GUZMAN1

lunes, 2 de mayo de 2016

EL ADULADOR, de Victorino Abente y Lago.



Cual voluntario esclavo, a la cadena
Se entrega del magnate a quien adula
Y su afán codicioso disimula
Fingiendo una adhesión de afecto llena.





Cuando está su señor de enhorabuena
Alabanzas le canta y congratula,
Y aflicción profundísima simula
Si nota que le aqueja alguna pena. 




En apariencia es cándido y sencillo,
Y en verdad, solapado e inteligente,
Y cuando astuto, el redomado pillo,



La caída del ídolo presiente,
A otra parte se va con su organillo
Buscando siempre, el sol que más calienta.