GUZMAN1

lunes, 2 de marzo de 2020

"Las ideas no duran mucho, hay que hacer algo con ellas."





El partido VOX ha demostrado ser capaz de superar a algunos adversarios en las elecciones, pero aún tiene que demostrar que puede hacer lo mismo en el Parlamento y los gobiernos autonómicos. Para ello, tienen que hacer realidad su programa, siguiendo el ejemplo de otros políticos de su mismo criterio.

El presidente de Vox, Santiago Abascal, ha asistido en Washington al discurso de clausura del presidente de Estados Unidos, en la Conferencia de Acción Política Conservadora, el encuentro que reúne al movimiento conservador del país norteamericano desde hace más de 40 años.

Abascal ha destacado sentir un «gran respeto» por la figura de Trump, cuya gestión está siendo «muy exitosa» desde el punto de vista económico y que cuenta con un «gran respaldo» entre sus votantes.

Donald Trump cumple con sus promesas electorales, aunque le falta construir un muro en la frontera con México y hacer que ese país pague la obra. Por el momento parece que se va a conformar con vallar unos tramos de frontera pagando el contribuyente gringo.

Vox ha propuesto en el Congreso hacer eso mismo en Ceuta y Melilla, porque un muro de muchos metros de alto como el de Israel impide el paso a los ilegales sin el espinoso inconveniente de las concertinas. Por cierto que lo que la Prensa llama "devolución en caliente" que en realidad es impedir la entrada en el país a un inmigrante irregular en el momento en el que intenta cruzar la frontera, está en la Ley de Seguridad Ciudadana. El pasado febrero, una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos señaló que la devolución sumaria de dos africanos durante un intento de cruce masivo en 2014 no constituyó una violación de derechos humanos, ya que los Estados están en su derecho de expulsar a sus lugares de procedencia a quienes intentan la entrada en el territorio por la fuerza.
Trump abogó por deportar inmediatamente a los millones de inmigrantes indocumentados que hayan cometido algún delito. La tarea puede implicar otros tantos procesos judiciales de varios meses de duración, además de localizar a quienes tengan orden de deportación, y Trump también hizo promesa de triplicar el número de oficiales de inmigración.

Las declaraciones de Trump, siendo polémicas, nos hacen olvidar que Barack Obama es el presidente que más deportaciones ha realizado en la historia de Estados Unidos. Ha recibido el apodo de "deporter-in-chief" (Deportador en jefe) porque según la Oficina de Inmigración y Aduanas de EE.UU., bajo su mandato fueron deportadas 2.768.357 personas, más que durante el mandato de su predecesor George W. Bush. Casi la mitad de los expulsados por la Administración Obama carecía de antecedentes penales.

Cuando llegó a ser el presidente de Estados Unidos, Trump firmó una orden ejecutiva con el objetivo de despojar de ayudas financieras federales a las llamadas "ciudades santuario" que no cooperan con las leyes de inmigración. En España Ayuntamientos y Autonomías acogen inmigrantes irregulares que no son expulsados por vía judicial o administrativa, diga lo que diga el Código Penal o la Ley de Extranjería.




Sobre la atención sanitaria la formación dirigida por Santiago Abascal apuesta por la “devolución inmediata al Estado” de las competencias de Sanidad, así como las de Educación, Seguridad y Justica. Mediante esta concepción estatal, el partido que dirige Santiago Abascal quiere alcanzar “una concepción integral de la sanidad” para impulsar así medidas como el desarrollo de una “tarjeta sanitaria única”, el establecimiento de “un calendario de vacunación único” o acciones como la “gestión integral de las listas de espera y cartera de servicios única en todo el territorio”.

En esto no pueden coincidir con Trump, que ha liquidado el Obamacare, y apuesta por la sanidad privada. Pero Vox sin duda aplaude que, nada más haber jurado el cargo, el presidente Trump reactivase una orden instaurada por Reagan que eliminó la financiación con fondos federales a entidades abortistas, que por cierto se lucran en algunos casos de la venta de órganos y tejidos de fetos abortados.

En el terreno social, Trump prometió subir a 10 dólares por hora el salario mínimo federal, e incentivar a los estados para que establezcan sus mínimos de acuerdo con sus necesidades competitivas frente al resto del país. El paro ha descendido durante su mandato, dejando pocos argumentos a los demócratas.




Como los políticos populares no creen compatible la subida del salario mínimo con el aumento del empleo, aquí no veremos esos avances si Vox no imita el estilo norteamericano. Mientras aquí le élite se lleva al extranjero las industrias y los beneficios, Trump prometió restringir la deslocalización de las empresas de EEUU y crear impuestos de importación proteccionistas.

La reforma fiscal aprobada en Estados Unidos a finales de 2017 cambió las reglas tributarias para repatriar beneficios empresariales obtenidos en el extranjero. Una vez eliminado el fuerte recargo sobre estas rentas, se han repatriado 370.000 millones de dólares.

Rebajar impuestos a las familias que ganan menos y limitar los impuestos que pagan las empresas, independientemente de su tamaño son medidas que han incentivado la economía y han permitido recaudar más tributos gracias al "efecto Laffer".

Aquí también el tripartito de PP, Ciudadanos y VOX en la Junta de Andalucía ha conseguido bajar todo tipo de impuestos, entre los que se encuentran el de Sucesiones y Donaciones, y ahora se tienen que poner de acuerdo en cómo reducir el gasto para equilibrar las cuentas.

Donald Trump prometió más armas y entrenamiento a la policía, y a la vez extender los permisos de portar armas a los 50 estados del país, en coherencia con la 2ª enmienda de la Constitución que garantiza a los ciudadanos el derecho a llevar armas y a organizarse como una milicia con fines defensivos.

Santiago Abascal propone recuperar el servicio militar obligatorio porque los jóvenes deben «una entrega a la patria» para beneficiarse de lo que «da la sociedad». La "mili" sería buena para dar formación y un título a los parados jóvenes que voluntariamente se alisten, pero mala para quienes estén ya estudiando o trabajando, como sabe bien el líder de Vox, que obtuvo la exención por esas causas.