Gritos y lamentos llegan al cielo
ya no hay dioses
ni palabras sagradas
cuyo conjuro detenga la pestilencia.
Vientos feroces azotan la desvalida Tierra
huracanes furiosos ahora arrasan el suelo fértil
lluvias pertinaces limpian la superficie de la Tierra
ríos desbocados inundan las aldeas
terribles sacudidas estremecen ciudades
fríos y calores extraños estremecen a los humanos.
Larga noche de desesperanza
para un amanecer de sol anaranjado
para la vida con otra oportunidad
para un amanecer de sol anaranjado
para la vida con otra oportunidad
para un par de antenas que saludan al nuevo día.