GUZMAN1

viernes, 24 de julio de 2015

ENTRE COL Y COL, COLES DE BRUSELAS.


"Asistencia de liquidez de emergencia" (ELA) es una medida del Eurosistema para poner dinero en una entidad financiera solvente que está experimentando problemas temporales de liquidez. No está pensada para asistir insolventes y menos los que estaban avisados de no seguir endeudándose.

No se asume por la política monetaria única, sino que los costes y los riesgos van a cargo del banco central nacional solicitante. El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo puede decidir por mayoría impedir que interfieran con los objetivos y funciones del Eurosistema, como mantener la estabilidad de precios.

El Eurosistema está formado por el Banco Central Europeo, y a su alrededor los bancos centrales nacionales de los Estados de la Eurozona. Al no existir una autoridad monetaria única, por no ser el euro la única moneda en la Unión, el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo es la máxima institución que decide sobre la liquidez del sistema, sin demérito de las atribuciones del Eurogrupo.

Por eso es irrelevante evaluar el rescate a Grecia en términos de pérdida de soberanía, porque los mecanismos de garantía y control son los que requiere esta situación. Con su gobierno supervisado, los griegos ganan en seguridad económica. En beneficio del euro, y hasta de los que gastan en libras esterlinas.

Mejor duerme el deudor que su acreedor, aunque no duerman tranquilos los que pueden devaluar el euro y hacernos más pobres sin hacerse ricos. La sociedad griega, no dormirá bien porque les han hecho votar y después les han ignorado, como pasó en España cuando el trilero Isidoro consultó la entrada en la OTAN.

El preacuerdo se ha confirmado después de que todos hayan entendido que o se juega con las reglas o se juega solo. ¿Cumplirán los parlamentos o seguirán siendo los anfiteatros de la demagogia?.





Rajoy enigmaría incluso a la esfinge legendaria de la antigua Grecia, por lo que habla por él De Guindos, que tiene un aire a Rastapopoulos, el personaje de las aventuras de Tintín. Aquí no cuadran ni cuentas ni explicaciones y por eso estamos en este círculo vicioso de simulaciones en diferido.

Llamémoslas así en homenaje a los autores de esta gran operación internacional que va tocando a su fin desde hace mucho. De momento los resultados son deficitarios para algunos de los países colaboradores, pero lucrativos para ciertas personalidades que cuentan más que el pueblo.

Nuestras pensiones se calculan en función de la duración de nuestra cotización a la seguridad social durante nuestra vida laboral. Cada país del Espacio Económico Europeo, en el que cualquiera haya estado asegurado como mínimo un año, le abonará una pensión de vejez cuando alcance la edad de jubilación, y si ha trabajado en más países, recibirá tantas pensiones como lugares donde haya cotizado.

Es otro de los principios de los acuerdos comunitarios, y parecidas normas regulan las pensiones de vejez, invalidez, viudedad y orfandad para quienes residan en uno de los 28 países miembros de la UE o en Islandia, Liechtenstein, Noruega o Suiza.

La solidez monetaria no es pareja a la solidez de los sistemas europeos de pensiones, cuya principal amenaza es la voracidad de los gobernantes nacionales, que creen que tener fondos para garantizar las pensiones es improductivo.

El dinero nunca sobra, excepto en el cofre suizo donde no le alcanzará jamás la luz del día. El uso ilegítimo del dinero, critican todos después de hacer acopio y al que no haya trincado, que no moleste, aunque sea también suyo.


Entre los Fondos Comunitarios del presupuesto de la UE destacan los Fondos Estructurales Europeos y el Fondo de Cohesión, que cofinancian políticas de gasto público de los estados miembros con el objetivo de cohesionar económica y socialmente el espacio comunitario. Ahí es nada.

Cofinanciar significa que unos ponen si el interesado pone también. A Grecia se le está dando la posibilidad de poner patrimonio público, que en otras manos puede generar riqueza. En poder del Estado o de la burocracia europea, puede servir meramente de aval.

Existe también el Fondo de Solidaridad de la Unión Europea, para fines de asistencia mutua, no a fondo perdido como al Tercer Mundo. Se supone que la cohesión europea no puede permitirse miembros excluídos económicamente, como tampoco se pueden reducir más los bajos salarios y pensiones de los griegos.

El análisis, seguimiento y evaluación de programas financiados con fondos estructurales europeos se hace desde las distintas administraciones, a fin de llevar un doble control por Bruselas y por cada país que recibe sus aportaciones. En las instituciones europeas conocen bien la transparencia española al rendir cuentas, y la eficacia del Tribunal de Cuentas en cuadrarlas.

En el caso de Grecia, mejor no hablar de la gestión pasada ni de la de Syriza en los meses que lleva gobernando. El Fondo Monetario Internacional ha informado de que las necesidades de financiación de Grecia se pueden disparar hasta un 200 % del PIB en los próximos dos años. "La deuda de Grecia solo puede ser sostenible ahora a través unas medidas de alivio que van mucho más allá de lo que Europa está dispuesta a considerar hasta ahora", señala la institución internacional.

No sé si eso significará un rescate permanente o afrontar los sobresaltos con fondos europeos para emergencias. No me extraña nada que los capitalistas calculadores estén barajando la posibilidad de una quita, que no era tan irracional como antes decían.



Según Rajoy, Francia es mucho menos motor europeo que lo que está siendo España, segunda potencia económica tras Alemania. Lo que nos lleva a suponer que la solidaridad interterritorial de la que habla en relación a las autonomías, tendrá que ejemplificarla con nuevas aportaciones al proyecto europeo de una parte de tantísimo beneficio como el que "estamos" ganando.

Por tanto, el crecimiento seguirá lastrado no sólo por comunidades salerosas en el gasto, sino por nuestros aliados menos afortunados. Habrá que esforzarse más para generar riqueza, o cobrar menos, que así seremos orgullosos pobres de un país rico y dadivoso.

Ya podéis volver, lo que trabajáis en el extranjero, que aquí estamos saliendo de la convalecencia, a un tris de que los desempleados vuelvan a poder sustentar al sector público y no al revés. Es de suponer que, con las garantías que se dan a los inversores, todos empiecen a pelearse por poder competir en el país burbujeante de posibilidades en que dicen que vivimos.



En el tema de echarle una mano a sus amigos de Syriza, hemos podido ver a Pablo Iglesias mintiendo a sus votantes y a su amigo Alexis al mismo tiempo. Se acercan las elecciones con las fuerzas políticas clásicas o alternativas en paradero desconocido, lo que contribuirá a ascensos y caídas memorables de todos los partidos, parejo al de las estremecidas economías propias y colindantes por las que han demostrado total desinterés.

Al final, los que no quieren hundirse son los Estados, porque los particulares se apañan solos. La última burbuja en pinchar será la de la burocracia, pero no sin antes estrangular países enteros sometidos al Superestado Europeo y sus autocráticas decisiones.

A fuerza de asumir competencias, desde Bruselas se redistribuye lo que recaudan las demás capitales, que como incapacitados piden el visto bueno para gastar sin arruinarse, como si languidecer poco a poco no llevase al mismo final.

El acuerdo que no satisface ahora a los de Syriza, no puede dejar colgados a los acreedores de buena fe que son los griegos, en primer lugar. Excepto los que más probablemente vayan a cobrar de ahí, que no serán los de buena fe.

Cuanto más "mare nostrum" haya de por medio, menor ocasión de que la deuda odiosa acabe siendo lo odiosamente grande que anhelan los juramentados del crecimiento expansivo que esperan el momento oportuno para  arriesgar con dinero que no es suyo. Estoy convencido de que quien quiera descabalgar la política que llaman "austericidio" no lo conseguirá sin planes que convenzan antes a las autoridades económicas europeas que a sus propios ciudadanos.

Entre tanto, el orden económico subyugado confía en su inercia para resistir la sorpresiva realidad de la sofocante calma en las velas del bajel.