GUZMAN1

martes, 20 de octubre de 2015

Hurta y reparte, que es buen arte.


Repescar confianza del votante en la recta final hasta las próximas elecciones obliga a rebuscar para una candidatura a alguien que no esté imputado, o que sólo lo haya estado, o que haya que mantener aforado sea como sea.

No esperemos sorpresas en la gestión, sino solamente el cumplimiento de algunas promesas electorales que dependen únicamente de la mayoría absoluta que rige el Congreso de los Diputados. Para que no se diga que incumplen hasta lo que tan fácilmente podían haber cumplido al inicio de la legislatura.

Rajoy no es un triunfador, y aunque alguien entienda que tampoco un fracasado, lo cierto es que su legislatura ha sido la decepción, porque sus logros ni son suyos, ni devienen de la política que dijo que iba a poner en marcha. Por eso, fracaso o no, demuestra algo: que pueden hacerlo bien o mal, sin sentirse obligados a hacerlo como dijeron.

Ya nos han dicho que en lo económico no habrá cambios. Será para contentarnos a la espera del voto. Y tampoco los habrá en la limpieza interna, con las dotes de convicción de Dolores de Cospedal en defensa de su partido, que ella dice que es "el partido de los trabajadores", y que "nuestros votantes dejan de comer antes de no pagar la hipoteca".

Qué sabrá ella lo que hacen sus votantes, si dice que ni siquiera sabía que hacía el tesorero, y encima se permite decir de la corrupción que "no es patrimonio de nadie, lamentablemente es de todos" y que "la misma corrupción que hay en un partido la hay en la sociedad en general".

Lamentablemente los frutos de la corrupción no son de todos, y por eso hay trabajadores que ni tienen para comer ni para pagar la hipoteca. A los de a pie no nos consuela mucho saber que es una situación generalmente instalada, que beneficia a quien retiene el mando en provecho propio.



De hecho, Javier Arenas declaró en relación a la trama "Gürtel" dirigida por el empresario Francisco Correa y tres negociantes inmobiliarios más de su confianza, recibió cuantiosos fondos públicos en las Comunidades madrileña, valenciana y gallega durante el Gobierno Aznar. El soborno a funcionarios y autoridades públicas, que está sub-iudice, podría haber facilitado tratos de exención o de favor en relación a normas urbanísticas y medioambientales.

No hablamos, por tanto, de actividades económicas, sino de comprar voluntades públicas, en actos de administración. Quizás el intercambio de bulas y mercedes, o el paso de los años ayude a Rajoy en su infalible método de dar carpetazo sin más a cualquier asunto incordioso.

Ni siquiera las grandes empresas, beneficiarias de toda la inversión pública desde tiempos inmemoriales, están rentando lo suficiente para repartir beneficios entre sus accionistas. Pronto serán también preferentistas, y si no les regalan algún "rescate", alguna Ley les otorgará derecho a reclamar siendo tanto o más responsables del desaguisado.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), emitió en mayo de 1999 y revisó en 2004 sus “Principios de Gobierno Corporativo” en los que se encuentran las ideas básicas que deben seguir los países miembros y los que quieran serlo: proteger los derechos de accionistas y de terceras partes interesadas y promover una cooperación activa entre ellas y las sociedades en la creación de riqueza, generación de empleo y logro de empresas financieras sustentables. Además debe haber transparencia en todos los asuntos relevantes de la empresa, incluyendo la situación financiera y su administración y dirección, sujetas a responsabilidad ante los accionistas.

Es decir, lo que no se hizo nunca en la empresa pública y sólo en cierto modo en la privada. Hay temas que son oscurecidos de forma sinuosa por la Prensa, como el de las concesiones de obra pública, ejecutadas con tanta chapuza como sobrecostes. Rajoy ha dicho en varias ocasiones que las va a seguir financiando aunque no brinden rentabilidad como servicio público.



El Partido Popular quiere incluso sacar provecho de la circunstancia de haber contribuído a la inestabilidad económica de la Unión Europea. Como otros están peor, sacan a relucir el decrecimiento comparado y presumen de que no estamos en retroceso. Que otros estén estancados desde luego no va a mejorar las exportaciones, pero lo único que les importa es convencer al gallinero.

Si mala era la situación en 2.011, la Bolsa ha tenido graves caídas en 2.012 y después, lo cual es algo que el actual Gobierno se ha limitado a desdeñar como coyunturas de la crisis internacional. Y ahora vienen diciendo, poco más o menos, que lo han solucionado ellos.

El Gobierno de España está más dispuesto a favorecer a los que deslocalizan la producción que a los que quieren competir con innovación; antes protegen al intermediario que al productor; y siempre cuidan al que les favorece aunque no favorezca al país.

El partido que lideró la oposición a Zapatero repitiendo que no se podían hacer obras públicas cuando no hay suficientes ingresos se pasa el tiempo inaugurando infraestructuras con el argumento de que dan empleo. Claro, como el Plan-E, pero los empleos duran hasta terminar la obra.

El dinero del Banco Central Europeo da para mucho, aunque no para muchos.



Los defensores de la unidad de España se aprovechan como cualquier otro de las Comuidades Autónomas que subyugan por plazos cuatrienales. Y dicen que es por el bien común, que será de delincuencia común.

Los gestores del peculio que tan poco tarda en quedarse pegado a sus manos atraviesan sofocos e inconvenientes cuando su ligereza se hace pública, pero en privado sus líderes les ofrecen apoyo moral en el aspecto más impropio de la palabra.

Se conocen estas tramas por el nombre de la entidad saqueada o de la operación policial que las desarticula, que suele ser raro en suceder si no son ya demasiado conocidas. Como entran por una puerta y salen por otra, y son siempre los mismos, lo que la policía desarma lo vuelven a reconstruir bajo nuevas simulaciones fraudulentas.

Los mismos abogados del Estado, los jueces, y los fiscales que les transmiten las instrucciones recibidas de sus superiores. Ni un togado en la cárcel, ni por tanto los que podrían señalarles.

Billetes de curso legal y, cuando no, boletos de Lotería premiados, la mejor moneda de cambio del defraudador que no puede emitir facturas por incompatibilidades.



Parece increíble que un Gobierno con mayoría absoluta, Ley Mordaza y control económico de los medios de comunicación vaya a tener los resultados que se esperan en las elecciones, pero a quienes les correspondía (Justicia e Interior) les ha parecido más gracioso participar en la payasada monotemática de Prensa y Televisión, que sirven a quien les pueda pagar mejor.

No nos olvidemos que la Ley Mordaza fue concebida para silenciar la corrupción, que es uno de los mejores motivos para decidir el voto en elecciones. Los robaperas se esconden tras la confusión alimentada por los desinformadores, y el mensaje sesgado es lo único que queda.


Por si fuera poco, con el dinero que les dejan robar a sus oponentes, los Ministros del Gobierno están financiando su propia derrota, que será segura ya que están en babia, creyéndose más listos por estar llenándose bien los bolsillos.



Como las anteriormente citadas, Cospedal es una fuente inagotable de moralejas sobre el trinque, como la de: «Por la corrupción ya hemos pagado». No sé a quién, pero no a los votantes, seguro.

El Partido que presumía de su honradez se ha convertido en estos cuatro años en un verdadero muestrario de multirreincidentes. Esta mujer no puede hablar en serio de que no sabe lo que se cuece en una organización así.

Hasta los que ascendieron a cargos de prestigio internacional, como Rodrigo Rato, se ven ahora negando el cobro de comisiones y el juez le retira al pasaporte, imputado por delitos fiscales, blanqueo y corrupción. 

Rajoy admite que no fue “rápido” ni “diligente” contra la corrupción, cabe añadir que por ser ambas cosas para taparla.



Lo del "nadie sabe nada" ya está pasado como chiste, así que menos aún puede servir de excusa para el presidente del Senado, Pío García-Escudero.

Si visitaba al cabecilla de Gürtel en su despacho, como dijo la secretaria de Correa, quien afirma que "Pío está más metido en el ajo", no es de por sí suficiente para ser imputado en la investigación. Y la responsabilidad política, esa que debe ser más exigente cuanto más alto es el cargo, tampoco parece obligar a nadie a dar aclaraciones.

Ni hace falta que lo intenten. El presidente del Senado reconoció ante el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz que recibió sobresueldos de 700.000 pesetas entre los años 1999 y 2003. Cuando declaró como testigo de la pieza separada del 'caso Gürtel' en la que se investiga la supuesta contabilidad B del PP, concretó que cobraba un total de catorce pagas como coordinador de organización del partido y otras catorce como "gastos de representación". Curioso que los gastos de representación no fueran doce mensualidades, sino también dos extras.

El dirigente del PP ha dicho que recibió todo este dinero en ingresos bancarios, se realizaban las retenciones tributarias correspondientes y se declaraban ante Hacienda. Según su declaración, las condiciones de la entrega las negoció con el entonces secretario general, Javier Arenas.



Instalados para servirse de lo que pertenece a otros, la clase dirigente traiciona hasta su propia razón de ser. Nada público funciona, y cuando lo hace es en beneficio de algunos y no de todos. El que les sirve es despreciado, a no ser que lo haga por interés.

No es casual que Pedro Morenés, antes que ministro fuese presidente de Segur Ibérica (sospechosa de fraude a la administración) y MBDA España, empresa dedicada a la fabricación de misiles y también la sociedad Instalaza, todas ellas empresas contratistas de Defensa.

El carcamal de Morenés no puede ni servir de ejemplo para demostrar quién dirige el Ejército. Las Fuerzas Armadas actualmente tienen su jefe que es uno y trino: el Padre y el Hijo en la Casa Real, y el Ministro de Defensa que defiende sus intereses. El Alto Mando sabe poner orden dentro de las filas, ya que no puede hacerlo con los que deberían.


Aquí en Cataluña estamos acostumbrándonos al Limbo de la legalidad alternativa, de tal modo que cuantas más competencias tenga la Generalitat, menos colará lo de echarle la culpa a Madrid, o a la Merkel o a otro.

Por mucho electoralismo que disimule la clase de incompetentes que mandan en todas partes, ya veremos qué pasa después de tanto mentirnos y mentirse entre ellos. Y lo dicho para el Partido Popular sirve también para el partido que preside Cataluña. La mitad, imputados, y aún se quejan, encima que no están encarcelados.

Victimismo del de toda la vida, o sea, del que presume de que no le pueden tocar, y un día descubre que sí, y siguen pidiendo nuestra confianza mientras exhiben cómo defraudan.

La gente lo pasa ya de por sí bastante apretadamente para contentarse con los discursos llenos de soberbia y vacíos de realismo a los que nos tiene acostumbrados el Presidente. Quizás porque sólo habla ante selectos grupos de aplaudidores, cree que los demás también le somos igual de devotos.


Mientras el mascador de mentiras exige respeto a la poca honra que aún le suponen, el aparato del PP ha quedado en antónimo de la regeneración, que es lo que querían sus votantes. Ya decía Thomas Fuller que la amistad del mezquino es más peligrosa que su odio. Y por haberse mezclado los mediocres con los más rastreros es por lo que se es víctima de la codicia de otros y culpable de la propia.

Nadie se extrañe cuando se lo refrotan por la cara, porque hay derecho a hablar y en especial de estos temas. No se puede hacer nada bueno en partidos donde anidan parásitos desde hace tanto tiempo, y hablo de los grandes. Los pequeños ya se han dado cuenta de que, queriendo o no, siempre aparece un aprovechado cuando su lema es lucrarse del cargo sin importar el proyecto.

Componen pactos en todos los lugares los candidatos cuyo único objetivo es medrar prometiendo lo que después dirán que no pueden cumplir, excepto si les vuelves a votar por unos años más. Nada nuevo bajo el sol.