Hubo una vez un mono periodista;
para inventar noticias, un artista.
¿Lo picaba, digamos, una hormiga?
El escribía: "Solapada enemiga
envenena a inocente ciudadano;
ocúltase en jardines suburbanos."
¿El rojo sol brillaba sobre el río?
Ya se encargaba él de hacer un lío:
"Sensacional incendio en el Riachuelo.
¡Rojas llamas están llegando al cielo!"
Y la gente llamaba a los bomberos
y los bomberos a los enfermeros;
corridas, sustos, gatos desmayados.
Todo por ese mono exagerado.
Hasta que al paso le salió un león...
¡Ése sí que iba a ser un notición!
"Fiera suelta. Terror. Esto es muy serio:
¡podría devorar un barrio y medio!"
pensó en voz alta el mono periodista
y el león dijo: -¿Es posible que exista
ser que diga desatinos mayúsculos
sólo porque salí a estirar los músculos?
¡Respete al periodismo!- chilló el mono.
El león le contestó, lleno de encono:
-¡Jamás me comería a un periodista!
(Se lo comió por sensacionalista.)