Camina el jefe del pueblo
después de beber café.
Y una voz que no se ve,
grita al oído:
-mire, jefe, que hay un hombre
que allí está herido.
-Lo sé.
Camina el jefe del pueblo
después de beber café.
Y vuelve la voz y dice:
-jefe, que un hombre no ve;
tiene llanto entre los ojos,
y tiene plomo en los pies.
-Lo sé.
Sigue caminando el jefe
después de beber café.
Y la misma voz le grita:
-murió un hombre allí de sed.
¿Qué haremos, ahora, jefe?
-que haga pronto el hoyo usted.
Y el jefe sigue su rumbo,
pero también
el jefe sigue pensando ...
Piensa sólo a qué hora es
la otra taza
de café...
de café...
Como muestra este video, no cabe duda del terrorismo suicida de carácer yihadista en los atentados de Cataluña del 17 de agosto de 2017.
El pleno del Parlament aprobó en Julio de 2020 las conclusiones de la investigación sobre los atentados yihadistas de Barcelona y Cambrils del 17 y 18 de agosto de 2017.
De dichas conclusiones destaca el acuerdo de todos los grupos salvo PP y Ciudadanos para que el cuerpo de los Mossos d’Esquadra se integre en organismos de intercambio de información y coordinación policial internacionales como Europol e Interpol (en el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado ya lo hizo).
Fue una propuesta del grupo PSC-Units la que alcanzó el consenso sobre esa cuestión en la comisión, con la curiosa coincidencia de que eso exonera la negligencia de la alcaldesa Colau en evitarlo, colocando bolardos en la acera de acceso a las Ramblas por donde entró la furgoneta asesina, como comenté en otra entrada.
De hecho, cuatro meses después del atentado terrorista de La Rambla, es lo que tardó el Ayuntamiento en colocar bolardos en el lugar para impedir que ningún vehículo pueda acceder a la zona peatonal central de esta popular calle de Barcelona.
En las conclusiones de la Comisión se falsea que los servicios secretos del Estado tuvieran conocimiento o información acerca de los atentados, omitiendo que los Mossos se desvincularon de cualquier alerta de la CIA, a pesar de que tres altos cargos de la policía autonómica acudieron a Washington para reunirse con personal de la CIA tras el aviso de que Daesh podía atentar en la Ciudad Condal.
En la explosión de la casa de Alcanar previa a los atentados, la juez advitió en la inspección ocular una gran número de bombonas de gas, e informó a los Mossos que “podían estar preparadas" para una acción terrorista", a lo que le respondieron: “Señoría, no exagere”.
Uno piensa que no sólo hubo negligencia, sino que "dejaron hacer". Este informe pone de manifiesto la particular colaboración de Marruecos en los atentados del 11-M, pero sabemos poco del nexo Cataluña-Marruecos. Quizás Dina Bousselham, el entonces Conseller de Interior o Ada Colau podrían informarnos al respecto del 17-A.
Pero además, no se acredita que el cerebro de los ataques terroristas, el imán Abdelbaki Es Satty, fuese confidente y fuente del Centro Nacional de Inteligencia (aunque agentes fueron a interrogarle en prisión), tesis del abogado Alonso-Cuevillas, quien declaró que estaba vivo en Marruecos, extremo descartado por los Mossos y la Fiscalía.
En 2017, Alonso-Cuevillas asumió la defensa letrada de Carles Puigdemont. También colaboró en la defensa jurídica del resto de políticos presos por orden del Tribunal Supremo. En las elecciones generales de España de abril de 2019 encabezó como independiente la lista de la coalición Junts per Catalunya por la circunscripción de Girona, obteniendo un escaño en el Congreso de los Diputados. El 17 de diciembre de 2020, Alonso-Cuevillas dejó su escaño en el Congreso al postularse como candidato en las listas al Parlamento de Cataluña en las elecciones de febrero de 2021, consiguiendo un escaño como Diputado por la circunscripción de Barcelona.
Unas 500.000 personas participaron en Barcelona en la manifestación de condena del terrorismo tras los atentados yihadistas del 17 de agosto en la capital catalana y Cambrils. La convocatoria se vió enrarecida por los constantes pitidos y abucheos destinados al rey Felipe VI y al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. También destacó una significativa presencia de esteladas y pancartas que vinculaban al Gobierno y a la Corona con la violencia en Oriente Próximo. Una triste parodia de los días siguientes al 11M en Madrid.
A principios de 2015 hubo un atentado terrorista contra la revista satírica Charlie Hebdó en la ciudad de París, dejando 11 personas muertas e igual número de heridos. La noticia conmocionó al mundo, a tal grado que de sus 60,000 ejemplares llegó a alcanzar los 7 millones, además de alimentar, en su momento, la islamofobia, a pesar de que los musulmanes son la segunda representación religiosa en el país galo y que los grupos fundamentalistas de todas las religiones semitas, en general, tienden a cometer estos actos de barbarie.
Pero los ataques dejaron una serie de dudas que vinculan el hecho a un atentado de falsa bandera. Los hermanos Chérif y Said Kouachi, autores de la matanza en Charlie Hebdo, y Amedy Coulibaly, que mató a una policía municipal y a cuatro judíos en los dos días siguientes, habían estado vigilados hasta poco antes de cometer sus crímenes por los servicios antiterroristas, pero la vigilancia se interrumpió meses antes.
Said fue controlado entre noviembre de 2011 y junio de 2014, es decir, hasta siete meses antes del ataque a la revista satírica. Chérif, por su parte, tuvo el teléfono intervenido entre noviembre de 2001 y finales de 2013.
Los servicios secretos estadounidenses, además, habían advertido a los franceses a finales de 2011 de que Said había estado en Omán en el verano de ese año y que, al parecer, había pasado a Yemen durante varios días.
Y el Viernes 13 de 2015, tras una serie de atentados terroristas perpetrados en la capital francesa, el mayor de los cuales en la sala Bataclán, se cuenta como balance oficial provisional el fallecimiento de 129 individuos, de 14 distintas nacionalidades, además de 352 heridos, pudiendo apreciarse una posible operación de falsa bandera, que pudo hacerse para la incriminación de grupos ideológicos específicos, con la intención de justificar una respuesta bélica más sanguinaria por parte de la clase gobernante gala. El presidente francés, François Hollande, declaró el estado de emergencia en su nación, además de descargar una veintena de bombas aéreas sobre la ciudad de Raqqa, considerada la capital del Estado Islámico.
Llama la atención el hallazgo de un pasaporte, que pertenecía a un refugiado sirio y que se encontraba en el mismo lugar donde un terrorista hizo estallar un cinturón de explosivos. Aunque la misma policía francesa no pudo asegurar que perteneció a uno de los terroristas suicidas, tampoco que es un documento legítimo, es notable la facilidad con que mediáticamente se dio por hecho que así fue, sin reparar sobre la incongruencia de que dicho pasaporte no fuera estropeado por la explosión acaecida, además de que éste fuera portado para perpetrar el atentado. Los supuestos hallazgos de pasaportes en el lugar donde ocurren los atentados terroristas suelen ser un firme indicador sobre operaciones de falsa bandera.
Existen más de 100 indicios de que lo mismo ocurrió el 11 de Septiembre en NY, como el que señala la presencia de termita en los restos del World Trade Center, el colapso del Edificio 7 que no fue impactado por aeronave alguna, el fuego que derritió estructuras de acero y hormigón pero que no fue capaz de dañar pasaportes de terroristas, además de un muy largo etcétera. Las consecuencias, como siempre, fueron la ocupación de un territorio estratégico, el endurecimiento de leyes y la muerte de cientos de miles de inocentes.
Las teorías que cuestionan la versión oficial del 11-S son dos: que el Ejecutivo era consciente de los ataques y los permitió; la otra, que fue un trabajo desde dentro. Objetivo: la invasión de Irak. Eso es lo que aseguran críticos y teóricos del 11-S , muchos de ellos dentro del llamado Movimiento por la verdad del 9/11.
Antes del acto terrorista, las acciones de United Airlines (uno de sus aviones impactó contra la torre Sur y otro se precipitó en Pensilvania) cayeron un 42%, mientras que las de American Airlines (torre Norte y Pentágono) lo hicieron un 39%. Operaciones de venta que, en algunos casos, se llevaron a cabo con Morgan Stanley Dean Witter & Co., una empresa que ocupaba 22 pisos en el WTC. Las ganancias de estos movimientos ascenderían a cientos de millones.
Pero si se habla de dinero y del WTC no puede faltar un nombre: el de Larry Silverstein, el magnate que alquiló las Torres Gemelas unos meses antes del atentado. Por el contrato adquirió una póliza de seguros de 3.500 millones de dólares, que se cobraría en caso de un ataque terrorista.
Tampoco se habla de que los edificios eran económicamente deficitarios y debían afrontar una reforma para quitar todo el amianto de su estructura. Una reforma que hubiera costado más que construirlos de nuevo o derribarlos, y que no hubiera contado con la generosa financiación del dinero pagado por las empresas aseguradoras en virtud a la póliza que cubría actos de terrorismo.
La creación del Estado Islámico se puede rastrear en el origen de Al Qaeda, compartiendo incluso a los mismos colaboradores en cuanto a su financiación. Así, bajo el modus operandi que los caracteriza, no son pocas las evidencias de que el Estado Islámico fue creado por las agencias de inteligencia de EU (CIA), Inglaterra (MI6) e Israel (Mossad), según el profesor Michel Chossudovsky, director del Centro de Investigación sobre la Globalización.
Incluso las fuentes más reservadas hacen eco de las relaciones entre USA, Al Qaeda y el ISIS, Pero la embajada rusa no va a ser evacuada y hoy martes estará el embajador ruso en Kabul. ¿Quién respalda a los talibán en este momento?.
Recordemos que en Medio Oriente se viven constantes periodos de inestabilidad política, que en gran parte se deben al reparto de territorios que las potencias del mundo occidental siguen haciendo sobre dicha zona. El radicalismo ideológico-religioso seguirá siendo alimentado hasta que los recursos naturales que posee la zona no sean lo suficientemente bajos como para no obtener un beneficio por encima del capital que allí llega. Pecan de ingenuos quienes (a pesar de toda la información con la que se dispone el día de hoy) intentan explicar las guerras sin las motivaciones económicas que las originan.
Como se sabe cuáles son las potencias que deciden los destinos de la humanidad, es más fácil comprender que las motivaciones que llevan a la guerra son un libreto que se repite siempre: las ocupaciones militares tienden a llevar ‘democracias’ –siempre que sean afines a los intereses de Occidente– y, de paso controlar una zona estratégica económicamente. En tal proceso también suelen crearse bancos centrales y les son brindados empréstitos con la intención de que la nación se endeude.
La guerra contra el terrorismo (War on Terror) es una campaña de los Estados Unidos, apoyada por varios miembros de la OTAN y otros aliados, con el fin, declarado, de eliminar sistemáticamente a los grupos terroristas, considerados así por la Organización de las Naciones Unidas, y a todos aquellos sospechosos de pertenecer a estos grupos, y poniéndole fin al supuesto patrocinio del terrorismo por parte de otros Estados.
Esta ofensiva internacional fue lanzada bajo la administración de George W. Bush tras los ataques terroristas del 11 del septiembre del 2001 en Nueva York y Washington D. C., realizados por Al Qaeda, convirtiéndose en parte central de la política exterior e interna de esa administración en torno a los países integrados en el llamado eje del mal.
Según las informaciones aparecidas en diversos medios (The New York Times, The Guardian, Rolling Stone), el sucesor de Bush, Barack Obama, inició una «guerra secreta» contra el terrorismo, autorizando ataques con drones contra supuestos dirigentes y militantes de Al Qaeda y grupos yihadistas asociados, en Yemen, Somalia y Pakistán. El Estado Islámico es el único Estado no reconocido que participa en la guerra. En el caso de Siria, es una región estratégica para el sistema de petróleo y gas natural, razón por la cual Rusia apoya al régimen actual, mientras que Estados Unidos y la UE apoyarían a los grupos insurgentes de la región. Afganistán también es estratégico, porque es un "tapón" entre la federación Rusa, Irán y Pakistán.
La guerra no solo se libra en Oriente Medio: desde el atentado del World Trade Center de 1993, las embajadas estadounidenses de 1998, los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra el World Trade Center y la Masacre en la discoteca Pulse de 2016 (Orlando, EE. UU.), pasando por los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, seguido por los atentados en el Reino Unido como los atentados en julio de 2005 en Londres y los 7 de julio y 21 de julio además del Atentado de Mánchester de 2017, en Francia los Atentados contra Charlie Hebdo y Atentados de París de noviembre de 2015, el Atentado contra el Hotel Marriott de Islamabad en Pakistán, y los atentados de Bombay de 2008, entre otros, cambiaron el concepto de que supuestamente se vivía seguro en el mundo occidental.
Algunos críticos argumentan que el terrorismo no se puede eliminar mediante objetivos militares ya que éstos aumentan el resentimiento hacia el occidente y la radicalización. Otros consideran que la posición intransigente de Estados Unidos ha transformado a potenciales aliados en enemigos, las intervenciones extranjeras han ocasionado vacíos de poder en sitios clave y la creciente intolerancia a ciertos grupos étnicos, religiosos y raciales en Europa y Estados Unidos han sentado las bases para la expansión de los grupos de yihadismo internacional.
Además, el flujo de dinero y armas hacia zonas de inestabilidad también ha contribuido al empoderamiento de grupos extremistas. Por ejemplo, hay evidencia de que a través de la operación Timber Sycamore, las armas proporcionadas por la CIA a rebeldes en la Guerra civil siria terminaron en el mercado negro, al alcance de grupos terroristas como el Estado Islámico.
Igual que los arsenales norteamericanos están cayendo en manos de los miembros de Al Qaeda que están tomando Afganistán tras la anunciada evacuación de las tropas de la OTAN. La estrategia "War on Terror" es levantar estructuras enemigas y después destruirlas, con el gran beneficio de la Industria Armamentística y financiera, que es realmente la que dirige la política exterior de los USA.
De todas maneras, aunque esas decisiones fueran tomadas democráticamente, ¿qué valor tendrían?. ¿No a la guerra o sí a la guerra? ¿retirada de tropas o refuerzo de las que hay allí?. Son sus impuestos, pueden opinar, aunque la mayoría de ellos ni siquiera sepa dónde está Afganistán.