De la muerte se embanderan los verdugos.
Los fúnebres bronces que abundan, graves,
en plazas y museos y cuarteles.
(Allí hacen justicia las palomas)
Los fúnebres bronces que abundan, graves,
en plazas y museos y cuarteles.
(Allí hacen justicia las palomas)
Para la muerte ya hay oradores
brillantes, esbirros que se derraman
en semen negro con sólo nombrarla.
(Allí hacen justicia oídos sordos)
de la daga, del zigzag del acero.
Ellos se cuelgan medallas entre ellos
se palmean con reinvindicaciones
que dan asco.
(Allí hace justicia la memoria)
Yo prefiero intentar oficios con la vida,
teñir de utopía la canción imperfecta.
Faltar el respeto a sus señorías
con el amor reventándoles en la cara.
(Allí hace justicia la poesía)