno de los amigos más reseñables de Pedraz y cuya relación ha sido resaltada en diversas ocasiones. En 1992, después de pasar por los juzgados de Almería y San Sebastián, fue nombrado jefe del área de formación del Consejo General del Poder Judicial en Madrid, un salto cualitativo. Desde 2008 y hasta el pasado marzo, fue decano de los juzgados de la Audiencia Nacional.

Pedraz mantuvo un matrimonio durante dos décadas con la periodista Paula Arenas, madre de sú unico hijo de 10 años. Una relación que terminó hace unos meses fue la que mantuvo con la abogada de prestigio Sylvia Córdoba.

Esther Doña, marquesa viuda de Griñón y el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, comparten imágenes veraneando juntos y paseando por Madrid.

Esther Doña, por causa del coronavirus, en solo ocho meses, quedó viuda y huérfana de padre. Carlos Falcó, marqués de Griñón, falleció en marzo; José Doña, en noviembre.

Pedraz fue una amistad significativa para Carlos Falcó, además de un personaje asiduo a los eventos organizados en El Rincón, donde se había hospedado. A su muerte, se erigió como un apoyo importante para su viuda y, ahora, algo más.

En 2015, una desconocida Esther Doña apareció ante la opinión pública de la mano del marques de Griñón; dos años después se casaron en el palacio de El Rincón, en Aldea del Fresno, Madrid, para disgusto de los hijos del aristócrata, incómodos con un matrimonio cuya diferencia de edad era de 40 años.

Una boda con empaque en Toledo, el pasado 24 de julio, supuso el debut público de la pareja. Fue el enlace entre Jaime Tassara y Virginia Trujillo, la nieta de Lita Milán -también del torero Jaime Ostos- y de Ramfis Trujillo, hijo del dictador dominicano.

Rafael Leónidas Trujillo Molina fue un dictador que gobernó la República Dominicana desde 1930 hasta su asesinato en 1961. Ejerció la presidencia como generalísimo del ejército de 1930 a 1938 y de 1942 a 1952 y gobernó de forma indirecta de 1938 a 1942 y de 1952 a 1961, valiéndose de presidentes títeres.​

Sus 30 años de gobierno son conocidos como la Era de Trujillo, y considerados como una de las tiranías más sangrientas de América Latina. Su gobierno se caracterizó por el anticomunismo, la represión a toda oposición y el culto a la personalidad. Las libertades civiles fueron inexistentes y se cometieron constantes violaciones a los derechos humanos en el país,​ donde una muerte podía ser encubierta como un «accidente» y cualquier persona sindicada como desafecta podía ser encarcelada y torturada en una de las cárceles clandestinas destinadas a esa práctica.

Durante su régimen, todos los estamentos del estado funcionaron en consonancia a sus intereses y estableció un monopolio empresarial que le permitió acumular una gran fortuna personal.

Como producto surgido de la Guardia Nacional, creada por los estadounidenses durante la primera ocupación del país en 1916, Trujillo prestó especial atención a las Fuerzas Armadas. El personal militar recibió generosa paga y beneficios bajo su gobierno, el ejército se amplió numéricamente y se incrementaron los inventarios de equipos. Trujillo mantuvo el control del cuerpo de oficiales a través del miedo, el clientelismo y la frecuente «rotación de tareas».

El régimen de Trujillo se desarrolló en una época fértil para los regímenes dictatoriales en América Latina siendo contemporáneo con otros gobiernos similares dentro de la cuenca del Caribe, aunque lo curioso es la admiración de los socialistas por las dictaduras de América Latina  de todo signo y condición.

Como cuentan JOSÉ LUIS GUTIÉRREZ y AMANDO DE MIGUEL en el CAPÍTULO 12 de "LA AMBICIÓN DEL CESAR. Un retrato político y humano de Felipe González" (Ediciones Temas de hoy.S.A.- 1993):

         OMAR TORRIJOS: EL GRAN MENTOR

«Había llegado el General a Coclecito, aquella mañana sudorosa, en la que hasta los lagartos transpiraban. Desde el porche de la casa donde recibió a los Visitantes, la alfombra de palmeras y floresta se extendía al horizonte, pegada a las lomas y repechos.

Tumbado en la hamaca, el General miró a los extranjeros entre tímido y amistoso. "Caminaremos hacía el río", dijo. Encendió un habano, se caló el sombrero adornado con el laurel del generalato, ajustó la pistola al cinto y salió hacia el sendero. Casi una hora después llegarían al lugar donde el tímido caminito se ensanchaba en una herida ancha y rojiza, merced a las cadenas despiadadas de tractores y caterpillars. A un lado, el disco de la pequeña serrería levantaba aullidos a troncos nervudos, cortados en rebanadas alargadas y, abajo, el río, turbio y perezoso, se deslizaba al lado de la trocha por donde venía el General, mientras un indio lo surcaba lentamente a bordo de un cayuco cargado de banano. Pasó el General junto a la escuela, de donde salió un riachuelo de chiquillos, gritones y morenos, de negros ojos de insecto, que miraban con asombro al General y sus invitados. Cruzaron todos el maizal, se detuvieron un instante en una chocita de palo y cañabrava, y el General, tras desnudarse, se metió en el río, seguido de sus acompañantes y del enjambre de niños. Después del baño comieron en la escuela: tibias y humeantes vísceras vegetales de color blanco, que llamaban yuca, y cerdo frito. Poco después, ya de regreso, los visitantes se enterarían de que en aquel río, de vez en cuando, aparecían caimanes...»

El texto anterior no es un fragmento de un relato del realismo mágico latinoamericano. Es la narración puntual que escribe José Luis Gutiérrez (Cambio 16, 27 de Agosto 1978) de una excursión suya, en agosto de 1978, por la selva panameña en la provincia de Coclé, al norte del país, acompañando al General, que no era otro que el general Omar Torrijos, amigo personal de Felipe González, quien ejerció, como veremos, una poderosísima influencia sobre el líder socialista español.

A la hora de hablar de las influencias recibidas son diversas las fuentes de las que bebe González. Muchos han lamentado que su estancia en Lovaina (Bélgica), de 1965 a 1966, disfrutando de la citada beca del episcopado alemán, no produjera efectos más perdurables en el entonces joven Felipe, El ejemplo del ya histórico Paul Henry Spaak y otros pausados y sesudos socialistas belgas, sus futuros compañeros con el correr de los años, tampoco tuvo una mayor repercusión sobre él.

Sí la tuvo Olof Palme, de quien González aprende muchos de sus recursos retóricos de «comunicador», el hablar sencillo de los primeros momentos, el estilo tan distante a los parlamentos tecnocráticos de los políticos al uso.

Para comprender la reservada personalidad de González se podría pensar que bastaría situarlo en su tiempo y espacio reales. No es así en una tierra tan propicia al surrealismo. Por lo mismo que Valle-Inclán no se puede entender sin su aventura mejicana, al igual que tantos españoles de todos los tiempos que «hicieron las Américas», también nuestro biografiado ha sentido la necesidad de «atravesar el charco», como se conoce familiarmente en España al Atlántico. No estamos ante un gobernante al estilo europeo. González se asienta en una tradición caudillista y las raíces de ésta se hunden en la fraga hispanoamericana. González se siente o se sentía— especialmente cómodo disfrutando de su ascendiente sobre los dirigentes latinoamericanos. Alan García, el mandatario peruano, podría ser su discípulo, pero Omar Torrijos fue su mentor y maestro. Esta influencia no es conocida y aquí la vamos a revelar.

El joven González le escribía a su novia de entonces, Concha Romero, las entristecidas cartas ya reproducidas en parte, llenas de morriña y de una preocupación social vagamente cristiana: «Nena, qué decepción de Europa, qué inmensa soledad la de los inmigrantes. Están desamparados, oprimidos, explotados y, para colmo, odiados como seres inferiores, como raza maldita...» (Chamorro, 80:61). Trece años más tarde, Felipe González no parecía preocuparse tanto por los hambrientos niños indígenas de Coclecito que mendigaban las sobras de yuca y cerdo frito a los invitados del General, como de los «metecos» de la lluviosa Bruselas. Aparentemente, tampoco le desasosegaban las abismales diferencias que separaban a la Bélgica del bienestar, europea y civilizada, de un país subdesarrollado y tercermundista. Acaso su lejana y soleada Andalucía estaba mucho más cerca de las playas tropicales de Panamá, de la sensualidad radiante y las ganas de vivir de sus gentes, que de las tristes siluetas de los puntiagudos campanarios góticos de Brabante, empapados por la incesante lluvia que caía de sus grises y plomizos cielos.

Esta influencia fue muy intensa, aunque se mantuvo durante pocos años, hasta el fallecimiento de Torrijos, el 31 de julio de 1981, al caer su avioneta con seis personas. a bordo, en una zona selvática del centro del país. Según numerosos testimonios, entre ellos el de uno de los vicepresidentes de la Internacional Socialista, el dominicano Francisco Peña Gómez, el accidente que acabó con su vida fue, en realidad, un atentado (Diario 16, 5 de agosto 1981).

El texto recogido al principio del capítulo era una descripción exacta -caimanes incluidos- del episodio, montado ex profeso por Torrijos para los cuatro boquiabiertos periodistas españoles que observaban sus brazadas en un claro del río, mientras un soldado en uniforme, con el agua hasta la cintura, vigilaba atentamente con la metralleta montada la posible aparición de los saurios.

El general Torrijos repetiría en otras ocasiones el mismo lance de los improbables y —según algún miembro de la oposición panameña de entonces— inexistentes e inofensivos caimanes. Siempre, en cualquier caso, ante sorprendidas audiencias de informadores. No hacía el General otra cosa que distribuir una imagen selvática, aventurera y cinematográfica de sí mismo, utilizando un estereotipo ciertamente exitoso, adelantándose muchos años a la intuición de los responsables publicitarios de la multinacional R. J. Reynolds, que lo usarían para promocionar uno de sus productos, los cigarrillos Camel. Y aderezándola, además, con el componente político que encerraba aquella fotografía mítica, que dio la vuelta al mundo, de Mao Ze Dong nadando en las aguas del Yang-Tse, Un año antes, Torrijos había recorrido los mismos escenarios con otro periodista de Cambio 16, Antonio Caballero. En aquella ocasión el General también se lanzó al agua, pero esta vez completamente vestido.

Este tipo de operativos propagandístico-teatrales serían muy bien imitados por los socialistas del Gobierno de Felipe González. Recuérdese, por ejemplo, el referéndum de la OTAN. Una manifestación del «No», congregó en Madrid a cerca de un millón de personas. Televisión Española, a la sazón dirigida por el controvertido José María Calviño, apenas le prestó atención informativa. Se dedicó, en cambio, a dar cumplida y detalladísima crónica de un simulacro escenificado por el Gobierno, con figurantes (un grupo de jubilados, recogidos en autocar y trasladados a un cine), mientras los protagonistas, los ministros Maravall, Ordóñez y Solana, representaban el conocido guión «en interés de España».

Fue Omar Torrijos, uno de los hombres que más influencia ejerció sobre Felipe González, en unos años en los que el joven dirigente español - se conocieron en 1977, cuando Felipe tenía 35 años y permanecerían en contacto frecuente hasta la muerte de Torrijos en 1981 - absorbía como un secante conocimientos, experiencias o simples consejos, dada su escasa trayectoria política. Y Omar proporcionaba muchos. Sintonizaron perfectamente desde el primer momento, entablándose una estrecha relación de amistad personal entre ambos. Apenas después de haber hablado unas pocas ocasiones con Torrijos, Felipe González comentaría con José Luis Gutiérrez la vieja amistad que unía al General con un periodista español, Zoilo Martínez de la Vega, con el que llegó a mantener una relación muy estrecha iniciada durante los años en que el periodista fue delegado de la agencia ACAN-EFE para Centroamérica, con residencia en Panamá: «Omar es más amigo mío que de Zoilo...» Más allá del contenido «naif» del comentario, del espíritu infantilmente competitivo de sus palabras, estaba el perfecto entendimiento logrado entre dos personalidades muy similares como eran las de Felipe González y el general panameño.

Las largas horas de conversaciones confidenciales, distendidas y cómplices, que Gutiérrez mantuvo con el General en la media docena de veces en las que se encontraron, le dieron ocasión para conocer al literario personaje a fondo.

El hombre fuerte de Panamá era, en realidad, un genial embaucador político, sin apenas formación cultural, sin conocimientos de ciencia política («ni falta que me hacen», solía decir), pero de rara inteligencia, gran pragmatismo —aquí está el voquible—, desbordante imaginación, increíble energía vital y física y una excepcional intuición para conocer las flaquezas del adversario y percibir la importancia de la Prensa y el cultivo de la propia imagen en la acción política. Hasta el extremo de realizar montajes como el ya descrito de los caimanes de Coclé. Sus chistes, sus comentarios más o menos afortunados, sus hallazgos más ingeniosos, Torrijos los repetía constantemente sin el menor complejo y aparecían periódicamente en los textos de los escritores o periodistas que le visitaban, en la misma medida que ahora se reflejan los de González y Guerra. Felipe González, su fama de «comunicador», su subordinación a la imagen como cuasisupremo valor político, su pragmatismo, son en gran parte una consecuencia del aprendizaje del oficio en el que Omar profesaba de inimitable maestro. También Guerra participaba de la misma veneración. «Fascinaba hiciera lo que hiciera» (entrevista con Nativel Preciado, Tiempo, 17 de marzo 1986).

Omar Torrijos era alto, fuerte y robusto —aunque con ligera tendencia a la obesidad — mestizo, con las córneas de los ojos incendiadas, permanentemente inyectadas en sangre. El general panameño era un dictador militar, pero sin mucho parecido con los tradicionales espadones centro y sudamericanos. «Yo soy un dictador con corazón», solía definirse a sí mismo, con sonriente socarronería. El 11 de octubre de 1968 dio un golpe de Estado para derrocar al presidente Arnulfo Arias, legendario dirigente panameño, que había sufrido ya otros dos derrocamientos previos, también a manos de la Guardia Nacional, en 1948 y 1951. Omar acostumbraba a bromear con ello: «El golpe lo dimos el 11, como todos los golpes, porque el 10 es el día de paga de la Guardia, y si fracasa, por lo menos la nevera queda llena.»

En 1978 Arnulfo Arias regresó del exilio y le dedicó a Torrijos, ya en Panamá, esta descripción: «Es un drogadicto, un ladrón y un mujeriego». Lo de ladrón no consta, a no ser que se acepte la definición del Movimiento de Abogados Independientes que le consideraba como «un refinado desvalijador de las arcas públicas» (Cambio 16, 27 de agosto 1978). En alguna ocasión, y en presencia de periodistas, Torrijos había abierto un arcón que tenía en su casa lleno de fajos de billetes de dólares para entregarle determinada cantidad a algún visitante que reclamaba fondos gubernamentales para cualquier incidencia. Torrijos era, probablemente, el único jefe de gobierno del mundo que usaba sus casas particulares para desarrollar su labor política, pues carecía de oficina o despacho oficial.

Su supuesta condición de «drogadicto», era comidilla frecuente en amplios círculos panameños, que se hacían lenguas de su rumoreada afición a la cocaína. Uno de los «vídeos» de la ceremonia de la firma de los tratados del Canal con el entonces presidente de EE.UU. Jimmy Carter, recoge una fugaz secuencia en la que, según portavoces de la oposición panameña, el General, al pasar un vertiginoso pañuelo por la nariz, en realidad «esnifaba» una dosis de cocaína. En cambio, de su perfil de mujeriego (algo que en Panamá está despojado de connotaciones peyorativas) hay testimonios de diversos testigos que, muchas ocasiones, comprobaron con sus propios ojos las caricias del General a alguna de las numerosas jóvenes que siempre le rodeaban. La Constitución que elaboró Torrijos tras el golpe le reconocía en uno de sus artículos como «líder máximo de la revolución panameña», al tiempo que le otorgaba poderes omnímodos, desde el nombramiento de magistrados del Tribunal Supremo, nombrar y cesar al Gobierno, a la Comisión Legislativa —que elaboraba las leyes— y la acción de la administración Pública. En 1978 dejó todos los cargos y tan sólo permaneció como Jefe de la Guardia Nacional —cuyo jefe del G-2, el servicio de inteligencia, no era otro que el entonces coronel Noriega, después su controvertido sucesor y «hombre fuerte» del país, ya con el rango de general—aunque siguió detentando el poder, tras nombrar un presidente meramente ornamental, el joven Arístides Royo, antiguo comunista, educado universitariamente en España y casado con una asturiana. Royo, tras cesar como presidente, fue nombrado por Torrijos embajador en Madrid.

Resulta sorprendente comprobar las numerosas coincidencias entre aquel personaje extraordinario y genial que era el general panameño y Felipe González, muchas de ellas de una semejanza que en algunos casos se acercan al plagio. Fue la suya una influencia política —no rastreada, hasta ahora, por los biógrafos de González— no sólo en cuanto a las ideas se refiere, También a los procedimientos y estrategias para llevarlas a la práctica o en las tácticas de ataque y defensa ante el adversario. La forma de hacer política de González ha sido calificada en numerosas ocasiones como «bananera» —entre otros, por el presidente de la CEOE, José María Cuevas— por su comportamiento cercano a los estereotipos literarios del Señor Presidente del premio Nobel Miguel Angel Asturias del personaje central de El otoño del patriarca de Gabriel García Márquez, también galardonado por la institución sueca con el Nobel de Literatura. González gusta de explicar obviedades con su conocida entonación pedagógica que, en ocasiones, provoca el disgusto de sus auditorios educados. En enero de 1989, en una de las famosas reuniones en La Moncloa con los dirigentes sindicales Redondo y Gutiérrez, el líder de Comisiones Obreras, en cierto momento de las negociaciones, señaló refiriéndose a una intervención de González: «Yo agradezco todo tipo de explicaciones, pero algunas son tan elementales que dices: bueno, pues es casi un insulto, ¿no?» El dirigente de CC.OO reaccionaba ante esa manía de González de descubrir mediterráneos, algo similar al episodio que protagoniza uno de los Buendía de Cien años de soledad de García Márquez, quien, tras largas cavilaciones y estudios, exclama entusiasmado: «¡La tierra es redonda como una naranja!» La influencia de Torrijos tuvo mucho que ver con todo ello.

El famoso pragmatismo de Felipe González no es más acentuado de lo que era el del dirigente panameño. «La política hay que medirla por sus resultados», es una vieja frase de Torrijos muy utilizada por Felipe González (Diario 16, 3 de marzo 1985).

Felipe usa, en ocasiones, anécdotas del General para reafirmarse en la subordinación de sus acciones políticas a la cuenta de resultados de la empresa de gobierno y hasta sus mismas definiciones. Como aquella, eje de la política económica del gobierno socialista: para repartir riqueza, primero hay que crearla, pronunciada por Torrijos en diversos momentos, uno de ellos, en agosto de 1978 (Cambio 16, 27 de agosto 1978) y repetida por González en infinidad de ocasiones, por ejemplo en su viaje a Uruguay, en marzo de 1985, en una rueda de Prensa. O esta otra, relatada por el propio González: «¿Usted sueña con entrar en la Historia?», le preguntaron en una ocasión al General. «No, yo sueño con entrar en el Canal.» La gran obsesión de Torrijos y su gran éxito internacional fue, como se sabe, lograr la firma de los tratados del Canal con Jimmy Carter, en octubre de 1977, por los que EE.UU. se comprometía, a cambio de seguridades estratégicas y de libre tránsito, a devolver, a finales de siglo, el histórico paso marítimo de Panamá. Torrijos siempre relataba su conversación con uno de sus colaboradores, un joven economista, marxista, que le reconocía el deficiente funcionamiento de una de las comunidades campesinas del interior, la de Coclecito precisamente, «¿Cambiamos el pueblo, entonces, muchacho?», diría el General. «No mi General, cambiemos la teoría.» «Veo que vas aprendiendo... El escritor Vargas Llosa rompe una lanza por esta característica común a Torrijos y González, la del sentido práctico y el pragmatismo. «Esto, para mí, es una buena carta de presentación de un político: los prácticos suelen causar menos estropicios en los países que los teóricos. Y si de algo daba Torrijos la impresión era de estar libre de cualquier esquematismo doctrinario, de tener una visión de la realidad social condicionada por orejeras ideológicas de cualquier índole.» (El País Semanal, 13 de septiembre 1981.) No hace falta recordar el itinerario de revisionismos ideológicos o de simple «desideologización» al que el PSOE se ha visto sometido a instancias de Felipe González, para advertir las coincidencias con esta descripción política que Vargas Llosa hace de Torrijos. En ambos se daba una nueva semejanza. La superficial formación política e ideológica de González tenía un equivalente en Torrijos, personaje prácticamente iletrado. Si la formación de ambos hubiera sido más densa, si el itinerario militante de González hubiera sido más intenso y dilatado de lo que fue, acaso ninguno de ellos hubiera podido desembarazarse con tanto desparpajo y soltura intelectuales de todas las «orejeras ideológicas», los «esquematismos doctrinarios» de los que habla Vargas Llosa. Hasta con sus hábitos personales, incluso con el atrezzo —por seguir con las metáforas teatrales— influyó Torrijos en el novicio Felipe. Este y sus primitivos trajes de pana tienen mucho que ver con los consejos de Torrijos, cuando utilizaba aquella demagogia descamisada de los atuendos «del pueblo». El entonces presidente de Colombia, López Michelsen, que acostumbraba a encargar sus trajes a un sastre londinense, definió a Torrijos como «folklórico» por su afición a ir con guayabera, sin corbata ni chaqueta. «Es que yo no soy inglés, qué coño, soy un gobernante panameño» Si Torrijos hacía un uso «nacionalista» otras de las ideas de los centuriones como Torrijos: recuérdese aquella definición de los socialistas españoles en el New York Times, «young nationalists», (jóvenes nacionalistas) — de su forma de vestir, deportivo-militar y desenfadada, Felipe utilizó la pana para trasladar a la opinión pública española un mensaje subliminal parecido.

Torrijos le aportó a González el dicho tropical que se ha convertido en toda una norma de vida para el dirigente socialista español, tan amigo de los aforismos: «Al que se aflige, lo aflojan, y al que se afloja, lo afligen.» La pugna de González con los sindicatos, en la que ni siquiera una huelga general histórica como la del 14-D le hizo ceder ante las demandas de las centrales, puede tener una cabal interpretación a la luz de este principio.

El general Torrijos, cuando se retiró de todos sus cargos en 1978, a excepción del mando supremo de la Guardia Nacional que conservó para sí y que le otorgaba todo el poder para seguir siendo el auténtico «hombre fuerte» de Panamá, confesaba a José Luis Gutiérrez en 1978: «Yo lo único que quiero es tener mi avión, mi helicóptero y mi casa.» Su avión, un aparato canadiense con el que acabaría estrellándose, era uno de los tres que Torrijos utilizaba para desplazarse en el interior del país. Los otros, dos helicópteros regalo de Nelson Rockefeller. Con ellos volaba de una a otra de sus tres casas: un chalet en la Avenida 50 de la ciudad de Panamá; una gran casa al borde del mar Pacífico, en Farallón, a apenas media hora de helicóptero desde la capital, y la ya mencionada de Coclecito, en un asentamiento indígena en medio de la selva. A este remoto refugio trasladó Torrijos a numerosos invitados que tenían que ver con los medios de comunicación: diversos periodistas o escritores como Vargas Llosa o el anciano Graham Greene, que escribiría una enamorada semblanza sobre Torrijos, Getting to know the general (Para conocer al General).

Felipe González se hospedaba en cualquiera de las casas de Torrijos cuando iba a Panamá. En el porche de la residencia de Farallón, al borde del mar, vigilada por las sombras amenazadoras de los «machos cabríos», una unidad de élite de la Guardia Nacional, contemplando a la luz de las estrellas las aletas de los tiburones que surcaban las aguas, el General, acompañado de alguno de sus colaboradores políticos o ministros, reclinado en una hermosa hamaca nicaragüense con su nombre bordado sobre los colores azul, blanco y rojo de la bandera panameña, departía durante horas con Felipe y el resto de los invitados, mientras bebía ininterrumpidamente copas de un vino excepcional: un Cháteau Laffite, de las bodegas del barón de Rothschild. En ocasiones, el General y sus invitados consumían durante una larga madrugada una caja de botellas del preciado bordeaux. La calidad del caldo garantizaba la ausencia de resacas a la mañana siguiente, en las que el General acostumbraba a madrugar. También compartía con Felipe los célebres cigarros habanos Cohíba —marca que coincide con el nombre de una isla panameña— que recibía de Fidel Castro, con unas bellas vitolas doradas, con la bandera panameña y la inscripción «general Omar Torrijos». La famosa «Bodeguilla» instalada en el palacio de La Moncloa funciona salvando las distancias—, a la hora de convocar y seleccionar a los invitados, con un espíritu similar al que reinaba en las tertulias del porche de la casa de Torrijos en Farallón.

También al igual que el General, el uso de helicópteros y aviones —los famosos Mystere— por parte de Felipe González es constante y no sólo para los actos oficiales. Entre otros destinos, los Puma de La Moncloa trasladan a Felipe González a su «Coclecito andaluz», el parque de Doñana. Tras uno de sus viajes a Doñana, González hizo uno de sus famosos comentarios, asegurando que «comprendía» las dificultades de transporte de «los ciudadanos» en los días de ida y regreso de las vacaciones.

Javier Pradera, que fuera editorialista del diario El País (hasta que dejó de serlo al firmar junto a un grupo de intelectuales un documento de apoyo a la OTAN en el referéndum y presentó su dimisión al director del diario madrileño) acostumbra a defender a Felipe González, al que le une una amistad personal, esgrimiendo una tesis emanada del propio líder socialista, que la utiliza frecuentemente: La permanencia en el poder te convierte en una persona de información y experiencia privilegiadas. Aparte de lo peligroso que resulte utilizar un argumento que podría también servir para legitimar cualquier régimen unipersonal o absolutista —¿quién mejor entonces que Stroessner o el propio Franco, con décadas de permanencia en el poder?— el planteamiento también pertenece al acervo político que el General inculcó a nuestro hombre.

«En el poder se aprende. Yo en ocho años he vivido doscientos...», aseguraba Torrijos en 1977 tras firmar el Tratado del Canal. (Cambio 16, 9 de octubre 1977). O esa maldad que tan frecuentemente se escucha de labios del dirigente socialista español: «Me preocupa no contar con una oposición seria. La oposición española es un desastre» González mata dos pájaros de un tiro: ofrece una imagen de «responsabilidad como hombre de Estado» y denosta y descalifica a sus adversarios políticos. Y, de paso, da por supuesta la voluntad soberana de los españoles, que son los que, con su voto, han de decidir quiénes asumen las responsabilidades de Gobierno. Oigamos lo que decía “Torrijos en 1978 de su rival histórico Arnulfo Arias: «Creo que está fuera de contexto y a mí me preocupa un poco porque desearía que existiera una fuerza de oposición más seria, más responsable.» Coinciden, como vemos, hasta en la utilización de las mismas palabras y marrullerías.

Las grandes concepciones del Estado torrijista son, asimismo, detectables en Felipe González. Vargas Llosa, cuando visitó al General en 1981, poco antes de su muerte, descubrió los perfiles excepcionales del personaje, pero también su interpretación autoritaria y caudillista del poder, su condición de hombre providencialista que se sabe destinado a cumplir una misión histórica.

«A los pocos segundos de estar con él —escribe el autor de La ciudad y los perros — comprendí que, pese a su inmensa vitalidad y a su desbordante simpatía, no era el tipo de personalidad que aprecio más entre los políticos. No era, en todo caso, el género de líder que me gustaría para mi país. No había duda: pertenecía al tipo de conductor carismático, hombre providencial, caudillo epónimo, fuerza de la naturaleza, héroe ciclónico que está por encima de todo y de todos—hombres, leyes, instituciones— y que, dado el caso, se lleva lo que se le pone por delante para cumplir lo que considera su misión histórica.»

Del sentido mesiánico de Felipe González, de su perfil providencialista se habla en otros capítulos de este libro, pero las palabras de Vargas Llosa referidas al General no dejan de resultarnos cercanas y familiares si hacemos el ejercicio de sustituir el nombre de Torrijos por el de González. El líder socialista recuerda las palabras de Torrijos para desacreditar a «los políticos de cortos vuelos», pendientes de «las próximas elecciones», frente a los estadistas, que trabajan «para las próximas generaciones» (Márquez Reviriego, 82:109). Es ésa una de las características de los políticos democráticos, su condición de gobernantes perecederos y hasta efímeros, que intentan resolver los problemas cercanos y cotidianos de la gente. De ahí al «Necesito veinte años para hacer el cambio» de González no hay más que un paso. Hasta el hallazgo del nombre de «Felipe», a secas —asunto del que se habla en otro lugar de este libro—, es un trasunto hispano de «Omar», nombre con el que se conocía en Panamá a Torrijos, junto con el de «el General».

Las relaciones de Torrijos con los comunistas panameños se parecen como gotas de agua al diseño estratégico de González respecto al Partido Comunista de España. El socialista español desearía un Partido Comunista satelizado y domesticado, que le sirviera de recipiente en el que se recogiera el voto de los más desfavorecidos y también como vivero de altos cargos, dada la tradicional buena preparación técnica y política y la disciplina de los dirigentes del PCE, Al tiempo, las demandas de ese Partido Comunista domesticado se canalizarían mediante acuerdos ocultos con un PSOE hegemónico. En los períodos electorales se escenificaría un supuesto enfrentamiento que en la realidad no sería tal.

Torrijos había adoptado muchos años antes con respecto a los comunistas una estrategia similar. Varios de sus ministros habían sido miembros del Partido, como Arístides Royo, que llegó a ser Presidente de la República, y el Partido del Pueblo —comunista, prosoviético y bresneviano— disponía de generosa financiación otorgada por el Gobierno panameño de Torrijos. Oigamos lo que decía entonces su Secretario General, Rubén Darío Sousa:

"No vamos ahora a caer en la situación anterior a 1968. Durante setenta y tres años en el poder, en la Asamblea panameña no hubo nunca un obrero ni un campesino. Todos los escaños políticos eran para la oligarquía, para los dueños de las tierras y de las fábricas, Cuando perseguían y encarcelaban a nuestros dirigentes. Panamá es un país rodeado de gobiernos reaccionarios, algunos de ellos con libertades formales, con máscara democrática que es lo que piden ahora los arnulfistas. Sin embargo, ahora, con Torrijos, es cuando por primera vez en la historia de Panamá el pueblo ha tenido oportunidad de expresarse políticamente" (Cambio 16, 27 de agosto, 1978).

Eran unas elecciones para la Asamblea, con representantes procedentes de los corregimientos o ayuntamientos muy similares a las elecciones para el tercio familiar de las Cortes franquistas, aunque en Panamá había otros partidos en liza. La Asamblea, que se reunía una vez al año, tenía como única misión importante la de elegir al «presidente de la República, cargos irrelevantes y meramente ornamentales para un régimen en el que el Poder absoluto lo detentaba el Jefe de la Guardia Nacional|, el general Omar Torrijos.

Torrijos era también un maestro en el uso de la la llamada "diplomacia secreta", que tenfa antecedentes recientes como el que protagonizó el presidente de los EEUU en su histórica visita a la China de Mao Ze Dong, en febrero de 1972. Esta visita significó el comienzo de una era de excelentes relaciones Políticas, diplomáticas y comerciales entre ambos países.

Torrijos tenía varios asesores, sin cargo alguno en el Gobierno, a los que enviaba en misiones secretas a conspirar en favor de los sandinistas, entonces enzarzados en la lucha guerrillera contra Somoza. En una ocasión, uno de estos enviados de Torrijos viajó en la avioneta del General a Costa Rica, en un vuelo nocturno y secreto, para traer a Panamá a dos personajes muy especiales, con una exclusiva finalidad: que se entrevistaran con dos periodistas españoles, Francisco Basterra del diario El País y José Luis Gutiérrez de Cambio 16. La entrevista se celebró en una habitación del hotel Panamá, tras apagar las luces de la estancia y correr las cortinas y con una enorme pistola sobre la mesa. Los viajeros no eran otros que los entonces dirigentes de la guerrilla sandinista Edén Pastora y Humberto Ortega. Pastora, el legendario «Comandante Cero» había sido el jefe de una audaz operación guerrillcra; la toma por las armas del Parlamento nicaragúense con los parlamentarios en su interior convertidos en rehenes, operativo que sirvió de inspiración al teniente coronel Tejero para ocupar el Parlamento español el 23 de febrero de 1981. Humberto Ortega, hermano del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, es hoy el responsable de las Fuerzas Armadas de su país.

También Felipe González ha utilizado en diversas ocasiones la «diplomacia secreta» de Torrijos. El que fuera su «secretario para todo» Julio Feo hizo viajes internacionales de este tipo con misiones muy específicas relacionadas con la lucha antiterrorista. Lo de «secretario para todo» no es un capricho de los autores, Feo, al ser nombrado, le preguntó al Presidente: ¿cuál va a ser mi trabajo? La respuesta de González fue igual de escueta y clara: «Hacerme la vida fácil.» Desde los viajes secretos citados, a filtrar las llamadas de ministros o compañeros del Partido, hasta espantar informadores o forcejear con los fotógrafos de Prensa en los viajes presidenciales, Julio Feo hizo de todo, tras haber adquirido una valiosa experiencia en un cargo similar, pero más humilde, en la Presidencia del Gobierno autónomo murciano, al frente del cual estaba un peculiar personaje, Andrés Hernández Ros, que hubo de dimitir por el intento de soborno a dos periodistas murcianos.

El caso más espectacular de «diplomacia secreta» fue el envío del empresario Enrique Sarasola, amigo personal de González, a entrevistarse en secreto con el Papa, del que se da cuenta más detallada en otro lugar de este libro.

La utilización de los medios de comunicación por Torrijos, sus campañas de imagen y propaganda, era uno de los aspectos de la personalidad política de Torrijos que más admiración suscitaban en Felipe González. Y, sobre todo, su abrumadora y arrolladora personalidad, que, unida a las destrezas antes señaladas, había logrado que un país minúsculo como Panamá, con apenas dos millones de habitantes y una extensión territorial siete veces menor que la de España, estuviera presente con gran frecuencia en los medios de comunicación de todo el mundo. Y no porque en la ciudad de Panamá, en un reducido grupo de calles, más de cien bancos de todo el mundo se apiñen en lo que se consideraba un paraíso del capitalismo internacional, en contraste con la imagen «socialista» e «izquierdista» de Torrijos.

En cierta ocasión, José Luis Gutiérrez interrogó al General acerca de una curiosa noticia aparecida por aquellos días de 1979 en la prensa: ¿A qué se debía esa extraña invitación a Patty Hearst para que pasara su luna de miel en las playas panameñas tras contraer matrimonio con su guardaespaldas? «Chico, porque está en los periódicos de todo el mundo (...) entre ellos, los ciento y pico que tiene su padre», fue la reveladora respuesta del General.

Patty Hearst, hija de multimillonario, era nieta de William Randolph Hearst, el magnate de la prensa amarilla que sirvió de modelo a Orson Welles para perfilar el retrato cinematográfico de Charles Foster Kane, principal personaje de su obra maestra Ciudadano Kane. La Hearst, tras ser secuestrada por un autodenominado Ejército Simbiótico de Liberación y ser adoctrinada y convertida en un miembro más de la banda, fue detenida, juzgada y condenada a siete años de prisión. Tras conseguir la libertad, mediante el indulto del presidente Carter, contrajo matrimonio con el policía que la había escoltado y protegido.

No fue la única ocasión en la que Torrijos utilizó la paradisíaca isla de Contadora —donde se reunió el famoso grupo para estudiar una propuesta de paz para Centroamérica, y que paseó el nombre de la isla por todo el mundo— para sus extrañas invitaciones. La isla era el lugar de recreo frecuente del entonces embajador español Rafael Jordana, hijo del teniente general Gómez Jordana, que fuera ministro de Exteriores del primer Gobierno de Franco durante la guerra. A las bellezas paisajísticas de Contadora dedicó encendidos versos el embajador Jordana, acaso para consolarse de los desprecios a los que era sometido por Torrijos, que estuvo años sin recibirle.

Una de las operaciones más sonadas, por lo insólita, fue el asilo político concedido al Sha de Persia por Torrijos ante el escandalizado asombro de toda la progresía internacional. En aquel escenario soleado, el destronado Reza Palhevi llegó a sentir disimulados celos por las elocuentes miradas que el general panameño le dedicaba a su atractiva esposa.

También entra en escena Adolfo Suárez, con quien Torrijos mantenía una estrecha amistad personal. El 24 de febrero, poco después de ser liberado por los hombres de Tejero que habían secuestrado al Gobierno y al Parlamento en el interior del Congreso de los Diputados, Suárez recibió una llamada de Torrijos interesándose por su estado invitándole a la paradisíaca Contadora a descansar y reponerse. «Espera que te paso a Arístides, que está aquí a mi lado, para que te invite oficialmente», le dijo un Torrijos burlón preocupado por guardar las formas. Poco después, Suárez volaba hacia Panamá, acompañado del desaparecido centrista vasco Jesús Viana, el diplomático Alberto Aza y sus respectivas esposas.

El aroma «movimientista» que se le atribuye al PSOE de González, a imagen del PRI mejicano, tiene muchos de sus antecedentes en el torrijismo, encarnado en el Partido Democrático Democrático, PRD, definido por Royo como "policlasista".

"Eso de centro derecha o centro izquierda son refinamientos que se dan en Europa, pero aquí no funcionan. Será un partido nacionalista que concilie la empresa privada con la participación estatal. Tendrá una línea ideológica muy pragmática, que permita en sus filas a un marxista y a otro que no lo es" (Cambio 16, 27 de agosto 1978).

Esta descripción coincide con algunas de Felipe González y ya había sido llevada a la práctica por Torrijos muchos años antes. Tras financiar al Partido Comunista panameño, de conocida inclinación stalinista, integró en su gobierno a antiguos comunistas o personas próximas a su ideología, como Arístides Royo, Ahumada o Rómulo Escobar.

28-O, aquella frase, lanzada sobre una suculenta paella en la casa de Valencia en Madrid: «Vamos a instaurar el PRI en España. Vamos a estar veinte años en el poder.» Digamos, pues, que las coincidencias e identidades aura los dos personajes y los respectivos movimientos políticos representados son numerosas, generadas por el efecto e instinto emulador del joven y admirado Felipe González ante la personalidad mercurial y exbuberante de Torrijos, por su sagacidad, su astucia y sus eficacísimas artimañas. Hay, sin embargo, un aspecto en el que ambos eran diametralmente diferentes: el «terror» de Torrrijos a hablar en público —se le trababa la lengua y olvidaba las palabras, en contraste con la maestra y la delectación con que lo hace Felipe González, orador habilísimo y mitinero fino."

miércoles, 11 de agosto de 2021

"Nuestro secreto I", de Miguel de Unamuno.

 

No me preguntes más, es mi secreto,

secreto para mí terrible y santo;

ante él me velo con un negro manto

de luto de piedad; no rompo el seto


que cierra su recinto, me someto

de mi vida al misterio, el desencanto

huyendo del saber y a Dios levanto

con mis ojos mi pecho siempre inquieto.


Hay del alma en el fondo oscura sima

y en ella hay un fatídico recodo

que es nefando franquear; allá en la cima


brilla el sol que hace polvo al sucio lodo;

alza los ojos y tu pecho anima;

conócete, mortal, mas no del todo.

 



Pese a que la instrucción del sumario del 11M procede del Juzgado Central de Instrucción nº 6, de manos del juez Juan del Olmo, hay abiertas piezas separadas en el Juzgado de Instrucción nº 5, que han pasado por las manos del ex-Juez Baltasar Garzón, el Juez Pablo Ruz, el Juez José de la Mata y actualmente el Juez Santiago Pedraz.

Todas estas sustituciones impiden la posible reapertura del sumario y repetición del juicio, obra del ex-juez Gómez Bermúdez, Alfonso Guevara y Fernando García Nicolás.

Sorprende además que Santiago Pedraz no se haya inhibido del caso, porque le denuncié a él y a otros más ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo, infructuosamente si léeis atentamente el documento anterior.

Cierto que el artículo 406 de la LOPJ exige querella para poder acusar a Jueces y Magistrados, pero no menos cierto que el artículo 407 dice que: "Cuando el Tribunal Supremo, por razón de los pleitos o causas de que conozca o por cualquier otro medio, tuviere noticia de algún acto de Jueces o Magistrados realizado en el ejercicio de su cargo y que pueda calificarse de delito o falta, lo comunicará, oyendo previamente al Ministerio Fiscal, al Tribunal competente, a los efectos de incoación de la causa. Lo mismo harán, en su caso, los Tribunales Superiores de Justicia y Audiencias."

Además, el artículo 408 establece que: "Cuando otras Autoridades Judiciales tuvieren conocimiento, a través de las actuaciones en que intervinieren, de la posible comisión de un delito o falta por un Juez o Magistrado en el ejercicio de su cargo, lo comunicarán al Juez o Tribunal competente, oído el Ministerio Fiscal, con remisión de los antecedentes necesarios."

Para presentar una querella hace falta presentar pruebas suficientes para que se admita. En cuanto al informe del Ministerio Fiscal, tratándose del Fiscal-Jefe de la Audiencia Nacional, sabía de antemano que recurrir a la Justicia era una pérdida de tiempo.

Vaya si sabían lo que pasaba, porque hasta la náusea, periodistas y profesionales de la Televisión han compartido con regodeo un secreto sólo para los enterados. En relación a la manipulación y encubrimiento de la matanza del 11M ya he escrito varias entradas que podéis encontrar en el cuadro de búsqueda a la derecha del blog con las etiquetas 11M, terrorismo y Prensa. Y el día 11 de cada mes, un recordatorio con toda la información de la que dispongo.

Villarejo (Con su socio Baltasar Garzón) siempre ha amenazado con desvelar audios sobre el 11-M de varios mandos policiales, sobre quién ocultó el 11-M, justo la semana en que su socio el comisario Enrique García Castaño se jugaba la prisión. Salvar a García Castaño y al comisario Carlos Salamanca, detenido en noviembre de 2017, señalan este como el motivo de que su compañero haya enviado una misiva desde la cárcel. ¿Por qué el Juez no le exige esas grabaciones y en caso de negarse le imputa por obstrcción a la Justicia?

La fiscal general del Estado, Dolores Delgado, mediante un emisario en su nombre, que fue a la prisión de Estremera, ofreció la libertad al comisario José Villarejo "a cambio de atacar al PP y a la Corona" en junio de 2018.

La estrategia de Delgado era además, conseguir su silencio respecto a las pruebas y audios sobre comidas y reuniones con el comisario que le pudieran salpicar a ella y al exmagistrado de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón,

Empezó siendo la Operación Tándem, pero Villarejo sacará a la luz audios de altos mandos policiales que pondrán patas arriba la investigación y el juicio de los atentados del 11-M, al BBVA, al CNI, a la inteligencia internacional y a todo el que se cruce en su camino de salir de prisión.

Los candidatos a salir en los audios son tres comisarios José Luis Olivera, Juan Antonio González y Eloy Quirós, a quien acusó de eliminar eurórdenes previo pago, pero el principal implicado de los audios de Villarejo sería Jesús de la Morena, comisario general de Información cuando ocurrieron los atentados y la persona que se opuso a la tesis de ETA, porque la tarjeta del móvil que se recuperó en una de las mochilas conducía a la vía yihadista que finalmente fue juzgada. 

El comisario García Castaño, que estuvo destinado en la Comisaría General de Información hasta que Público desveló que era conocedor del chantaje que Villarejo y sus infiltrados Eduardo Inda y Manuel Cerdán estaba haciendo al Centro Nacional de Inteligencia y a la casa Real, vinculándolos, como hace en esta misiva, con el asalto de Sacyr al BBVA.

Villarejo esté intentando presionar a la fiscalía y al juez instructor para que el juez "pueda solicitar al CNI y a la Dirección General de Policía que se remitan todos los oficios, informes, notas de servicios, gastos y otra, en cualquier soporte, elaborados por funcionarios policiales y/o agentes o colaboradores del CNI que guarden relación directa o indirecta con el intento de control del banco que encabezó la mercantil Sacyr y el Sr. Del Rivero, las investigaciones realizadas sobre el tráfico de llamadas e interceptaciones telefónicas que se investigan en este caso y quien las obtuvo y quien luego me las facilitó actas de las reuniones que mantuve con miembros del CNI sobre el atentado del 11-M y sobre el intento de control del BBVA".

Según Villarejo, podría destapar incluso "qué Estado diseñó el protocolo de actuación del atentado del 11 de marzo de 2004, produciendo una ejecución a través de una muy bien estudiada operación de inteligencia cuyo fin último era condicionar -como así ocurrió- las maleables actitudes y el volátil comportamiento del votante español". Algo que, según él mismo, ni PP ni PSOE quisieron investigar en realidad. 

En la carta asegura además que: "Puedo probar que los servicios de información dejaron de seguir pistas fundamentales para poder descubrir quiénes planearon el mayor atentado de nuestra historia reciente y que cambió para siempre el curso de los acontecimientos políticos en España. No hubo voluntad política de que se conociera la autoría intelectual de aquella infame atrocidad. Lamentablemente, nadie quiso adentrarse en toda la documentación que conseguí obtener, y que sin duda, a mayor abundamiento, estará en el Ministerio de Interior y con toda seguridad, en los archivos secretos del CNI".

Villarejo retomaría una antigua línea de investigación que ya surgió durante la instrucción y que estaría relacionada con un testigo narcotráficante que estuvo encausado por el juez Baltasar Garzón en el año 2002 dentro de la causa contra el BBVA Privanza y que días después del atentado se puso en contacto un amigo del ex juez, policía de estupefacientes que pasó a ser director de seguridad de Renfe, Manuel Luis Rodríguez Simmons. 

Villarejo, los comisarios ya imputados como García Castaño o el ex número dos de la Policía, Eugenio Pino -encargado del dispositivo que debía guardar las pertenencias de las víctimas del accidente y donde apareció la mochila de los teléfono- y los bufetes personados en Tándem, como los letrado y ex jueces Baltasar Garzón y Javier Gómez Bermúdez -que dictó la sentencia del 11M- harán mucho porque lo que lleva tantos años presuntamente oculto no salga a la luz pública.

A lo largo de los años han sido varios los profesionales de la comunicación que han faltado al código deontológico dando por ciertas informaciones falsas o inventándose historias para escribir un tema: que un medio de comunicación falte a la verdad en sus noticias no sólo repercute negativamente en la confianza de la sociedad y formar parte del cuarto poder de la democracia.

Para la presidenta de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE), la peor repercusión que tiene para el colectivo de periodistas que alguno de sus miembros mienta es “sin duda, la pérdida de credibilidad”.

Las razones que esgrimen los periodistas que mienten para faltar al código ético propio de su profesión son algunas recompensas que pueden ayudar a que adulteren la realidad para obtener un beneficio: tal es la situación económica de los medios de comunicación en España que cualquiera que ayude a vender es encumbrado, siempre y cuando colabore con el Poder.

En "LAS CLOACAS DEL 11M", Blog de Ignacio López Brú para acercarnos a la verdad de los atentados del 11-M, que podéis encontrar en la portada de éste blog como "enlaces recomendados", dicho experto publicó en su artículo 24 el texto que reproduzco a continuación:

"Nuestro contertulio Ralf, siempre buceando a altas horas de la noche en las profundidades de la Gran Cloaca Hispana, en un reciente post (ver aquí) nos ha advertido de una amenaza contra España transmitida por medio de La Gaceta (ver aquí), un medio dirigido por una persona muy vinculada al Opus Dei, Julián Ariza. La noticia en cuestión se hace eco de una información que ha “descubierto” un think-tank granadino al frente del cual se encuentra un personaje singular de la “comunidad de inteligencia”, Javier Jordán.

La noticia, en grandes titulares, dice así: «El ISIS amenaza a España: ‘Mataremos a cualquier infiel español’», y añade “Mensaje a los ciudadanos de España. Y a todos los países de habla hispana”, así se titula el documento lanzado por los yihadistas, tal y como informa la web del ‘Grupo de Estudios en Seguridad Internacional‘ de la Universidad de Granada”.

¿Por qué traemos a colación esta noticia, cuando en este blog, sobre todo, tratamos asuntos relacionados con el 11-M? Pues precisamente por eso, porque la noticia -y otras relacionadas que se verán- y los medios cibernéticos por los que se difunden tienen una similitud con episodios del 11-M asombrosa, hasta el punto de ponernos en alerta con ese mecanismo natural de defensa como es la sospecha. A ello se añade que el difusor, Javier Jordán, fue también uno de los protagonistas –en la sombra- de aquellas “curiosas” novedades que nos quisieron vender en el 11-M, y que relato sucintamente a continuación.

Dediqué 34 páginas al asunto en el capítulo XXIII de Las Cloacas del 11-M titulado “La Web Noruega”, uno de los más novedosos, a mi entender, del libro. Se conoció como tal a un supuesto documento islamista, “La Yihad en Irak. Riesgos y esperanzas” que dos analistas de inteligencia noruegos, un día después de los atentados (el 12 de Marzo a las 21:26 en la TV noruega), dijeron que lo habían descubierto en un portal de internet yihadista llamado “Global Islamic Media”. En ese documento se decía:

«Por ello decimos que, para forzar al Gobierno español a la retirada de Irak, la resistencia debe propinar golpes dolorosos a sus tropas, y que eso se vea acompañado de un seguimiento informativo que aclare la verdad de la situación dentro de Irak. Debe aprovecharse al máximo la proximidad de la fecha de las elecciones generales en España en el tercer mes del año próximo [Marzo de 2004].

Creemos que el Gobierno español no soportará más de dos o tres golpes, como máximo, antes de verse obligado a retirarse por la presión popular. Si sus tropas permanecen tras estos golpes, la victoria del Partido Socialista estará prácticamente garantizada (ver porcentajes), y la retirada de las tropas españolas estará en la lista de su proyecto electoral».

¿Se puede pedir más? Ni más ni menos que la Versión Oficial en su estado más puro (aunque no lo pudieron imponer al final en la Sentencia): un atentado de Al-Qaeda por culpa del malvado Aznar y su participación en Irak, ¡¡¡además a tres días de las elecciones!!!

Los noruegos dijeron que el documento se publicó el 10 de Diciembre de 2003, y dieron un montón de excusas contradictorias para justificar que no hubieran alertado a España de la amenaza: que si pensaban que no “aportaban ninguna novedad” -y eso que una semana antes habían asesinado vilmente a siete agentes del CNI en Irak-, que si creían que ya lo sabrían los españoles y que no había que alertarles, etc., etc. En el libro relato todas las vicisitudes de este documento, del que, cosa curiosa, no se podía demostrar su existencia porque dijeron que el enlace de internet había desaparecido…

El hecho es que, como demostré (el lector interesado puede comprobarlo en el libro, fácilmente asequible en ebook), había todos los indicios para pensar que se trataba de un documento cocinado en esas covachuelas donde campan a sus aires elementos de lo que se conoce como la “comunidad de inteligencia”, un club cerrado de analistas e investigadores estrechamente vinculados a los servicios secretos, que mantienen una relación muy estrecha entre ellos –a nivel internacional- prestándose mutuos favores cuando así les conviene.

Lo importante de ese documento era el fin para el que fue creado, que no era otro que el de constituirse como el principal autor intelectual de los atentados, como si fuera un mandato de Al-Qaeda a las “células durmientes” residentes en España,  que deberían leerlo y activarse en consecuencia.

En España se le dio entrada de una manera muy cauta, sin grandes alharacas ni difusiones masivas en los medios de comunicación, para no levantar una liebre, suponemos, que podía resultar algo sospechosa, pero sí se tramitó donde convenía: en los círculos de inteligencia [Real Instituto Elcano (RIE) y sus analistas estrellas, como Fernando Reinares, Haizam Amirah Fernández, Juan Avilés y Javier Jordán], en el CNI, la UCIE y la UCI de la Policía Nacional, todo ello para que fuera apadrinado por la Fiscalía y lo encaminara como por una alfombra roja en loor de multitudes a la Sentencia final de la Audiencia Nacional.

No obstante, el documento presentaba un problema, y es que conminaba a “propinar golpes dolorosos”, pero no en España sino a sus tropas en Irak, y a los cloacas no les gusta dejar cabos sueltos. Es por eso que a los pocos días, otro de los grandes gurús de la “inteligencia comunal” muy conocido en el solar ibérico, el israelí Reuven Paz (que también había “descubierto” por su cuenta independientemente de los noruegos el documento de “La Yihad en Irak” de una manera igualmente inverosímil) nos dio noticia de otro sensacional “descubrimiento”, del que también tomó todas las precauciones para no alertar a los servicios de información españoles antes del 11-M…

No, esperó al día 18 de Marzo para informar urbi et orbi que en el mismo portal “yihadista”, Global Islamic Media (GIM) se había publicado el 8 de Diciembre –dos días antes de “La Yihad”- otro documento, “El Mensaje al Pueblo Español”, en el que, muy oportunamente, conminaba a “los batallones de la resistencia iraquí y sus partidarios fuera de Irak” a golpear al Gobierno español “en Irak o fuera de Irak”, con lo cual las restricciones de “La Yihad en Irak” quedaban salvadas, y ahora ya se podía defender con los dos documentos la autoría del 11-M (por cierto, como se demostró, en el portal GIM podía entrar cualquiera, por lo que es bastante plausible que fuera utilizado por servicios secretos como “buzón de correos”, es decir como una tapadera cloaquera de desinformación).

Claro que, en cualquier caso,  había que demostrar que las somnolientas células  se habían despertado, y hay que reconocer, como se vio en la Instrucción y en Juicio Oral, que se intentó por todos los medios, pero por motivos que se me escapan alguien debió de cometer algún fallo y los documentos no se hallaron en los terminales portátiles donde se tenían que haber encontrado (vid. cap. 23.6. y ss), en concreto en los que se les “atribuye” al Chino y al Tunecino. Pero aun así, la Fiscalía de Olga “Vale ya” y Javier Zaragoza “no importa cuál es el explosivo utilizado, los culpables son los moritos”, en nada menos que en el apartado “Planificación y Ejecución del atentado” de sus Conclusiones finales atribuye en primer lugar a esos documentos la autoría intelectual, “en los que se indicaba a los distintos grupos operativos los objetivos que debían ser objeto de las acciones yihadistas” (vid. cap. 23.7.- “La Fiscalía de la media luna”).

Ya sabemos la suerte que corrió esta pretensión de la Fiscalía y organismos adyacentes de la Cloaca Global Hispana en el Juicio. Los jueces del Tribunal de la Audiencia Nacional, encabezados por Bermúdez, que darían muestras evidentes de que eran personas de fiar, por las enormes tragaderas que mostraron capaces de engullir toda una mochila con más 10 kgs. de explosivo y 600 gramos de clavos puntiagudos, además de toda una furgoneta Renault Kangoo, sin embargo no tuvieron estómago suficiente para digerir las aldabas del Skoda Fabia y los documentos “yihadistas”. Pero si al Skoda al menos lo nombraron, no corrieron la misma suerte los documentos. Así lo comentaba en el libro:

«… a la Web Noruega —y al “Mensaje”— el desprecio que se les dispensa es absoluto, ya que no aparecen en ninguna de las 721 páginas de que consta la Sentencia, ignorándolos como si no hubieran existido en todo el proceso sumarial. A otro perro con ese hueso, parecen decir con su silencio.

No nos extendemos más. “La Yihad en Irak” y lo que podríamos considerar su hijastro, “El Mensaje al Pueblo Español”, son dos extraños documentos que, si bien no lograron ganarse el galardón de autores intelectuales de los atentados —como presuntos activadores de las células locales durmientes—, no hay que negar el esfuerzo ímprobo que llevaron a cabo muy diversas instancias para que así fuera. Pero como en tantas cosas nos queda por saber lo fundamental: quién los redactó y cuándo».

Por supuesto, al igual que en el Skoda Fabia, Bermúdez et alia no tomaron ninguna diligencia adicional para averiguar qué mano negra podría estar detrás de esos embelecos, como debieran haber hecho, no ya por obligación, sino para mantener al menos la dignidad y el decoro ante tamaña tomadura de pelo.

Estos son los antecedentes de los que hablábamos. A esto habría que añadir que la famosa reivindicación del mismo día 11 de Marzo y la tregua que proclamó el día 15 el estrafalario grupo dizque “yihadista” Abu Hafs al Masri, se le podría considerar también de la familia espiritual de estos documentos, por la similitud argumental y las respuestas que parece darles, continuando en la misma línea temática (vid. aquí).

El lector, si ha leído ya la noticia que glosábamos al principio de La Gaceta, me imagino que habrá apreciado el paralelismo del documento que nos “descubre” Javier Jordán, con todo la parafernalia que acabo de describir. Para empezar se da la misma circunstancia de que se trata de una página web “descubierta” por una persona destacada de la “comunidad de inteligencia”, muy estrechamente ligada, por ende, con los servicios secretos, como reconoce su propia página web: “GESI también colabora académicamente con el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) …”.  

Jordán, junto a los otros tres analistas referidos del RIE, constituyen el núcleo duro de defensa de la Versión Oficial (VO). Nunca se han hecho eco de ninguna de las noticias, análisis, o escándalos que han puesto en duda, si no en un brete, la VO (con la salvedad del último libro de F. Reinares que pasa como por alfileres nombrando alguna cosa de Luis del Pino en alguna nota pero sin entrar por supuesto al trapo). Nada de eso existía para ellos. Bajezas, cosas de conspiranoicos…

Y han sido los cuatro los grandes suministradores de munición “yihadista” para apuntalar esa Versión, si no superarla, como es el caso caso de Fernando Reinares, que no pasaba un año sin que nos descubriera en El País un nuevo autor intelectual, hasta culminar sus pesquisas triunfalmente con ese libro de Régimen, “¡Matadlos!”, con exclamación, cuyo título expresa perfectamente la sensibilidad del personaje. No me gustaría ser una Víctima del 11-M y encontrarme con esa interjección letal encima de cuatro fotos de la masacre.

El caso de Javier Jordán es también paradigmático. Al revés que Reinares, Jordán es menos mediático, más discreto. Como decíamos, presuntamente ligado al CNI, como reconoce la página web del GESI de la Universidad de Granada. Las relaciones de Jordán con el CNI no deben ser nada nuevo. Ya en el capítulo 23.3. de mi libro describí esa presumible cercanía, haciéndome eco de un artículo que publicó el día 15 de Marzo de 2004 en la Vanguardia digital, en el que decía:

«Pero lo cierto es que la implicación española en el conflicto de Iraq también había incrementado las probabilidades de sufrir una acción terrorista en nuestro propio territorio. Según advierte el investigador israelí Reuven Paz, la red Al Qaeda publicó un libro sobre la “yihad” en Iraq en diciembre del año 2003 donde se dedican ocho páginas a amenazar explícitamente a España. Los atentados de Madrid han cumplido sobradamente esos nefastos deseos. La ausencia del componente suicida tiene también su explicación. Aunque Al Qaeda reconoce la eficacia de dicha técnica, su empleo le priva de cuadros selectos. Es decir, de aquellos miembros de la red que saben moverse con soltura en Occidente y que en algunos casos gozan de esa nacionalidad, con lo que ello supone de libertad de movimientos. En el 11 de septiembre el suicidio era un elemento imprescindible para el éxito de la misión, pero en atentados como los perpetrados en Madrid resulta más conveniente la supervivencia de las células para su empleo en operaciones posteriores».

Como se ve, Jordán ya estaba en la pomada del nacimiento del documento “La Yihad en Irak” en la versión del israelí Reuven Paz, un documento que siempre ha defendido a capa y espada, incluso después de la Sentencia. Pero reproduzco también los comentarios a ese texto que hice en el libro, para mostrar las sorprendentes concomitancias que mostraba su análisis con los del propio Centro, cuando nadie que no fuera un destacado dirigente del mismo podía tener acceso a sus notas clasificadas:

«Es llamativo el parecido terminológico—conceptual con la Nota del CNI del día 11 («… falta una de las huellas más significativas de este tipo de atentados: el terrorista suicida»), cuando todavía la Nota no había sido todavía desclasificada. Es también singular que se sienta en la necesidad de justificar esa “ausencia” en los atentados del día 11 en unos términos bastante parecidos («operaciones posteriores») a los que un día después —el 16— utilizaría el CNI en la nota sobre los suicidas —también clasificada en ese momento—, en la que refería que “la puesta en escena” del vídeo de reivindicación «está indicando que dicha acción no es la que ya ha tenido lugar sino otra posterior»…

Lo que no se le puede negar a Jordán, además de su inaudito conocimiento de lo que le “conviene” a Al Qaeda, es su capacidad predictiva, porque las “acciones posteriores” —aunque sui generis— no tardaron en llegar: AVE de Mocejón y Leganés».

Decíamos, por tanto, que la primera similitud entre “la amenaza” actual que “revela” Jordán y las anteriores es que sea apenas una sola persona –en “La Yihad” fueron dos-, analista de inteligencia o politólogo, la que se percate de esa amenaza en una recóndita web perdida atribuida al yihadismo. Como en el caso de los otros dos documentos, tampoco el GESI nos da ningún dato de los datos de la web, URL, etc (vid la noticia, escueta, aquí). No sabemos si existen, o como en el caso anterior, han desaparecido. Hay otra informante sobre la web en Actuall que se hace eco de la noticia de la Gaceta y añade: “El documento ha sido analizado por la empresa de seguridad AICS que ha elaborado un informe en el que detalla que el mensaje de este radical ha sido divulgado por dos cuentas de Twitter. Por ello, han sido canceladas”. ¡Qué casualidad, no hacen mas que descubrirlas y ya las han eliminado…!

Pero lo que ya no es similitud, sino identidad, es el título de la supuesta amenaza: “Mensaje a los ciudadanos de España”. La única diferencia es que el “Pueblo español” ha sido sustituido por “ciudadanos de España”. Es como si el autor de la anterior proclama hubiera sufrido una inmersión de Educación para la Ciudadanía, en sintonía con los Tiempos Nuevos que sucedieron al 11-M. Y no solo eso. Recordemos que la gran aportación del “Mensaje al Pueblo español” fue la de conminar a atacarnos tanto en Irak como fuera de Irak, es decir, en España. En el que nos dirigen ahora como “ciudadanos”, calcan la misma amenaza: “Vamos a matar a cualquier infiel español “inocente” si lo encontramos en tierras musulmanas (…) os matarán en vuestras ciudades y pueblos según lo planeado”. La misma plantilla, el mismo contenido, y los mismos descubridores… Un paseo por el túnel del tiempo.

Pero aunque este documento exhale un tufo cloaquil más que evidente, como ya lo daban sus predecesores, no hay que tomarse a broma sus amenazas. Más bien al contrario. Sin ir más lejos, nuestro contertulio Ralf nos ha enlazado también un digital llamado lainformación.com, presuntamente afín al Opus Dei, en el que da noticia del curriculum de Javier Jordán como excusa para sacar a la luz un artículo que escribió en Octubre de 2003 de lo más espectacular. Curiosamente, la noticia de lainformación.com está fechada un día después de La Gaceta, por lo que parece haber cierta coordinación que no nos parece casual.

Lo fundamental del artículo de Jordán, publicado en el RIE, lo cité en mi libro en un nota a pie de página después de alabar su “capacidad predictiva”, citada anteriormente:

"Más impresionante, aún, fue la predicción que hizo Javier Jordán en un artículo escrito el 13 de Octubre de 2003: «Pero la opción de volver a repetir acciones terroristas en territorio europeo o norteamericano es demasiado tentadora como para que Al-Qaida renuncie a ella de manera definitiva. No hay que pensar necesariamente en una repetición de la tragedia del 11 de septiembre. Un atentado de la magnitud del producido en Bali en 2002 (con doscientos muertos en dos atentados simultáneos) ya sería de por sí suficientemente dramático en coste humano y consecuencias políticas»..

Ese artículo ya fue ampliamente debatido en el blog de Luis del Pino entre los Peones Negros, pero, curiosamente, aparte de ese medio denostado por “conspiranoico”, fue mantenido en el más puro anonimato por el propio RIE y toda la prensa española, y esto es difícil de entender, dada el sorprendente acierto del vaticinio. Es como si no se hubieran querido levantar sospechas… (Todo ello, independientemente de que los atentados del 11-M nada tienen que ver con el yihadismo, lo cual nada quita a la espectacularidad de la profecía, todo lo contrario).

Por eso, es tremendamente chocante, como resalta “Ralf”, la jactancia con la que ahora reivindican ese artículo que se había mantenido durante casi 13 años en el ostracismo. Diríase -en línea con la probable coordinación con La Gaceta- que parece como si quisieran darle a la reciente amenaza a los “ciudadanos españoles” un grado mucho mayor de credibilidad por la eventual infalibilidad de quien la ha “descubierto”. Lo cual hace aún más siniestro todo lo que rodea a este reciente Mensaje de tintes cloaquiles.

Pero la noticia sobre este artículo de Jordán de lainformación.com contiene, además, una serie de falsedades, nada inocentes, que revelan bastante de la intención con la que ha sido escrito. Así, al referirse al impresionante vaticinio de los 200 muertos, en vez de poner la cita completa –como he expuesto más arriba- en la que claramente habla de “acciones terroristas en territorio europeo o norteamericano”, el portal del Opus lo cambia diciendo que “Jordán hasta llegó a detallar las características que podía tener el ataque de los yihadistas en España”.

Esta falsedad la repite refiriéndose al libro que publicó Jordán, Profetas del miedo”, en la editorial del Opus Dei de la Universidad de Navarra, EUNSA (editorial en la que publica la mayoría de sus libros), en Febrero de 2004, a un mes de los atentados. En el libro, al igual que en el artículo, se refiere “a la ejecución de atentados muy letales en territorio europeo” (pág. 197). Igualmente, se inventan que el artículo “no fue bien acogido por el Gobierno” y que  Díaz de Mera “negó que España estuviera en peligro y quitó hierro al premonitorio texto”. Puras patrañas. El artículo, como ya he indicado no trascendió, se ocultó y nadie dijo esta boca es mía, empezando por el propio Jordán.

En definitiva, esa insistencia en España nos está revelando un interés especial en meter miedo, para darle más sensacionalismo y credibilidad a la amenaza del “Mensaje a los ciudadanos españoles”. Lo cual, como ya he dicho más arriba, nos debería poner sobre aviso, ojo avizor, para poder detectar cualquier movimiento raro que nos quieran colar.

Esperemos que la “capacidad predictiva”, esta vez, no se cumpla, aunque no puedo por menos de acordarme de lo que escribí al final de mi libro:

«Ese es el panorama. A esto hemos llegado. Golpe a golpe. Y que nadie se extrañe si a la vuelta de la esquina nos sorprenden con otro. Quien hace un cesto hace ciento. Para seguir llevándoselo “crudo” no hay como tener una población golpeada, asustada y sumisa.

En nuestras manos está impedir que la Historia de España se escriba a costa de los españoles.

Que así sea."


jueves, 4 de junio de 2020

"El decir discreto, y el hacer secreto"


Rubalcaba se echa de menos en el PSOE y por eso José Luis Ábalos está asumiendo las labores de fontanería de Moncloa. Para eso cuenta con el aparato del Estado que, siguiendo la costumbre, se pone al servicio de las actividades reservadas del Gobierno mientras finge cumplir el servicio público.

El Partido Popular exige a Ábalos que explique en el Congreso cómo adjudicó la compra de mascarillas en su Ministerio durante la crisis del coronavirus. Estos contratos se adjudicaron a una empresa que "ha pasado de facturar 100.000 euros en un año a 40 millones por haber recibido tres contratos millonarios del Gobierno", dos por parte del departamento de Ábalos y un tercero para Interior por recomendación suya.

El ministro del Interior cumple con su cometido de esbirro, cuidando de la opacidad de toda la actividad sumergida del Gobierno y garantizando la pasividad de sus subordinados en investigar las irregularidades.

En lo que va de legislatura, el PSOE y Unidas Podemos vetan las solicitudes de comisiones de investigación, como las propuestas por el PP y Ciudadanos sobre la escala ilegal de la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez y las cuarenta maletas que confió al ministro Ábalos en el aeropuerto de Barajas, o la referida a los abusos de menores bajo tutela de centros públicos de Baleares y otras comunidades.

Es más, el portavoz de Podemos, Pablo Echenique, rechazó la comisión de investigación sobre el Rey Juan Carlos I alegando que "ahora no toca", ya que la prioridad debe ser la crisis del Covid-19. Es chocante ya que el PP ha reclamado la creación de una comisión de investigación sobre la gestión de la pandemia del coronavirus, pero tampoco ha llegado a aprobarse.

La nueva política sigue, como la de siempre, al acecho de chanchullos propios y ajenos sin hacer nada para cambiarlo, no sea que perjudique la imagen y la financiación de los capitostes socialistas y podemitas.

El Portal de Transparencia ha estado bloqueado desde que empezó el Estado de Alarma hasta Junio, el general de la Guardia Civil Santiago reprimió la crítica al Gobierno y el ministro de Justicia dispone de todo el poder de la Fiscalía y de la Abogacía del Estado para impedir que prospere cualquier acción legal por mal funcionamiento de los servicios públicos. El Gobierno se blinda frente a sus ciudadanos y monopoliza el poder desde arriba hasta sus escalafones más bajos. Por si alguien suponía que algo iba a cambiar.


Ahora queda pendiente el ajuste de cuentas con José Manuel Villarejo, empresario y excomisario del Cuerpo Nacional de Policía retirado, con un patrimonio de más de 20 millones de euros en España. En excedencia desde 1983 hasta 1993, durante estos años manejó hasta 46 empresas diferentes con un capital social de más de 16 millones de euros. En 1993 se reincorporó como agente operativo, o agente encubierto, para la Secretaría de Estado de Interior.

Durante los periodos de excedencia y tras su retiro en la policía, Villarejo ha realizado investigaciones encargadas por organismos públicos, entidades privadas y particulares. A mediados de la década de los 1990, participó en la elaboración del Informe Véritas, encargado por el Ministerio del Interior del socialista Corcuera, en el que se recogían datos sobre la vida privada de jueces como Baltasar Garzón, políticos, periodistas y empresarios como Javier de la Rosa.

Villarejo está imputado en un juzgado de Madrid acusado de los delitos de revelación de secretos y pertenencia a organización criminal dentro del proceso de investigación de una pieza separada del caso Nicolás, por la supuesta grabación ilegal, manipulación y difusión de una conversación entre policías y miembros del Centro Nacional de Inteligencia. En 2017, para evitar su procesamiento en el caso, Villarejo filtró a la prensa información sobre el rey Juan Carlos y el CNI. También amenazó con filtrar más información si no le retiraban las acusaciones.

El excomisario está investigado en el Juzgado de Instrucción 39 de Madrid después de que la dermatóloga Elisa Pinto lo reconociera como el autor de una agresión que había denunciado. Presuntamente, el comisario apuñaló en su coche a la doctora cuando estaba con su hijo, por encargo de Javier López Madrid, consejero delegado del Grupo Villar Mir, miembro del consejo de administración de Fertiberia, consejero de Inmobiliaria Espacio, vicepresidente y consejero delegado de Grupo Ferroatlántica, presidente de Tressis, fundador y presidente del holding inversor Siacapital, miembro del World Economic Forum y miembro del patronato de la Fundación Princesa de Asturias hasta 2016. Este empresario fue condenado en el caso de las 'tarjetas black' de Caja Madrid y detenido por la Guardia Civil como consecuencia de la 'Operación Lezo'. Además, ha estado involucrado en otros procesos judiciales.



El 3 de noviembre de 2017 Villarejo fue detenido por los supuestos delitos de blanqueo y organización criminal en la Operación Tándem, coordinada por el Juzgado Central de Instrucción 6 de la Audiencia Nacional, que ordenó su ingreso en prisión sin fianza.

La operación Tándem fue iniciada por un anónimo enviado a la Fiscalía Anticorrupción por un exagente del CNI que actuó por su cuenta. El comisario Villarejo hizo un informe para un alto cargo del Gobierno de Guinea Ecuatorial que destapaba los trapos sucios de uno de los hijos de Teodoro Obiang. El informe recogía interceptación de comunicaciones, informaciones bancarias y otros datos privados que Villarejo vendió por 5,3 millones de euros a través de sociedades pantalla.

Juan Muñoz Tamara, marido de la presentadora Ana Rosa Quintana, fue detenido en el marco de esta operación, por contratar a Villarejo para cobrar una deuda, mediante el chantaje a un juez con un vídeo comprometedor.

También se relaciona a Villarejo como autor del incendio que sufrió la Torre Windsor, rascacielos que estaba en pleno corazón financiero de Madrid. Supuestamente con el incendio se buscaba destruir unos papeles perjudiciales para el entonces presidente del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, Francisco González Rodríguez.



La Prensa asegura no querer participar en el chantaje de Villarejo, según su costumbre de no sacar los trapos sucios de los poderosos, sobre todo si controlan los medios de comunicación.

Pero las grabaciones que se vienen desvelando identifican quiénes y qué clase de servicios compraban muchos al comisario jefe de las cloacas del Estado. La red prestaba servicios parapoliciales a grandes empresarios y políticos, como demuestran las grabaciones efectuadas en el despacho oficial del propio ex-ministro del Interior Jorge Fernández Díaz, y también en el que tenía Dolores de Cospedal en la sede del PP.

Villarejo desveló las conversaciones del entonces ministro Fernández Díaz con el director de la Oficina Antifrau de Catalunya, Daniel de Alfonso, en el marco de la denominada "Operación Cataluña", que pretendía desacreditar a líderes soberanistas catalanes con pruebas obtenidas ilegalmente o incluso fabricadas.

Daniel de Alfonso, que fue destituido por el Parlament en 2016, percibió cerca de 70.000 euros de manera irregular según un informe elaborado por la Sindicatura de Comptes de Catalunya en el ejercicio de 2015. Después se reincorporó a su puesto de juez, a proteger a la élite amparado por la toga, puede que movido por la lealtad al régimen, puede que a cambio de ventajas y dinero.




Las grabaciones de Villarejo demuestran que se reunía con la actual Fiscal General del Estado y ex-ministra de Justicia, de quien decía que "Es muy tronca, muy, muy amiga mía". Dolores Delgado, quien fue fiscal en la Audiencia Nacional, mantenía una estrecha relación con Baltasar Garzón, abogado defensor de Enrique García Castaño, otro comisario relacionado con la trama de Villarejo, también imputado por los fiscales anticorrupción.

El Tribunal Supremo condenó en 2012 Baltasar Garzón a su inhabilitación como juez, por autorizar unas escuchas telefónicas entre los cabecillas de la trama Gürtel y sus abogados. El mismo exjuez que en su Juzgado deslizaba información a la Prensa cuando convenía, defiende los intereses de mafiosos que se reunían con superiores y clientes privados para revelar secretos u ocultarlos a cambio de dinero.

El comisario favorito de los socialistas está desvelando informaciones que podrían perjudicarles, pero lo más gordo se lo guarda para utilizar las mismas armas que sus ex-socios ahora usan contra él.