Parásitos de sabios verdaderos
pululan cual langosta de la ciencia, y a fuerza de aguzar la inteligencia suelen lograr prestigios y dineros.
Como aprenden oficios de embusteros
no tropiezan jamás con la conciencia, y el alto don del genio que es paciencia lo cambian en sofismas traicioneros.
Se le conoce al punto en la tiesura,
en su afán de hacer casta de escogidos,
en su total carencia de ternura
hacia todos los débiles y hundidos,
y en la tranquila y sin igual frescura
con que ejecutan actos de bandidos.
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