La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, ha afirmado que fue acusada de "alarmista" cuando, "en la antesala del 8 de marzo" de 2020, presentó como ministra de Trabajo una "guía" para empresas sobre cómo abordar el coronavirus, que ya "azotaba fuertemente" a Italia.
Así lo ha expresado Díaz tras ser preguntada por este episodio, ocurrido a pocos días de que los contagios en España se disparasen y se decretara el estado de alarma, y que enfrentó al seno del Gobierno en vísperas de la celebración del Día Internacional de la Mujer. Unas movilizaciones a las que invitó a acudir el propio Ejecutivo, que defendía que España aún estaba en "fase de contención".
"El 15 de febrero, como ya la pandemia azotaba fuertemente a Italia, convoqué a mi equipo porque tenía la convicción de que Italia es España y, por tanto, teníamos la necesidad de desplegar un montón de medidas porque veíamos lo que iba a pasar", ha explicado Díaz en una entrevista concedida a Radiocable.
"Tanto fue así", que el 4 de marzo presenté una guía que fue enormemente polémica en el Gobierno y también fuera, se me acusó de ser una alarmista... En fin. Esto fue en la antesala del 8 de marzo". "Mi papel no es nada sencillo", ha admitido la líder de Unidas Podemos en el Gobierno, que en marzo de 2020 fue acusada de invadir competencias del Ministerio de Sanidad y en las últimas semanas ha acentuado sus diferencias con la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, a cuenta de la reforma laboral.
A principios de marzo de 2020, Moncloa distribuyó un comunicado en el que desautorizó la guía redactada por el equipo de Díaz: "Las indicaciones sobre la evolución del coronavirus y las medidas a tomar en España están coordinadas por el Ministerio de Sanidad en coordinación total entre las distintas administraciones del Estado".
El manual también fue rechazado por el sector socialista del Gobierno. El entonces ministro de Sanidad, Salvador Illa, redujo su contenido a una "compilación" de recomendaciones, y la ministra portavoz en aquel momento, María Jesús Montero, insistió en que todas las indicaciones que partieran del Gobierno en relación al coronavirus "tendrían que estar bajo el paraguas del Ministerio de Sanidad".
Finalmente, la propia ministra de Trabajo cambió su discurso tras la polémica surgida en el seno del Gobierno. Pasó a considerarlo también una "compilación" y transmitió calma a la ciudadanía: "Seamos cautas. No está pasando nada".
Poco después de generarse la polémica, Díaz ha acusado a la oposición de buscar "polémicas artificiales" e "irreales", y ha recordado que el Partido Popular ya le tildó de "alarmista" por la publicación de aquella guía en marzo de 2020 y pidió su comparecencia y la de Carmen Calvo. Asimismo, ha defendido que el Gobierno ha actuado con diligencia y siguiendo en todo momento las directrices de los expertos, ha señalado en los pasillos del Congreso.
La ministra de Trabajo no participó en las marchas por el Día Internacional de la Mujer de 2020. Esta fecha es, para la oposición, el momento en el que los contagios se disparan. Apenas cinco días después, el Gobierno de Pedro Sánchez anunció el estado de alarma, que se alargó hasta mediados de junio.
En una de las principales manifestaciones, en Madrid, participó buena parte del Consejo de Ministros, que en los días previos había animado a la participación cumpliendo las normas dictadas por Sanidad: Carmen Calvo, Arancha González Laya, Fernando Grande-Marlaska, Isabel Celaá, Nadia Calviño y Carolina Darias. Por parte del sector de Unidas Podemos en el Gobierno acudió la ministra de Igualdad, Irene Montero, que se contagió.
Yolanda Díaz, no obstante, llamó a "reivindicar los derechos" de este día "haciendo cosas diferentes" e invitó a manifestarse de manera "creativa". "Estamos en una pandemia y lo principal es la salud pública", dijo pocos días antes del 8-M, y pidió "un ejercicio de responsabilidad".
Fernando Simón, el médico epidemiólogo que no hizo el MIR, fue nombrado director desde 2012 del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad del Partido Popular. María Romay Barja, mujer de Fernando Simón, está emparentada con quien fuese Ministro de Sanidad durante el primer mandato de José María Aznar, José Manuel Romay Beccaria.
Desde joven tuvo vocación para estudiar medicina. Estudió en el colegio Montearagón, vinculado al Opus Dei, se licenció en Medicina por la Universidad de Zaragoza y se especializó en epidemiología en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres. Complementó sus estudios con el Programa Europeo de Formación en Epidemiología de Intervención del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) antes de ingresar en el Cuerpo de Médicos Titulares del Estado de España.
Como director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, desde marzo de 2020 está al frente de la pandemia de COVID-19 en España. Su actuación generó y genera controversias, a raíz de sus continuas apariciones en rueda de prensa. Sin embargo, varios periodistas, escritores, partidos, organizaciones y medios de comunicación han acusado al Gobierno de llevar a cabo "una campaña de blanqueo" para desviar la atención de la gestión de la pandemia.
El 13 de noviembre de 2020, la Asamblea del Consejo General de Colegios de Médicos, que agrupa a los 52 Colegios de Médicos de España, aprobó solicitar su cese inmediato de su cargo. Aunque al día siguiente, el Consejo de Colegios de Médicos de Cataluña se desmarcó.
Ha recibido la Encomienda de la Orden Civil de Sanidad (2015) y el
Premio Emilio Castelar 2020 concedido por la Asociación Progresista de España.
En agosto, Fernando Simón se muestra contrario a imponer la obligatoriedad de la vacunación para ningún colectivo en España. El director del Centro de Coordinación y Alertas y Emergencias también defiende que no es necesario exigir un certificado covid para permitir la movilidad o acceder a determinados lugares.
Simón, que recibió en Villafeliche (Zaragoza) el IX Premio Trevillano y la I Medalla de Oro del municipio, declaró que las coberturas actuales de la vacunación, que llegan al 97%, por ejemplo, en las residencias de ancianos, "no hacen necesaria ninguna acción legal ni acto legislativo" que la obligue. Pues bien que nuestros gobernantes vacunazis les obligan al confinamiento y a discriminar al que no decida ser cobaya de la plandemia.
Simón dice que ordenaron el uso de la mascarilla "porque no sabían qué hacer".
Durante la presentación de la Memoria 2020, el consejero permanente del Consejo de Estado, Fernando Ledesma, en una rueda de prensa junto a la presidenta de este órgano, María Teresa Fernández de la Vega, garantizaron que este órgano «dará respuesta» a cualquier demanda relacionada con este asunto. «A lo mejor no disponemos de todos los medios, pero dispondremos de ello», subrayó la también ex vicepresidenta del Gobierno, que reconoció que es un tema que «preocupa» al Consejo de Estado.
El Consejo de Estado abordó un refuerzo de personal y una reunión con el resto de presidentes de los órganos consultivos para tratar los asuntos sobre la responsabilidad patrimonial por la covid. Desde la institución vaticinan la posibilidad de que aumenten las reclamaciones judiciales como consecuencia de las distintas medidas adoptadas durante la crisis sanitaria.
En la presentación de la memoria detallaron algunas de las actuaciones que la institución despachó; un total de 790 expedientes y 689 dictámenes fueron emitidos. Entre los temas, destacó De la Vega, no solo tienen un interés técnico y de la dogmática jurídica, sino que se determina sobre asuntos que están en la agenda política.
La presidenta del Consejo de Estado indicó que la labor de la institución estuvo «condicionada pero no limitada ni reducida» por las circunstancias de las últimos meses.
Pese a que cuatro de cada cinco empleos creados son en el sector público, sanitarios y empleados del SEPE contratados por el coronavirus no serán renovados, e insisten en que no podrán asumir la carga de trabajo que se incrementa.
En lo que respecta al Ministerio de Trabajo, que dirige Yolanda Díaz, cabe recordar que la decisión no depende de esta cartera, pero sí repercute en su funcionamiento diario, por lo que la ha rechazado desde el principio y se ha inclinado por no despedir a ninguno de estos empleados.
Evidentemente los Estados no están preparados para afrontar una guerra biológica ni el bioterrorismo, que disponen de herramientas cada vez más sofisticadas y accesibles para la manipulación del genoma de los microorganismos, tanto de los denominados como agentes biológicos como los que potencialmente pueden constituirse como tales.
La cuestión es si los ministros de sanidad del Gobierno Sánchez son sólo incompetentes o si han favorecido su propagación para sangrar el aumento de babyboomers receptores de ayudas sociales en un plan de eutanasia generalizada que, de paso, ha servido para amasar fortunas a costa de compras irregulares de mascarillas y vacunas, muchas de las cuales han caducado antes de ser administradas.
Y a pesar de sus nocivos efectos secundarios, las vacunas experimentales siguen siendo obligatorias, y antes de renunciar a la presidencia de la Xunta de Galicia, el capo del PP Núñez Feijoo se aseguró de aprobar sanciones para los que no se vacunen. Bien se nota que el corrupto bipartidismo va de la mano a unas próximas elecciones.