GUZMAN1

sábado, 28 de julio de 2018

HOMBRES DE PAJA.


Se dice que el nuevo President de la Generalitat, Quim Torra, es el hombre de paja de Puigdemont. Pero no es menos cierto que el mismo Puigdemont era un desconocido hasta que el dedo de Artur Mas lo designó para la Presidencia. Y Mas fue, si no hombre de paja, el factótum designado por Jordi Pujol para sucederle.

En este caso los seguidores del "procés" creen que el verdadero y auténtico President, el "legítimo", es Puigdemont que algún día retornará de su exilio para liberarnos. Por eso el mismo Torra está diciendo que seguirá las instrucciones del expresident fugado y él será sólo el President interino.

Nada más ser elegido, Torra estrenó su lamentable papel de segundón voluntario para prepararse para el advenimiento de la República Catalana. Puigdemont sigue guiando su campaña de gestos contra "Madrit" esperando resultados distintos que antes de salir por patas.

Jurar la Constitución es un trámite prescindible desde la investidura de Puigdemont, así que Torra sólo ha prometido fidelidad al Parlament y al pueblo de Cataluña, del que al parecer no formamos parte los que pensamos diferente. Tras intentar el nombramiento de presos y huídos como miembros del Govern (que no le han permitido), el nuevo ejecutivo autonómico desarrolla una política de desplantes hacia el gobierno central. Sin embargo, por muchos feos que le hagan al Rey y mucha validez que den a la consulta fraudulenta del 1 de Octubre, la república catalana sigue siendo una quimera.

Eso sí. el ruido independentista les sirve para ahogar los casos de corrupción de la oligarquía catalana de toda la vida. Oriol Pujol pacta con la Fiscalía una condena leve por la trama de las ITV, mientras la Justicia alemana concede la extradición de Puigdemont solamente por malversación de fondos.


En realidad, la duda está en si alguno de los presos y los fugitivos será condenado por rebelión o sedición, ya que la opinión de la Justicia alemana pesa sobre los criterios de los jueces españoles y condiciona los procesos que tramita el Supremo. Si los principales responsables no pueden ser juzgados por delitos contra la Constitución y el orden público, eso podría hacer que los que estaban por debajo en la cadena de mando tampoco sean enjuiciados por su papel en los hechos.

Para dejar claro que eso no va a ocurrir, el magistrado Llarena ha retirado la euroorden dejando a Puigdemont en lo que vienen en llamar exilio, so pena de que volver a España significará su detención. La fuga se ha convertido en residencia permanente en el extranjero, y durará el tiempo que tarden en prescribir los delitos de los que se acusa al ex-President.

Ya veremos entretanto qué suerte correrán los detenidos en prisión provisional. Pese a que la decisión alemana no constituye un precedente, los indepes constatan que allí se afirma que no hubo delitos de rebelión ni de sedición al no haber existido el nivel necesario de violencia. Por eso redoblan sus campañas en pro de la liberación, sin más, de todos los acusados por estos delitos a los que catalogan de presos políticos.

En mi opinión, retirar las euroórdenes por no haberse obtenido la extradición es impresentable. La Justicia española, con el Supremo al frente, está de nuevo envuelta en marranadas de dudosa legalidad, dejando claro que la estrategia de Llarena no es otra que perseguir los delitos contra el orden establecido mientras deja correr los delitos económicos que los jueces y los políticos han pactado ignorar.


Puigdemont se crece con estas maniobras ahora que es libre (entretanto no vuelva), y se afana en desestabilizar al actual Gobierno esperando que miren hacia otro lado mientras los suyos intentan afianzar la República Catalana que se ha propuesto proclamar.

Sánchez y su séquito van a tener que definirse sobre qué van a negociar en el "diálogo bilateral" que los indepes exigen. Por el momento Borrell es el que más claro ha hablado diciendo que ni en la Constitución ni en otras se reconoce un supuesto "derecho de autodeterminación". No es un argumento nuevo ni desconocido, pero destaca entre los miembros de un Gobierno al que se nota cierto retraimiento en cuanto a tratar del independentismo acérrimo que tenemos hoy.

Conscientes de que pueden hacer caer a un gobierno tan débil como el actual, los indepes pretenden agruparse en el nuevo partido de Puigdemont para presentarse a las próximas elecciones. O quizás para las europeas, a las que podría presentarse el fugado para salir eurodiputado en Bruselas, territorio amigo.

Ahora es cuando se reconoce quién es un hombre de paja o un buen estadista. Ambos en la cuerda floja, Sánchez y Puigdemont jugarán sus cartas el uno contra el otro, con pocos apoyos que recibir.