GUZMAN1

jueves, 14 de mayo de 2015

"Zurciendo y remendando, vamos tirando".


El último en engañarte, ya ni se sabe. Esto es un basurero de demagogia al escuchar a los ladrones y sus paniaguados decir que todo lo hacen por el pueblo. Su incompetencia en demostrarlo no cuadra con su mucha habilidad en aprovecharse mientras tanto.

Nada nuevo, por mucho que se esfuerzan en mostrar amabilidad hacia el votante. Yo ahora mismo no le voto ni a los partidos que todavía tienen dentro a alguien de valía, porque ya no pintan nada. Si tienen a un personaje público reputado y no imputado, algunas cúpulas lo reservarán como consejero, a lo sumo.

Y los demás a declamar delante de un micrófono a convencernos de ir a votar por sus colores, apelando a nuestras ideas mientras ellos tienen otras en la cabeza.

Me tocará ver cómo los electos pactan con las piaras de protegidos de siempre ante los ojos de las borregadas de subnormales que pueblan en abundancia nuestra sociedad. Sabré digerir en tan grata compañía las capitulaciones de las fuerzas emergentes en pos del "placet" para ser nuevas bisagras de la política, con la excusa de renovar cargos en los Ayuntamientos.



Ya pueden decir lo que quieran sobre regeneración los socialistas, que se les ha visto el plumero en Andalucía. Para ser implacable te han placado bien, Susana Díaz.

Lo que no sabíamos es quién pedía la venia a quién hasta que se han opuesto a votar la investidura con reserva de su dignidad, que siempre es un activo.

A quien tienen todos que pedir la venia de organizar las cosas es al pueblo, poniéndose en el lado contrario de la desfachatez impune del "y tú mas" y del "se ha visto pero haremos como que no se ha visto".


Ciudadanos ya es alternativa a los nacionalistas en la puja por obtener el puesto de eje entre los dos grandes del bipartidismo, y eso sólo por defender en Cataluña una política muy pareja a la de UPyD, que está la dueña que trina porque creía tener una patente.

Ánimo, señora Díez, que se vea bien a quién quieren más.

Partidos en racha (o en mala racha) que no sabemos si durará lo suficiente para obtener candidaturas, cosa que en gran parte dependerá de que tengan una mínima idea de lo que piensan hacer. Por lo que oigo decir están centrados en encasillarse dentro del espectro político teórico, y no en hacer mejores propuestas.



La suerte de no tener pasado en tiempos de megaprocesos por corrupción. Como nadie hace "limpias" de gorrones dentro de sus clanes, cada corriente ideológica se ha visto forzada a desembocar en nuevos partidos que sustituyan a los que en su día fueron grandes por atraerse distintas tendencias.

El neobisagrismo catalán discurre fuera de la casa común de los viejos "hereus" nacionalistas, y aspira al loable deseo de un futuro en que no estén.


Como intoxicados por el efluvio de sus propias combinaciones, la masa politicante intenta dar impulso a la creación de ideas en los partidos, demostrando que cuando entraron tenían pocas y ahora siguen igual.

"Partido" es el nombre que recibe el chiringuito lucrativo, y las "fábricas de ideas" son las entidades donde se ha externalizado el planeamiento ideológico, sin debate interno y a precio.

Despachar así la elaboración de propuestas les vale para variar de rumbo según sople el viento, improvisando monólogos y controversias sobre qué nueva Ley alumbrar sobre los gobernados para resolver los problemas de la administración.

Se podría esperar más de la politología imperante que azuzar los dilemas del ciudadano en los laberintos creados.

Pero igual que dijo Voltaire que "La superstición es a la religión lo que la astrología es a la astronomía, la hija loca de una madre cuerda", la politología y la política son polos opuestos. El gobierno de la "polis" o el ejercicio de la "policía" entendida como función pública han degenerado en el arte y estrategia de dirigirnos como masa semoviente.

Cualquier campaña de movilización acaba por dar algún resultado que justifique la inversión realizada. Los que creían haberse quedado sin mensaje político pueden ahora recuperar el tiempo perdido y aprovechar para darnos a conocer sus reflexiones.


Como en Andalucía, siempre quedará el socialismo para ser sempiterno refugio de los desfavorecidos por el reparto de sueldos.

Los del PSC yo creo que empiezan a recuperarse de las fiebres soberanistas que les sentaron tan mal. Ya tienen donde querían a Rosa Díez, pero les ha salido Ciudadanos, y a ver qué hacen con el resto de fuerzas emergentes, o qué harán ellos.



Iniciativa per Catalunya añora tiempos de tripartitos, y por eso se incorpora a la agrupación "Barcelona en Comú". Hermanados con los allegados de Izquierda Hundida, vagan sin rumbo determinado a la espera de que las ideas se les ocurran a otros.

Y, como esperar algo de Ada Colau es tan prometedor, el resto de partidos dan la batalla por ganada y ella también.

Quejarse de lo mal que está la cosa es una prerrogativa del ciudadano, y una banalidad cuando se la permiten los representantes, del partido que sean, callando su responsabilidad en ello.

Por si alguien no lo sabe, las cifras de crecimiento y recuperación reflejan en gran porcentaje el simple afloramiento y regularización de capitales sumergidos de todos los colores políticos.

La economía real nunca les va mal, por mal que vaya. Así que entre su público pueden presumir del sol, el buen tiempo y viva el vino, que les aplauden igual.





Aquí no se racionaliza la política económica sino que se pacta con la banca. Se negocia en ámbitos privados lo que después se comenta en abierto en el actual Parlamento Unánime.

Por mucha subvención que se reparta no se producirá una mágica resurrección de los sectores más dañados por la crisis, ni se evita la pérdida del "oficio" de una generación a la que no le sirve de nada especializarse en una profesión porque acaba por trabajar de lo que salga.


En otras circunstancias eso es no cerrarse puertas, pero hoy ya es una situación generalizada. Las agencias o servicios de empleo nunca han coordinado la capacitación personal y los estudios  del mayor número de demandantes de empleo con la finalidad de conectarlos con el mayor número de empresas. Los planes de formación de profesionales, ya se ha visto el nivel.

Y las cifras de empleo son a corto y a largo pesimistas por la enormidad de la inversión realizada comparada con los resultados obtenidos. Ya decían que había que cambiar de modelo. Se tiene la filosofía de no arriesgar en sectores puramente privados porque el pelotazo sigue viniendo de las buenas relaciones con el sector público.



Así es siempre la propaganda electoralista de cualquier partido en el Gobierno, presumir de éxitos o, a falta de ellos, hacer promesas con cargo a todos los bolsillos.

La cantera de irresponsables de la política no deja espacio a los aspirantes a renovar sus propias formaciones. No hay posibilidad de ascenso sin previa decapitación del cesante. Los partidos consolidados aspiran a mantenerse con el mismo argumentario en estas municipales que son la antesala de las generales.

Como el mensaje es el mismo, no hay que molestarse por saber de qué van hoy, que nos basta con saber de qué han ido siempre.




Ahora el PP ha llegado al punto absurdo de tener que demostrar ser más liberal o más socialdemócrata que Ciudadanos, la alternativa moderada que aparte de eso no es nada más.

Ya no tenemos en Barcelona populares destacados desde que echaron con malos modos a Alejo Vidal-Quadras, que según se rumorea se lo merecía. El ex-barón se fue a VOX y después se salió por la puerta trasera, ironías de la megapartitocracia.

Las intrigas cortesanas son cosa conocida en este feudo alborotado, y más cuando meten baza los madrileños, la autonomía más favorecida fiscalmente, no por concierto, sino por capitalidad que al fin y al cabo también es un derecho histórico.

Y lo ha aprovechado bien el entorno de las empresas del Ibex-35 que tributan y se conducen según los cánones de los entes reguladores radicados en el territorio de Madrid. La Villa y Corte donde todo depende del Boabdil de La Moncloa y del de La Zarzuela, o de que opulentos herederos traten con otros que los conocen. 



No me demuestran confianza ni los que estaban ni los que vienen con esos ímpetus renovadores sugiriéndose como el mal menor que cambie las nefastas perspectivas de la actualidad.

Podemos, partido esquirol donde los haya, defiende ideas que existían antes que ellos, y también diferentes candidaturas municipales nacidas de la misma náusea, sin tanta presencia mediática pero puede que menos teledirigidas.




El círculo personal de Pablo Iglesias ha respondido ya a la primera pregunta del votante, si acepta que la política se adhiera con los negocios sucios. Y después nos piden confianza en los efectos sanadores de su entusiasmo sobre los graves desarreglos de la sociedad.

Acabaremos por veros anunciar detergente o de tertulianos de partidos-sorpresa que la efervescencia participativa pueda demandar para atender quejas y sugerencias de los ciberciudadanos.


Su insuficiencia para renovar el modelo económico les lleva a proponer funestas alternativas que comparten con la vieja guardia partitocrática ese ansia intervencionista que tan bien nos va.

A estos cuatreros no hay quien les haga entender que una cosa es que quieran reformar ciertas estructuras estatales definidas como intocables y otra que debamos abandonar por completo nuestro sistema económico para sustituirlo por otro aún más intocable.

Se creen que el modelo productivo es como el Ave Fénix, capaz de renacer de sus propias cenizas, así que se creen en su sagrado derecho a incinerarlo como Hernán Cortés hizo con su flota para que sus soldados no se volvieran atrás.


Sus planes, los mismos que los del Leviatán Popular que revienta los esfuerzos de otros en su orgiástica liquidación de las fuentes de riqueza que encuentra a su alcance.

Un Plan de Empleo por aquí, unos chorros de dinero por allá y el hato de parásitos cree que la mano invisible creará oportunidades, innovación y crecimiento para todos por arte de birlibirloque.

En lugar de apostar por lo de muchos, afianzan las amistades y las clientelas regalándose con quien ponga por aval sus apellidos o sus padrinos políticos.


Las viejas castas tienen ya sucesores que se postulan para racionar los derechos de todos que son los de cada uno.

La mayoría de los partidos propone nuevas políticas de ensayo de métodos a aplicar, así que cada programa influye en el de los demás. Escucho las bienintencionadas promesas como quien lee el horóscopo por curiosidad.

Al final supongo que no voy a ir ni a escupir ni a votar a ningún candidato porque no merecen mi atención ni mi respeto. Todos abusan de la buena fe de los ciudadanos que aún la conservan.


Esperando que las mayorías electorales que se obtengan nos deparen novedades, buena suerte a cualquiera que se moje para que todos tengamos plenos derechos y no como hasta ahora.