GUZMAN1

miércoles, 29 de julio de 2015

Agosto y septiembre, buscad quien os gobierne.

Como véis, hay abundancia de refranes para todas las ocasiones, y este viene muy bien para las elecciones catalanas que llaman "el veintisiete ese".

Como no les salió demasiado bien la última consulta, los soberanistas han concluído que lo de que la unión hace la fuerza puede funcionar y han hecho una lista única, de la que no forma parte Unió Democrática de Cataluña.

Duran y los que van a la suya han conseguido unir al catalanismo escéptico, tan bien que lo mismo hasta les voto llevado por el Síndrome de Estocolmo hacia sus dos cabezas de lista. Gracias al blog de "La Gran Corrupción" podrás informarte mejor.

Que en medio de la berrea nacionalista haya alguno que por lo demás diga que es demócrata y cristiano inspira una especie de rancia confianza. Cuando se sabe mejor en qué consiste el binomio, no se sorprende uno de que hagan poco porque se les vota para que no se equivoquen mucho. Además, el mensaje de compasión por los semejantes también acompaña y sirve de alivio.



Para los recelosos, en 2012, Durán pidió a Rajoy el inmediato reconocimiento de Kosovo por España. Para los teóricos de las rutas hacia la independencia, es un precedente validador de las declaraciones unilaterales de soberanía. Ese no parece ser objetivo de Durán, pero probablemente de unos cuantos dentro de Unió.

Son tiempos de no saber qué dirá mañana Ciudadanos aunque se acabe llevando votos con la promesa de mejores contactos con Madrid y que de allí vienen esos billetes que caen del cielo.

El ex-alcalde de Badalona es otro que asegura tener buena mano en la Moncloa, pero no se va a comer una rosca según dicen. No discierne entre catalanes y españoles, sólo entre moros y cristianos, que viene con experiencia y opiniones asentadas sobre todos ellos.

Del lado de Santiago quedan pocos patriotas de verdad, y en realidad ninguno. Del de Almanzor, todo lo contrario. Desconozco si sus compañeros de lista son de la opinión de seguirle o de sujetarle. Carece de relevancia si no gana a la plataforma del "SÍ A TODO" que le lleva mucha ventaja hasta en número de misioneros y también de sarracenos.



La "plataforma", "candidatura única" o coalición "Juntos por el sí" agrupa de forma ambidextra a todos los que quieran sumarse al Nuevo Orden Catalán.

Encuadrar los partidos y movimientos semioficiales a la búsqueda del óptimo de transversalidad es lo que ya hace tiempo hizo el PSC, que rivaliza cómodamente por el puesto de moderador de fieras.

La utilización de planes y programas para el futuro aparato de Estado entra en conflicto directo con la política de un partido como el PSC que forma parte de una estructura mayor en España, y augura rupturas parlamentarias en materia presupuestaria.

Por mucho que la lista única representase a sus votantes, ni siquiera está garantizada su pervivencia, caso de que "Juntos por el sí" sea primera en votos y acabe cumpliendo algunas cosas que otros poderes públicos dicen que no van a permitir.

Esta concentración de voto ofende por su "carácter plebiscitario" a quienes quieren distinguir su estrategia paralela, como las que despliega Guanyem Catalunya. De qué nos extrañamos, si la política se acaba reduciendo a buscar nuevas fórmulas para hacernos otra vez los viejos trucos.

Estoy esperando con ansiedad que nos deletreen sus proyectos de impulso económico-democrático, a ver si esta vez se explican.


Desde luego, no se puede discutir que la independencia de Cataluña reducirá el tamaño del Estado aunque prometan no hacerlo y garanticen su hipotética sostenibilidad.

O reconvierten las administraciones catalanas en un sistema justificable en términos de servicio público, o no pueden ni insinuar que nadie vaya a desembolsar el coste del futuro país libre. Libre de obligaciones con Madrid ni con Bruselas, pero no con los de dentro, que también piden con derecho y razón. 

Las comarcas y los planes de rectificación filibustera del mapa electoral no nos dejan ver a veces el minifundismo administrativo que se ha ido construyendo laboriosamente, y que no contribuirá a la fluidez funcional del Estado catalán que nos pintan, porque tampoco lo hacen ahora. 

Las Diputaciones no tienen demasiado sentido dentro del esquema de comarcas y veguerías, por lo que quizás decidan absorberlas como en tiempos de la Mancomunitat, pero nunca renunciar a una estructura administrativa en la que alojar algunas liendres.

Con todo ese peso echaremos otra vez a andar por la ruta circular de la independencia y posterior arrepentimiento. El dirigible de plomo suelta amarras, y la libertad que sintió Ícaro nos va a durar lo mismo que a él.

A votar, a votar, que ya veréis.