Sufre más el que espera siempre
que aquel que nunca esperó a nadie?
dónde termina el arco iris,
en tu alma o en el horizonte?
tal vez una estrella invisible
será el cielo de los suicidas?
dónde están las viñas de hierro
de donde cae el meteoro?
Se llama dualismo a la doctrina que afirma la posible existencia de dos principios supremos, increados, coeternos, independientes, irreductibles y antagónicos.
En el dualismo podemos encontrar el concepto más común de dualismo entre el bien y el mal, por cuya acción se explica el origen y evolución del mundo; pero también, en un sentido más amplio, a las doctrinas que afirman dos órdenes de ser esencialmente distintos, con más o menos radicalismo: por ejemplo, ser ideal y ser real, Dios y mundo, naturaleza y gracia (en el plano cognoscitivo razón y fe), materia y espíritu, orden físico (de la necesidad) y orden moral (de la libertad y el deber) (en el plano cognoscitivo constatación y valoración ética), conocer y querer (plano de la actividad consciente), bien y mal (plano de la actividad moral), felicidad y tristeza, etc.dualismo teológico, cosmogónico (relativo al origen del cosmos) o religioso; en el segundo caso se puede hablar de un dualismo filosófico o metafísico, que se opone de modo irreductible al panteísmo y el holismo.
En la filosofía china se utilizan los términos yin y yang para indicar la dualidad de todo lo existente en el universo yendo más allá de dos principios supremos e irreductibles.
Ya desde la antigua Grecia Platón de cierta manera propuso una especie de dualismo psicofísico (cuerpo y alma).
El dualismo religioso aparece en muchos pueblos antiguos, como China y Egipto, pero especialmente en Persia. Su religión, impulsada y reformada por Zoroastro hacia el s. VI a. C., establece un principio divino del bien, Ormuz o Ahura Mazda, y otro del mal, Ahrimán.
Formas de dualismo se encuentran después en el orfismo (hacia el s. VI a. C.), el gnosticismo (s. II a. C.), el maniqueísmo, la doctrina gnóstico-maniquea prisciliana y ya en la Edad Media, en los bogomilos, albigenses y cátaros. La más influyente de estas doctrinas, después del mazdeísmo de Zoroastro, fue el maniqueísmo.
En líneas generales, las doctrinas dualistas coinciden en los siguientes rasgos: el principio del Bien es identificado con la Luz y el Espíritu; el principio del Mal con las Tinieblas y la Materia, o con el diablo o demonio (maniqueísmo). La materia es, pues, mala, y principio del mal; o bien creada por un demiurgo distinto del dios bueno (gnosticismo de Marción), o por el diablo, principio del mal (Prisciliano), rigorista y extrema; o bien ceden ante lo inevitable y justifican la relajación: porque no es posible resistir al principio del mal que inclina a pecar, y es ese principio, no la persona singular, el responsable del pecado.
Desde el punto de vista de la doctrina católica, Dios es único, infinito y omnipotente; el principio del mal no puede ser Dios ni puede limitar la potencia infinita del único Dios. Todo ha sido creado por Dios, y como tal bueno (Dios miró todas las cosas que había creado y vio que eran buenas: Génesis 1.4.7.10.12.18.21.25.31).
En diferentes autores se han dado formas muy diversas de dualismo ontológicos. Se encuentra en Pitágoras, con la oposición entre límite e ilimitado, par e impar, a las que corresponden otras ocho oposiciones; en Empédocles, con el contraste entre la amistad y el odio, que Aristóteles interpreta como el Bien y el Mal; en Anaxágoras con el caos primitivo y la inteligencia (Nous); en los atomistas, con el vacío infinito y la multiplicidad de corpúsculos invisibles.
Se acentúa en Platón, con los dos mundos: el mundo inteligible de las ideas, eterno, inmutable y necesario, y el mundo sensible de la materia, temporal, mudable y corruptible (alma encerrada en un cuerpo). Platón desvaloriza el mundo de la materia; de su doctrina procede la imagen del cuerpo como cárcel del alma. El dualismo platónico reaparece completo en los neoplatónicos, aunque en estos se añade la doctrina de la emanación, que liga ambos mundos.
Descartes acentúa el dualismo entre el espíritu (res cogitans) y la materia (res extensa). Kant introduce un nuevo dualismo: entre la razón pura y la razón práctica, el mundo natural de la apariencia (fenómeno) y el determinismo, y el mundo moral de la realidad en sí (nóumeno) y la libertad. El libre albedrío puede conducir al pecado, al que los dualistas pueden reducir a una emanación del mal y no achacable a nosotros mismos.
En Mateo 24 se vaticinan las Señales del fin del mundo y se cuenta cómo Jesús salió del templo y, mientras caminaba, se le acercaron sus discípulos y le mostraron los edificios del templo.
2 Pero él les dijo:
—¿Ven todo esto? Les aseguro que no quedará piedra sobre piedra, pues todo será derribado.
3 Más tarde estaba Jesús sentado en el monte de los Olivos, cuando llegaron los discípulos y le preguntaron en privado:
—¿Cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo?
4 —Tengan cuidado de que nadie los engañe —les advirtió Jesús—.
5 Vendrán muchos que, usando mi nombre, dirán: “Yo soy el Cristo”, y engañarán a muchos.
6 Ustedes oirán de guerras y de rumores de guerras, pero procuren no alarmarse. Es necesario que eso suceda, pero no será todavía el fin.
7 Se levantará nación contra nación, y reino contra reino. Habrá hambres y terremotos por todas partes.
8 Todo esto será apenas el comienzo de los dolores.
9 »Entonces los entregarán a ustedes para que los persigan y los maten, y los odiarán todas las naciones por causa de mi nombre.
10 En aquel tiempo muchos se apartarán de la fe; unos a otros se traicionarán y se odiarán;
11 y surgirá un gran número de falsos profetas que engañarán a muchos.
12 Habrá tanta maldad que el amor de muchos se enfriará,
13 pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo.
14 Y este evangelio del reino se predicará en todo el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin.
15 »Así que cuando vean en el lugar santo “el horrible sacrilegio”, del que habló el profeta Daniel (el que lee, que lo entienda),
16 los que estén en Judea huyan a las montañas.
17 El que esté en la azotea no baje a llevarse nada de su casa.
18 Y el que esté en el campo no regrese para buscar su capa.
19 ¡Qué terrible será en aquellos días para las que estén embarazadas o amamantando!
20 Oren para que su huida no suceda en invierno ni en sábado.
21 Porque habrá una gran tribulación, como no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás.
22 Si no se acortaran esos días, nadie sobreviviría, pero por causa de los elegidos se acortarán.
23 Entonces, si alguien les dice a ustedes: “¡Miren, aquí está el Cristo!” o “¡Allí está!”, no lo crean.
24 Porque surgirán falsos Cristos y falsos profetas que harán grandes señales y milagros para engañar, de ser posible, aun a los elegidos.
25 Fíjense que se lo he dicho a ustedes de antemano.
26 »Por eso, si les dicen: “¡Miren que está en el desierto!”, no salgan; o: “¡Miren que está en la casa!”, no lo crean.
27 Porque así como el relámpago que sale del oriente se ve hasta en el occidente, así será la venida del Hijo del hombre.
28 Donde esté el cadáver, allí se reunirán los buitres.
29 »Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días,» “se oscurecerá el sol y no brillará más la luna; las estrellas caerán del cielo y los cuerpos celestes serán sacudidos”.
30 »La señal del Hijo del hombre aparecerá en el cielo, y se angustiarán todas las razas de la tierra. Verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria.
31 Y al sonido de la gran trompeta mandará a sus ángeles, y reunirán de los cuatro vientos a los elegidos, de un extremo al otro del cielo.
32 »Aprendan de la higuera esta lección: Tan pronto como se ponen tiernas sus ramas y brotan sus hojas, ustedes saben que el verano está cerca.
33 Igualmente, cuando vean todas estas cosas, sepan que el tiempo está cerca, a las puertas.
34 Les aseguro que no pasará esta generación hasta que todas estas cosas sucedan.
35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán.
36 »Pero, en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre.
37 La venida del Hijo del hombre será como en tiempos de Noé.
38 Porque en los días antes del diluvio comían, bebían y se casaban y daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca;
39 y no supieron nada de lo que sucedería hasta que llegó el diluvio y se los llevó a todos. Así será en la venida del Hijo del hombre.
40 Estarán dos hombres en el campo: uno será llevado y el otro será dejado.
41 Dos mujeres estarán moliendo: una será llevada y la otra será dejada.
42 »Por lo tanto, manténganse despiertos, porque no saben qué día vendrá su Señor.
43 Pero entiendan esto: Si un dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, se mantendría despierto para no dejarlo forzar la entrada.
44 Por eso también ustedes deben estar preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen.
45 »¿Quién es el siervo fiel y prudente a quien su señor ha dejado encargado de los sirvientes para darles la comida a su debido tiempo? 46 Dichoso el siervo cuando su señor, al regresar, lo encuentra cumpliendo con su deber.
47 Les aseguro que lo pondrá a cargo de todos sus bienes. 48 Pero ¿qué tal si ese siervo malo se pone a pensar: “Mi señor se está demorando”,
49 y luego comienza a golpear a sus compañeros, y a comer y beber con los borrachos?
50 El día en que el siervo menos lo espere y a la hora menos pensada, el señor volverá.
51 Lo castigará severamente y le impondrá la condena que reciben los hipócritas. Y habrá llanto y rechinar de dientes.