GUZMAN1

jueves, 7 de junio de 2018

"Lo malo que tiene un país donde el gobierno es débil no es la fuerza de la oposición, sino la memoria del electorado."


El nuevo barón del PSOE es sin duda Jose Luis Ábalos, designado para el estratégico Ministerio de Fomento, donde se negocian las grandes contratas del Estado.

El significado figurado de barón es persona que tiene gran influencia y poder dentro de un partido político, y en el PSOE tienen gran importancia los barones y baronesas que mueven los hilos al margen de los cargos electos y los militantes.

También hay baronías en otros partidos, pero no funcionan igual. En el PSOE, es costumbre llamar barón a quien es o haya sido importante en el partido, como por ejemplo, Susana Díaz, Alfonso Guerra, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, José Bono, Manuel Chaves  o Felipe González Márquez. Estos dirigentes organizan la política futura de su partido alrededor de sus propios intereses y los de las grandes empresas que les abrieron las puertas... giratorias.

A Chaves y a su amigo Griñán les espera probablemente una sentencia que hará tambalear al gobierno entrante igual que le pasó al saliente. Sin embargo, los entresijos del poder han sabido escoger lo mejor que tiene el PSOE para dirigir nuestros destinos hasta las elecciones próximas, o no tan próximas.

El nuevo Presidente debe de haber tenido en consideración la opinión de sus mayores cuando ha designado a los ministros de su gabinete. Todo para evitar el mal augurio de que Sánchez será un nuevo ZP.


Preocupadas por la candente cuestión catalana, las élites socialistas han elegido a la dirigente del PSC Meritxell Batet como ministra de Administraciones Territoriales.

El PSC siempre se ha codeado con los nacionalistas, pero ahora se trata de ver si quiere enfrentarse con "vías unilaterales", como las estrategias del "procés". Si quieren ir por libre, los indepes prescindirán de lo que pueda decir cualquier ministra nombrada por Madrid. La ministra ha reconocido ser federalista, cosa que no se asume bien en esta Cataluña polarizada entre la independencia y la unión con el resto de España.

Como Ministro de Exteriores sale otro socialista catalán, Josep Borrell, quien se ha destacado públicamente en sus posiciones contra el independentismo. Ahora le toca desacreditarlo ante la opinión pública internacional, con todos los medios diplomáticos que puedan contrarrestar la labor de zapa que llevan a cabo las "embajadas" catalanas en el exterior.

Quim Torra ya se ha apresurado a decir que este nombramiento es una "pésima noticia", ya que para Cataluña, en su partidista opinión, el nuevo ministro no va a secundar ningún tipo de separación. El progresismo del PSOE no deriva en la fractura nacional, al menos para este dirigente.

Puede que con ese patriotismo constitucional Borrell quiera borrar sus pasados vínculos con la corrupción que el gobierno Sánchez ha venido a "regenerar". Agua pasada, deben pensar los que tienen miedo de la memoria del votante. Y como este gobierno no ha necesitado votos para llegar al poder, mucho mejor.


Ministro de Interior es el ex-juez Grande Marlaska, colega de la Ministra de Defensa Margarita Robles, y compañero también de la ex-fiscal de la Audiencia Nacional que ha sido designada Ministra de Justicia.

Grande Marlaska tendrá que esperar que no se le subleven los cuerpos de seguridad autonómicos. Las leyes de seguridad ciudadana de la época popular penden de un hilo, pero su derogación depende de las Cortes y no directamente del ministro.

Desde su destino en la Audiencia Nacional, el ex-juez conoce bien las estrategias batasunas, como nombrar cargos políticos a presos cuya liberación quieren obtener. Y la definición de preso político que defiende la izquierda radical. Todas estas situaciones vividas en su tierra vasca se repiten ahora en Cataluña, con la diferencia de que por el momento no están respaldadas por la violencia.

Los diputados indepes reclaman y esperan lograr que sus presos vayan a prisiones catalanas. La verdad es que cualquier preso tiene derecho a ser trasladado a una prisión próxima a su domicilio, por razones familiares y humanitarias. Pero al parecer eso no viene siendo el criterio para los traslados coordinados por Interior y por la Justicia, y muchos presos no acceden a este derecho debido a la masificación penitenciaria. Caso aparte son los casos de dispersión de presos, que obedece a la conveniencia de evitar la reestructuración de bandas criminales en el interior de las cárceles.

Grande Marlaska va a tener que resolver los asuntos catalanes sin usar las porras, cosa difícil ya que los indepes aprovechan cualquier ocasión para el desorden y el alboroto. Lo que no puede hacer el ministro es escurrir el bulto ni permitir que los mossos d'esquadra hagan lo mismo para que les resuelvan la papeleta Guardia Civil y Policía Nacional. Veremos si el juez pasa la prueba a la que le van a someter.

En definitiva, además de muchas mujeres hay muchos servidores de la Ley en el nuevo Ejecutivo. A ver si se nota el cambio.