¿Visteis, cuando el temblor con improvisa
fuerza se siente al despuntar el alba,
que, como puede cada cual se salva,
sin que a nada lugar le dé la prisa?
Saliendo sin zapatos y en camisa,
flacas piernas mostrando y lucía calva,
hacen Crispín y su mujer Grijalva
que en medio del terror nazca la risa.
¡Cuánto oculto galán más que de trote
con la infamada joven sale fuera,
sin temor de que el público lo note!
Y hasta se ve salir ¡quién lo creyera!
a todo un venerable sacerdote
¡de la impura mansión de una ramera!