Me voy a extender sobre lo legal, lo ilegal, lo alegal y lo ilícito, a modo de continuación a mi anterior entrada de 11 de Noviembre titulada "UNO PARA TODOS, TODOS PARA UNO".
Tiene miga que Rajoy hable despectivamente de las "ocurrencias", si recordamos cuáles fueron sus primeras propuestas económicas para relanzar la economía al inicio de su legislatura. Como disputarse con la Generalitat la creación de puticlubs faraónicos donde habría exenciones a la Ley Antitabaco y otras más.
Los papeles de la Gürtel muestran literalmente cómo contabilizaban como gasto ordinario el "PUTIFERIO" y otras maneras de entretener el ocio nocturno. No han aparecido, hasta ahora, partidas contables que reflejen la adquisición de cocaína, por poner un ejemplo, aunque sí sabemos que entre sus conocidos había algunos que quizás fueran los que la llevaban.
Las amistades peligrosas del Partido Popular, y otros partidos, son los que, a través de la amnistía "fiscal" y sus buenas relaciones con la superioridad, han logrado que en esta legislatura por primera vez las drogas y la prostitución computen como Producto Interior Bruto. Hasta la Unión Europea les ha pedido realismo a la hora de elaborar los presupuestos del Estado.
Consideraciones morales aparte, eso no es crecimiento económico porque además todo ese vicio ya lo había antes de que lo contabilizaran para inflar las estadísticas. Por favor, señorías, si lo que quieren es pintar brotes verdes, permitan que los agricultores rústicos y urbanos puedan tener algunas plantitas, que así podrán ponernos algún impuesto más.
Como la prostitución, se ha buscado la forma de legalizar otras actividades de tráfico prohibido, que nada lo está a ciertos niveles. A nivel callejero, sin embargo, sí hay prohibición, por ejemplo la del consumo de estupefacientes (término que expresa muy bien los efectos de la droga blanda). En cambio, resulta eufemísticamente parco para definir otras sustancias muchísimo más nocivas por su potencialidad tóxica o adictiva.
Las guerras de la droga cuestionan la inocuidad del cannabis y su comercialización paralela. Las rutas de las drogas, blandas o duras, y las redes que los distribuyen son las mismas, como cuando el contrabando de cigarrillos se adaptó al de cocaína en Galicia, por ejemplo.
Las grandes sociedades farmacéuticas, como Merck y Bayer entre cuyas patentes se cuentan la obtención y el refinado de cocaína, heroína y Lsd, actúan con los parámetros mercantiles que ya denunciara en China Lin Hse Tsu, en su Carta a la reina Victoria de 1839: "Pero existe una categoría de extranjeros malhechores que fabrican opio y lo traen a nuestro país para venderlo, incitando a los necios a destruirse a sí mismos, simplemente con el fin de sacar provecho. (...)ahora el vicio se ha extendido por todas partes y el veneno va penetrando cada vez más profundamente (...) Por este motivo, hemos decidido castigar con penas muy severas a los mercaderes y a los fumadores de opio, con el fin de poner término definitivamente a la propagación de este vicio.(...) Todo opio que se descubre en China se echa en aceite hirviendo y se destruye. En lo sucesivo, todo barco extranjero que llegue con opio a bordo será incendiado (...)". Palabras hoy olvidadas.
En su artículo "Il padrino proibizionista", Roberto Saviano opina que "Yo creo que la legalización, y no la liberalización, es la única manera. Dos términos similares que a menudo se confunden, pero que indican dos visiones completamente diferentes. Legalizar significa trasladar todo lo referente a la producción, distribución y venta de drogas bajo el control del Estado. Esto significa la creación de una red de normas, derechos y deberes. La liberalización es todo lo contrario. Es privar al comercio y al uso de cualquier significado jurídico, dejarlo sin limitaciones, desinteresarse del problema, zona franca. En cambio la legalización es la única manera de detener este silencioso, desmesurado, violento poder que hoy condiciona a todo el mundo: el narco-capitalismo".
Así que la alternativa que propone Saviano para acabar con el narcomercantilismo es sustituirlo por un monopolio estatal que pueda atender una demanda que no se cuestiona por las administraciones. De hecho, la satisfacen de diversos modos. Algunas son partidarias de autorizar ciertos ámbitos de tolerancia, aunque a su vez imponen multas al consumo en público y la tenencia. Pero no vayamos a pensar que son por interés recaudatorio, sino de la salud pública.
Lo que no habíamos visto hasta esta legislatura es que estos agridulces suministros pagasen impuestos. Por otro concepto, claro.
Y los servicios inspectores del Estado buscan la manera de burlar todos los controles nacionales e internacionales para poder facturar como transmisiones de bienes y servicios lo que no se pueden llevar simplemente en maletines o bolsas de basura. Aunque se llegase a saber, nadie puede demostrarlo, en el cortijo fortificado de la oligarquía VIP y las bocas inútiles que se les arriman.
Lo que no habíamos visto hasta esta legislatura es que estos agridulces suministros pagasen impuestos. Por otro concepto, claro.
Y los servicios inspectores del Estado buscan la manera de burlar todos los controles nacionales e internacionales para poder facturar como transmisiones de bienes y servicios lo que no se pueden llevar simplemente en maletines o bolsas de basura. Aunque se llegase a saber, nadie puede demostrarlo, en el cortijo fortificado de la oligarquía VIP y las bocas inútiles que se les arriman.
España es un país de servicios, una vez desprovista de la industria que quedaba. Y el mayor de los servicios públicos y privados es blanquear los beneficios de las actividades ilegales toleradas, fingiendo ser un Estado de Derecho para redefinir la ilegalidad como "alegalidad".
El sistema que no hace cumplir las leyes se permite despreciarlas como un maremágnum de prejuicios obsoletos, como si los hubiera respecto de lo que la Ley claramente declara prohibido.
La progresía que quería cambiar la realidad ha sido copiada por la gran partitocracia que sigue el camino de liberarnos de ideas preconcebidas, como en el caso de las prostitutas que ahora son "trabajadoras del amor".
La progresía que quería cambiar la realidad ha sido copiada por la gran partitocracia que sigue el camino de liberarnos de ideas preconcebidas, como en el caso de las prostitutas que ahora son "trabajadoras del amor".
Lo de llamarlo amor es debate manido, y menos reprobable que usar el término "trabajadoras", sin antes reflexionar sobre cuántas son voluntarias y cuántas las que son víctimas de explotación.
Asesores neoliberales de tres al cuarto buscan ahora la forma de legalizar cosas que exceden del amplio pero no infinito margen de tolerancia del principio de autonomía de la voluntad amparado por el Código Civil. Como todos los negocios alrededor de la prostitución, que en sí misma ofrece a la mujer necesitada o experta una dudosa ventaja en sacar provecho del deseo ajeno.
Transacciones hasta hace poco consideradas "extra comercii" se facturan ahora mediante tarjeta de crédito y el servicio incluye que el cargo sea por un concepto discreto y adecuadamente ambiguo para los libros de contabilidad.
Las relaciones que quieren llamar "laborales" permitirán a su vez la profesionalización del proxenetismo y su categorización por la Seguridad Social como personal de seguridad o de alta dirección. Que por cierto son necesarios en ese negocio.
Hasta ahora a la Seguridad Social no les importa lo que hagan sino que cotizen como camareras, bailarinas o masajistas. O actores "porno", que no se deben considerar de la misma profesión sino artistas.
El régimen del IVA excluye las actividades artesanas, que se caracterizan por tener cierto arte y pocos medios. Seguramente esto no sería argumento admisible en una inspección de la Agencia Tributaria, a cuyos funcionarios tampoco les importa el concepto mientras las prostitutas declaren y facturen sus ganancias.
El Estado prefiere "permitir prohibiendo" a dar atención social a las prostitutas, y de paso recaudar con multas a los clientes, culpables de "machismo" y "explotación sexual".
Dar licencia para la prostitución es algo que ya se hizo en otros tiempos. La tolerancia, generalmente extendida, no les parece bastante a ciertos sectores del activismo feminista, que aspira a que se libere de tabús la actividad que sus compañeras de todo el mundo consideran denigrante aún sin proxenetismo por medio.
Se presupone que la gente se prostituye por desgana de trabajar decentemente. Así que el problema es sólo el escándalo público cuando lo hacen en la calle.
Así que, ya puestos, la Comunidad de Madrid y la de Cataluña, buscaron una salida profesional a tantos y tantas "ni-nis" en el área de derroche y lenocinio que querían llamar Eurovegas. Como el turismo de menor poder adquisitivo no es bien recibido ni en los museos, piensan que hay que abrir la puerta a tahúres, borrachos y puteros que se dejan más dinero para elevar el producto interior bruto, y tan bruto.
La contabilidad "A" de nuestro sistema productivo incluye el crecimiento de sectores marginales que también tienen sus emprendedores.
Como en la verdadera Las Vegas, lo que allí ocurriera allí se quedaría, para no perjudicar el negocio. De vez en cuando alguna chica intentaría escapar con su dinero, pero a la hora de proteger el honesto comercio del "adult entertainment" la Ley se encargaría de condenarla por hurtárselo a sus chulos. Por cosas del destino no se construyó el complejo "turístico", y las timbas ilegales y el puterío siguen confinados en los locales donde la tolerancia de la autoridad permite toda clase de vicios.
Es un sector paralelo desde el punto de vista de una administración que vigila cuando quiere y lo que quiere, porque la trata de blancas y a veces de menores sigue arropada por la semiclandestinidad de este tipo de negocios.
La élite encuentra muchos cómplices sin buscar demasiado. Han puesto a sus guardianes a protegerles de la Ley. Gestores, servicios de "factoring", asesores contables y financieros, auditores, todos al servicio del crimen organizado que es también motor económico de muchas economías nacionales.
Andorra y Gibraltar se llevan la fama mientras en la Costa Brava o la del Sol cardan la lana. Allí se han llevado a cabo algunas de las mayores operaciones contra el blanqueo de capitales de las mafias internacionales: rusos, chinos, y los italianos a los que les gustan tanto las fincas de Barcelona.
Pero ya sabemos que los mafiosos entran con el previo visto bueno de políticos que piensan que, como el mal ya está hecho, mejor que el dinero sea para una buena causa, como la suya.
Y la suya es la de muchos suyos, ojo avizor a lo que hace el de al lado para hacerlo también ellos.
Jueces, fiscales e inspectores de Hacienda avanzan y retroceden en una vía sin final a la vista. Los Bancos colaboran lo menos posible evitando la confrontación con los políticos que han dirigido el blanqueo de capitales.
Cristóbal Montoro, a la cabeza de todos ellos, escabulle del control judicial tanto contabilidades privadas como las de organismo públicos o semipúblicos, al mismo tiempo que usa privadamente los datos confidenciales que esconde a otras autoridades.
Pese a las instrucciones recibidas de las instituciones europeas sobre terminar de una vez con esas bolsas de dinero negro, ahí siguen las fundaciones y clubes deportivos con cuentas millonarias de peculio tan negro que ni se sabe quién es realmente su dueño.
Según Reuters, el deporte más popular del mundo está atrayendo a delincuentes por las grandes cantidades de dinero que mueve sin tener en cuenta fronteras y con unos métodos de contabilidad habitualmente oscuros.
"Los clubes de fútbol son considerados por los delincuentes como vehículos perfectos para el lavado de dinero", señaló un informe de una unidad de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Los clubes y los conglomerados bursátiles cotizantes en las Bolsas españolas, están asociados en los beneficios que, paradójicamente, se obtienen de las entidades deportivas sin fines lucrativos.
Y como el deporte se ha ganado corazones y mentes, si hay alguna entidad de la que no se pueda decir nada malo, es de las entidades deportivas que arrastran masas.
Los campeonatos Mundiales del deporte rey van asociados a un aumento de la demanda de prostitución, a veces atraídas por la multitud de futboleros ávidos de sexo. El verdadero rey de los deportes sigue siendo el más antiguo del mundo.
Cristóbal Montoro, a la cabeza de todos ellos, escabulle del control judicial tanto contabilidades privadas como las de organismo públicos o semipúblicos, al mismo tiempo que usa privadamente los datos confidenciales que esconde a otras autoridades.
Pese a las instrucciones recibidas de las instituciones europeas sobre terminar de una vez con esas bolsas de dinero negro, ahí siguen las fundaciones y clubes deportivos con cuentas millonarias de peculio tan negro que ni se sabe quién es realmente su dueño.
Según Reuters, el deporte más popular del mundo está atrayendo a delincuentes por las grandes cantidades de dinero que mueve sin tener en cuenta fronteras y con unos métodos de contabilidad habitualmente oscuros.
"Los clubes de fútbol son considerados por los delincuentes como vehículos perfectos para el lavado de dinero", señaló un informe de una unidad de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Los clubes y los conglomerados bursátiles cotizantes en las Bolsas españolas, están asociados en los beneficios que, paradójicamente, se obtienen de las entidades deportivas sin fines lucrativos.
Y como el deporte se ha ganado corazones y mentes, si hay alguna entidad de la que no se pueda decir nada malo, es de las entidades deportivas que arrastran masas.
Los campeonatos Mundiales del deporte rey van asociados a un aumento de la demanda de prostitución, a veces atraídas por la multitud de futboleros ávidos de sexo. El verdadero rey de los deportes sigue siendo el más antiguo del mundo.