GUZMAN1

jueves, 24 de marzo de 2022

"El héroe", de Emilio Bobadilla.




Si no vas a la guerra te fusilo,
te fusilo si huyes o desertas
y con el alma el mísero en un hilo
entra confuso en trágicas reyertas.

A puntapiés y voces va adelante
bajo una catarata de metralla,
el ojo abierto, lívido el semblante,
envuelto en el fragor de la batalla.

¡Corre aturdido sin saber adónde,
dando tajos en medio de la grita:
uno cae, otro huye, otro se esconde...

Y de pronto aclamado, ve consigo
una bandera que su mano agita
y que tomó al azar al enemigo...!



La OTAN prendió la mecha en 2014 y ahora el barril de pólvora estalla bajo Ucrania y Rusia. El status quo que unía ambas naciones con el mismo origen se ha roto por la injerencia y Europa pagará las consecuencias.

Sin ninguna baja entre sus filas, Biden ha permitido que los civiles ucranianos hagan frente a una potencia infinitamente superior. Contra la Convención de Ginebra, el ucraniano Zelensky ha movilizado y armado a la población, a delincuentes y reclusos, que lucharán o robarán y violarán sin control alguno.

Un antiguo informe del Senado sobre los vínculos del hijo de Joe Biden, con una empresa ucraniana de gas salpicada por casos de corrupción, estaría forzando al presidente de Estados Unidos a mostrar una actitud de firmeza frente a Rusia por la crisis ucraniana.

El informe se refiere a unos hechos sucedidos en 2014, justo después de las protestas que desalojaron del poder al presidente pro ruso, Viktor Yanukovych, y que suscitaron la intervención rusa en el país que se saldó con la anexión rusa de la península de Crimea y una larga guerra civil en la región independentista del Donbás.

Fue poco después del desalojo del poder de Yanukovych cuando el hijo del entonces vicepresidente Joe Biden, en la Administración de Barack Obama, Hunter Biden, se incorporó a la junta directiva de Burisma Holdings, empresa ucraniana de gas natural.

Según el informe de 87 páginas, elaborado por los Comités de Seguridad Nacional y Finanzas del Senado, «el papel de Hunter Biden en la junta directiva de Burisma impactó de forma negativa en los esfuerzos dedicados a luchar para impulsar medidas anticorrupción en Ucrania». Se destacaba, además, que «los funcionarios del Departamento de Estado estaban al corriente de la asociación de Hunter Biden con Burisma».

Desafortunadamente, la presencia de Hunter Biden en la junta directiva de Burisma generó una situación incómoda a los funcionarios encargados de implementar la agenda anticorrupción en Ucrania «al mismo tiempo que el hijo del vicepresidente se sentaba en la junta directiva de una compañía ucraniana junto con su propietario corrupto».

Asimismo, «los registros adquiridos por los Comités también muestran que Hunter Biden y su familia estaban involucrados en una vasta red financiera que los conectaba con ciudadanos y gobierno extranjeros y gobiernos en todo el mundo».

Hunter Biden y su socio, Devon Archer, «formaron relaciones financieras significativas y consistentes con el oligarca corrupto Mykola Zlochevsky durante el tiempo que trabajaron para Burisma, y sus empresas ganaron millones de dólares de esa asociación mientras Joe Biden era vicepresidente y rostro público de la política ucraniana de la Administración Obama», se argumenta en el informe.

En noviembre de 2013 miles de manifestantes salieron a protestar a la plaza de la Independencia de Kiev, debido a la controversia por escándalos de corrupción del gobierno ucraniano, así como la polarización en torno a la negativa del gobierno de Mikola Azárov de firmar el Acuerdo de Asociación entre Ucrania y la Unión Europea.

La revolución del Euromaidán significó el nacimiento de nuevas juntas europeístas para Ucrania. Pero en el este del país, región fronteriza con Rusia, varias localidades prefirieron continuar con un gobierno prorruso, o adherirse directamente a la misma Rusia. Varios manifestantes tomaron sedes de gobiernos en la Ucrania oriental, proclamando de facto la independencia de ciertas localidades, lo que causó fuertes enfrentamientos armados entre europeístas, prorrusos y separatistas.

Las protestas fueron iniciadas por estudiantes universitarios; sin embargo, posteriormente se unieron distintos sectores de la población, todos descontentos con la gestión del Partido de las Regiones y los resultados de su política económico-social. Entre los principales gestores se encontraban organizaciones sociales, la oposición política —incluido el grupo ultra-nacionalista y de extrema derecha Pravy Sektor, uno de los principales organizadores del movimiento en Kiev e instigador de los disturbios, y el partido parlamentario de extrema derecha Svoboda— y las Iglesias ucranianas —como la Iglesia ortodoxa ucraniana del Patriarcado de Kiev—, con excepción de la Iglesia ortodoxa ucraniana del Patriarcado de Moscú.

La guerra del Dombáss es una serie de enfrentamientos armados sucedidos en las regiones del este de Ucrania a partir del 6 de abril de 2014, como reacción contraria al Euromaidán, y que se produjeron tras las protestas prorrusas en este país que se intensificaron tras la adhesión de Crimea a Rusia, donde también se habían realizado movimientos similares.

La escalada desembocó en un conflicto armado entre las fuerzas independentistas de las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk (RPD) y Lugansk (RPL) y el gobierno de Ucrania. Así, ante la consolidación de un frente de combate, tras los sucesivos alto el fuego, los señores de la guerra han ocupado grandes extensiones de terreno en la zona prorrusa.

El 7 de abril, manifestantes proclamaron la RPD en un edificio de la administración regional en la ciudad de Donetsk. El 12 de abril, miembros armados de la Milicia Popular del Donbáss (que apoya a la RPD) ocuparon la sede del Comité ejecutivo, el departamento de policía y las oficinas de la fiscalía en Sloviansk en la parte norte de la óblast de Donetsk. El día siguiente, las autoridades de Kiev pusieron en marcha una operación especial en el este del país con la participación de las Fuerzas Armadas.

Para el 1 de mayo, hasta 16 ciudades y pueblos del este ucraniano se hallaban parcial o totalmente en manos de los grupos armados prorrusos, al día siguiente de que Ucrania reconociera públicamente que la situación en los oblasts de Donetsk y Lugansk escapaba a su control.

El 9 del mismo mes entraron en la ciudad de Mariupol tanques de guerra y tropas de la Guardia Nacional y el ejército ucraniano que atacaron con lanzagranadas la sede de la policía local partidaria de los federalistas y dispararon contra las barricadas y contra personas que protestaban en la calle. Dos días después se llevaron a cabo los referéndums sobre el estatus político de Donetsk y Lugansk, a pesar de la petición de Rusia de aplazarlos.

El 89 % de los electores del óblast de Donetsk votó a favor de la independencia de la RPD y según la Comisión Electoral en el óblast de Lugansk el 96 % de los votantes optó por separarse de Ucrania. A finales de ese mes comenzaron intensos combates a gran escala en el aeropuerto Internacional de Donetsk y sus alrededores, que se prologaron durante varios meses.

En los referéndums sobre el estatus político de Donetsk y Lugansk las preguntas fueron: «¿Apoya usted el acto de independencia estatal de la República de Donetsk?» y «¿Apoya usted el acto de independencia estatal de la República Popular de Lugansk?». Las urnas eran transparentes como en el referendo de Crimea.

Hacia el 10 de mayo, se confirmó la ausencia de observadores internacionales. Encuestas iniciales realizadas por varios medios de comunicación internacionales mostraron una mayoría de votos a favor de la autonomía. En la noche del 11 de mayo, los resultados finales fueron dados: con una participación del 74,87 %,158​ un 91,78 % votó al «Sí», a favor de la independencia de la República Popular de Donetsk, y un 7,1 % al «No».

El 2 de noviembre de 2014, se celebraron elecciones generales en las Repúblicas Populares de Donetsk y de Lugansk. Como resultado de la guerra civil en el este de Ucrania del mismo año, estas entidades no reconocidas internacionalmente controlan de facto partes de las regiones de Donetsk y de Lugansk en provincias del este de Ucrania. Están confederadas en Nueva Rusia y se ubicán en la región de Donbass.

Las elecciones, las primeras de su tipo desde el establecimiento de ambas repúblicas, se llevaron a cabo para elegir a sus órganos ejecutivos y parlamentos. En la República Popular de Donetsk, el actual líder Aleksandr Zajárchenko ganó el puesto de Jefe de Estado de la República Popular de Donetsk, y su partido República de Donetsk ganó la mayoría en el parlamento. En la República Popular de Lugansk, el actual líder Ígor Plótnitski ganó el puesto de Jefe de Estado, mientras su partido Paz para la Región de Lugansk ganó una mayoría en el parlamento.

La celebración de estas elecciones ha generado controversia en la comunidad internacional. Los Estados Unidos y la Unión Europea no reconocieron la legitimidad de estas elecciones, mientras que Rusia declaró su intención de reconocerlas. Ucrania y los países occidentales argumentarón que el acuerdo de alto el fuego acordado en septiembre, en Minsk, solo preveía elecciones en diciembre y no por medidas unilaterales. Por otro lado, el presidente ruso Vladímir Putin dijo que todo lo que acordaron en Minsk era celebrar elecciones «en coordinación, no en línea» con los planes electorales ucranianos.

Por su parte, la OTAN desplegó sus tropas en países cercanos a las fronteras rusas y ucranianas: Polonia, Rumania y los países bálticos.​

En medio del conflicto, la Unión Europea apoyó el gobierno interino de Ucrania,​ mientras que el Gobierno de Rusia ha condenado reiteradas veces las acciones del gobierno ucraniano, refiriéndose a sus integrantes como «criminales», instando a las autoridades a detener «la matanza de sus propios ciudadanos» y a entablar un diálogo a favor de los habitantes del este ucraniano. Las víctimas desde 2014 en esta guerra civil suman más de 13.000.

El 1 de agosto, el fiscal general de Rusia Yuri Chaika calificó los sucesos de los meses del conflicto armado en Ucrania de «genocidio del pueblo ucraniano». Ello no impidió la firma del Protocolo de Minsk (septiembre de 2014), que establecía un alto el fuego, ni la frágil tregua del acuerdo Minsk II (febrero de 2015).

La invasión rusa a Ucrania es un episodio bélico en curso a gran escala que comenzó el 24 de febrero de 2022, que forma parte de la guerra ruso-ucraniana comenzada en 2014. Algunas fuentes sostienen que es el mayor ataque militar convencional en suelo europeo desde las guerras yugoslavas, o incluso desde la Segunda Guerra Mundial, y ha sido comparada con la guerra de Estados Unidos contra Afganistán, finalizada pocos meses antes. Algunos países como China e India, no califican el acto como una invasión.

La invasión estuvo precedida por una acumulación militar rusa que comenzó a principios de 2021, durante la cual el presidente de Rusia Vladímir Putin, criticó la ampliación de la OTAN posterior a 1997 por considerarla una amenaza para la seguridad de su país y exigió que se cumplieran los acuerdos entre James Baker y Mijaíl Gorbachov de 1989, que habían establecido que no se extendería hacia el Este. A pesar de las acumulaciones militares, los funcionarios rusos desde mediados de noviembre de 2021 hasta el 20 de febrero de 2022 negaron repetidamente que Rusia tuviera planes de invadir Ucrania.

El 21 de febrero de 2022, Rusia reconoció la independencia de la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk, dos estados autoproclamados independientes en la región de Dombás en el este de Ucrania, y envió tropas a esos territorios. Al día siguiente, el Consejo de la Federación de Rusia autorizó por unanimidad a Putin a utilizar la fuerza militar fuera de las fronteras de Rusia.


El Regimiento Azov es una unidad militar de voluntarios neonazis​ de Ucrania, y varios países entre los que destacan los de nacionalidad croata,4 que pertenece a la Guardia Nacional de Ucrania, una fuerza de reserva de las Fuerzas Armadas que está bajo jurisdicción del Ministerio del Interior.

Cuenta con importantes redes financieras, como el oligarca ucraniano del sector eléctrico Igor Kolomoiski. El batallón tiene su sede en la ciudad de Mariúpol, en la costa del mar de Azov —donde en 2014 lograron detener el avance de las milicias de la República Popular de Donetsk en dos ocasiones— y pagaba a sus voluntarios 70 dólares mensuales en 2014.8 Está compuesto en su mayoría por voluntarios de organizaciones y partidos de extrema derecha como Pravy Sector, Svoboda y otras organizaciones.

Sector Derecho (en ucraniano: Práviy séctor) es un partido político ultra-nacionalista y paramilitar ucraniano formado por varias organizaciones en el Euromaidán en Kiev y en las posteriores protestas prorrusas de 2014 en Ucrania. El grupo fue ganando notoriedad desde entonces al ser parte activa e incluso protagonizar los disturbios y combates callejeros acaecidos en Kiev durante el Euromaidán a principios de 2014.

Su número de miembros aumentó progresivamente hasta llegar a los 5.000 entre finales de 2013 y principios de 2014. A finales de marzo de 2014, cuando se constituyó como partido político, se estimaba su número de afiliados en unos 10.000. Entre los grupos fundadores se encuentran: Tryzub (Tridente) liderado por Dmitró Yárosh y Andriy Tarasenko, la Asamblea Nacional de Ucrania, la Asamblea Social-Nacional, el grupo patriota Ucraniano, el Martillo Blanco y el pueblo Cárpato.

Los integrantes del Pravy Sektor protagonizaron los principales disturbios de 2014, y el grupo alentó a sus miembros a traer botellas a las protestas para producir cócteles mólotov y bombas. En febrero de 2014, cuando se radicalizaron las protestas del Euromaidán, los miembros del Pravy Sektor, armados con palos, cascos y bombas improvisadas, desataron una brutal violencia callejera contra la policía. Aficionados a las artes marciales, los radicales se entrenaban para un asalto final, mientras se levantaban barricadas en los alrededores de la Plaza de la Independencia de Kiev e incluso se construían catapultas.

La tensión no paró de subir y los grupos radicales, con el Pravy Sektor al frente, empezaron a utilizar armas de fuego en los disturbios. El 20 de febrero (Jueves Negro) fue el punto culminante del Euromaidán. Durante los enfrentamientos entre manifestantes y policía murieron más de 60 personas y los opositores tomaron las riendas del país, ocupando las principales instituciones asentadas en Kiev.

El Pravy Sektor ha sido descrito como el grupo mejor organizado y efectivo de las fuerzas del Euromaidán. Tras la caída del presidente Yanukóvich y con la policía retirándose de las calles, grupo de jóvenes, incluidos miembros del Sector de Derecha, han estado patrullando las calles armados frecuentemente con bates.

Sin embargo, el 26 de febrero, los líderes del Sector Derecho fueron a la embajada israelí para expresar al embajador Reuven Din-El su rechazo sobre el antisemitismo, el chauvinismo y la xenofobia, alejándose del partido político Svoboda.

Poco después, su líder, Dmitró Yárosh, anunció la división del Pravy Sektor en dos bloques: uno militar y otro político, que se presentaría a las elecciones del 25 de mayo. El grupo, a pesar de que los analistas informan de su escaso apoyo entre la población, quería afianzarse en otras ciudades además de Kiev, donde estaban asentados. Entre su programa destacaba la limpieza del poder y la reorganización del Ministerio del Interior, los servicios secretos y las fuerzas armadas. A pesar de desmarcarse del racismo y el antisemitismo, Yárosh sí afirmó su actitud negativa hacia los homosexuales y su propaganda.

El 19 de marzo crearon la Legión Rusa, una escisión del grupo constituido por ciudadanos rusos que quieren luchar contra el régimen de Putin, en respuesta a la intervención rusa en Crimea a finales de febrero y la posterior crisis en esa zona, que acabó con la incorporación de Crimea y Sebastopol a Rusia.

El 24 de marzo fue abatido en un tiroteo Oleksandr Muzychko, uno de los líderes y coordinador del Pravy Sektor, cuando se disponían a detenerlo en Rovno, al oeste del país. Además, junto a él fueron detenidos otros tres miembros más. Muzychko era ya conocido por su radicalismo desde 2007, asegurando "luchar contra rusos, judíos y comunistas mientras tenga sangre en las venas", pero fue durante las protestas del Euromaidán cuando se dio a conocer cometiendo ataques contra funcionarios y negándose a entregar las armas después de la llegada del nuevo Gobierno al poder.

Como consecuencia del Euromaidán, se desataron una serie de protestas de carácter prorruso al sur y este del país, en oposición al nuevo gobierno y al movimiento europeísta, que terminó con la crisis de Crimea, además de enfrentamientos y disturbios. En consecuencia, el 12 de abril, el gobierno ucraniano puso en marcha una operación militar para controlar a los rebeldes prorrusos, y que provocó la reacción de Rusia, que movilizó a su ejército cerca de la frontera con Ucrania.

En este contexto, los miembros del Sector Derecho manifestaron su repulsa contra el movimiento prorruso y a finales de abril anunciaron que iban a trasladar su base de operaciones a Dnipropetrovsk para controlar la situación en el este ucraniano. Con la llegada del grupo se produjeron los primeros enfrentamientos entre miembros del grupo y activistas prorrusos. El 24 de abril, algunos de sus miembros establecieron puntos de control en las carreteras que unen Transnistria y Ucrania para prohibir el paso a ciudadanos rusos.

El 2 de mayo de 2014, en el marco de las protestas prorrusas en Ucrania y el conflicto armado en el este, unos 40 prorrusos murieron en Odesa, al suroeste del país, como consecuencia de un incendio provocado por 
miembros de Pravy Sektor incendiaron el edificio con cócteles molotov en un edificio de los sindicatos de la ciudad.

En una entrevista, Yárosh declaró que Pravy Sektor y Svoboda «tienen mucho en común en cuanto a cuestiones ideológicas», pero que Pravy Sektor «no acepta para nada algunas posturas racistas que [los miembros de Svoboda] comparten». Pravy Sektor defiende el derecho de llevar armas de la población civil, al igual que en Suiza.

La web de Pravy Sektor dice que sus miembros desconfían de las «ambiciones imperiales» de tanto Rusia como Occidente,​ y el partido ha acusado a Rusia en particular de dividir a los ucranianos.​ Yárosh contó al Spiegel Online que las organizaciones anticristianas están actuando activamente en la UE, y que es la Comisión Europea quien tiene el control de los estilos de vida de las naciones miembros, como el matrimonio gay, y no las propias naciones.​ No ve a Europa o a la OTAN como socios potenciales y cree que son parte de una coalición contra Ucrania. Considera a la UE una «opresora» de las naciones europeas.

Tras el comienzo de las hostilidades en el este de Ucrania, numerosos voluntarios se agruparon formando batallones de defensa del territorio. Sin embargo, estos batallones conformaban secciones legales de diversas agencias de seguridad ucranianas, muchas de ellas bajo el mando del Ministerio de Defensa o el Ministerio de Interior. En 2014, pasaron a ser registrados como una organización social bajo la ley ucraniana, a pesar de no ser oficial el estatus del Cuerpo de Voluntarios Ucranianos

La Unión Pan-ucraniana "Svoboda" es un partido político ucraniano clasificado entre la derecha y la extrema derecha. Es una de las cinco principales fuerzas políticas del país. Los votantes de Svoboda son más importantes en proporción en el oeste de Ucrania.

Svoboda fue creado en el año 1991 con el nombre de Partido Social-Nacional de Ucrania, que se registró como partido político en 1995 hasta 2004 cuando pasó a llamarse Svoboda. El partido combina en su propuesta política elementos propios de la extrema derecha como el antisemitismo, la defensa de un único idioma nacional, el militarismo, el etnocentrismo, el criptoracismo, la homofobia y las nacionalizaciones de empresas en la parte económica.

Svoboda participó en las manifestaciones pro-europeas de 2013-2014 y tras el derrocamiento del gobierno por parte de la población forma parte del nuevo gobierno ucraniano, ocupando la vicepresidencia y algunos ministerios clave como Defensa, Educación o Integración en la Unión Europea.

Íhor Valériyovich Kolomoiski es un empresario y político ucraniano-israelí-chipriota.​ Hasta 2020, ocupa el octavo lugar en el ranking de las personas más ricas de Ucrania según la revista Forbes.

Es el fundador de PrivatBank, y propietario del FC Dnipró. Algunos de sus campos de actividad son las ferroaleaciones, las finanzas, los productos petrolíferos y los medios de comunicación. Controla el canal de televisión 1+1.4​.

En abril de 2019, se reportó que el FBI estaba investigando a Kolomoiski por presuntos delitos financieros. Posteriormente, en mayo de 2020, un jurado federal estadounidense comenzó a investigar a Kolomoiski por un caso de blanqueo de capitales en los Estados Unidos.

El 2 de marzo de 2014, en el marco de las protestas prorrusas en Ucrania, el presidente interino Oleksandr Turchínov nombró a Kolomoiski como gobernador del Óblast de Dnipropetrovsk, y propuso encomendar la gestión de las regiones al sureste del país a una serie de oligarcas para combatir el separatismo.

El 21 de junio de 2014, Kolomoiski apeló al gobierno de Ucrania con una propuesta para transferir tres distritos de la región de Donetsk a la jurisdicción de la Administración Estatal Regional de Dnipropetrovsk. Kolomoiski gastó más de 10 000 000 dólares en la creación del batallón Dnipro,​ financió los batallones de voluntarios Azov, Donbás, Dnepr 1 y Dnepr 2. Apoyó públicamente al batallón Aidar.

El 24 de marzo de 2015, el presidente Petró Poroshenko firmó un decreto sobre la renuncia de Kolomoiski al cargo de la Administración Estatal Regional de Dnipropetrovsk.

Los analistas han dicho que Kolomoiski tiene una influencia significativa en el liderazgo político de Ucrania. Dado a que Kolomoiski posee el canal de televisión 1+1, en el que el actor Volodímir Zelenski estaba bajo contrato, se especuló durante la campaña electoral de 2019 que Zelenski era un títere de Kolomoiski.



Mientras que los medios occidentales emplean la herencia judía de Volodymyr Zelensky para refutar las acusaciones de la influencia nazi en Ucrania, el presidente ha cedido a las fuerzas neonazis y ahora depende de ellas en el frente de combate.

En octubre de 2019, mientras que la guerra en el este ucraniano se hacía eterna, el presidente del país, Volodymyr Zelensky, viajó a Zolote, una población situada claramente en la "zona gris" del Dombás, donde más de 14.000 personas han muerto, la mayoría del lado ruso. Ahí, el presidente se encontró con las unidades paramilitares, veteranos de extrema derecha endurecidos por el combate, que sostenían la batalla contra los separatistas a unos cuantos kilómetros del punto de reunión.

En una confrontación cara a cara con los militantes del neonazi Batallón Azov que había lanzado una campaña de sabotaje contra la iniciativa de paz llamada "No a la capitulación", Zelensky se topó con un muro de intransigencia.

Zelensky se desesperaba ante las cámaras al apelar por el retiro en el frente, siendo rechazado con firmeza. "Soy el presidente de este país, tengo 41 años. No soy un perdedor. Vine hasta ustedes y les he dicho: retiren sus armas", le imploraba a los combatientes. Al difundirse el video del enfrentamiento tormentoso en las redes sociales en toda Ucrania, Zelensky se convirtió en el objeto de una reacción furiosa.

Andriy Biletsky, el líder del Batallón Azov, orgulloso fascista que una vez juró "liderar a las razas blancas del mundo en una cruzada final… contra los Untermenschen (sub-humanos) dirigidos por semitas", de Zelensky seguir presionando prometió llevar a Zolote miles de combatientes. Mientras tanto, un diputado del partido del ex presidente Petro Poroshenko abiertamente fantaseaba sobre un Zelensky volado en pedazos por la granada de un militante.

A pesar de que Zelensky logró acordar un desescalamiento menor, los paramilitares neonazis escalaron su campaña de "No a la capitulación". Y en unos meses, el conflicto comenzó a subir de temperatura de nuevo en Zolote, provocando un nuevo ciclo de violaciones a los Acuerdos de Minsk.

Ya en este punto, el Azov había sido formalmente incorporado al ejército ucraniano y su ala de vigilancia callejera, conocida como los Cuerpos Nacionales, fue desplegada a lo largo del país bajo la supervisión del ministro de interiores, junto a la Policía Nacional. En diciembre de 2021, se pudo ver a Zelensky entregándole la condecoración “Héroe de Ucrania” a un dirigente del fascista Sector Derecho, en una ceremonia en el parlamento del país.

Se acercaba un conflicto a gran escala con Rusia, y la distancia entre Zelensky y los paramilitares extremistas se reducía rápidamente.

Cuando el presidente ruso Vladimir Putin envió tropas al territorio ucraniano el 24 de febrero, con la misión declarada de "desmilitarizar y desnazificar" al país, los medios estadounidenses se embarcaron en una misión propia: negar el poder de los paramilitares neonazis sobre la esfera política y militar ucraniana. Tal como insistía la Radio Pública Nacional (NPR), financiada por el gobierno de Washington, "el lenguaje de Putin [sobre la desnazificación] es ofensivo y de hecho errado".

En este esfuerzo por desviar la atención sobre la influencia del nazismo contemporáneo en Ucrania, los medios estadounidenses encontraron su herramienta de relaciones públicas más eficaz en la figura de Zelensky, una ex estrella televisiva y comediante con un trasfondo judío. Este ha sido un papel que el actor devenido en político ha asumido vigorosamente.

Pero, tal como veremos, Zelensky no sólo les cedió terreno a los neonazis en el ínterin, sino que les ha conferido un papel en el frente de la guerra de su país contra las fuerzas rusas y pro-rusas.

Criado en el seno de una familia judía no religiosa en la Unión Soviética en los años 80, en el pasado, Zelensky ha matizado su herencia. "El hecho de que sea judío difícilmente es un ítem más en mi larga lista de faltas", bromeó en una entrevista realizada en 2019 en la que declinaba profundizar en los detalles de su entorno religioso.

Hoy, mientras que las tropas rusas presionan con fuerza en ciudades como Mariupol, que efectivamente estaba bajo el control del Batallón Azov, Zelensky ya no tiene vergüenza alguna de promover su ascendencia judía. "¿Cómo pudiera ser yo un nazi?", se preguntaba en voz alta en una intervención pública. Para los medios estadounidenses imbuidos en una guerra total contra Rusia, la identidad religiosa del presidente pasó a ser una herramienta esencial para las relaciones públicas.

Detrás de las matrices que blanden los medios corporativos yace la compleja y la cada vez más próxima relación que el gobierno de Zelensky ha disfrutado con las fuerzas neonazis apostadas en puestos políticos y militares claves dentro del estado ucraniano, y el poder que estos fascistas explícitos han gozado desde que Washington instaló un régimen alineado con occidente a través de un golpe de estado en 2014.

De hecho, el principal financista de Zelensky, el oligarca judío Igor Kolomoisky, ha sido también un benefactor clave del Batallón Azov y otras milicias extremistas. Con insignias de inspiración nazi, como el Wolfsangel en los uniformes de sus combatientes, que han sido fotografiados con símbolos nazis en sus cascos, el Azov "es conocido por su asociación a la ideología neonazi… y se cree que ha participado en entrenamientos y radicalización de organizaciones supremacistas blancas en los Estados Unidos", según reza en una acusación del FBI contra varios nacionalistas blancos de los Estados Unidos que viajaron a Kiev a recibir entrenamiento del Azov.

El oligarca de la energía de descendencia judía Igor Kolomoisky ha sido uno de los principales financistas del Azov desde su formación en 2014. También ha desembolsado dinero para milicias privadas como los Batallones Aidar y Dnipro, destacándolos como su escuadra de choque personal para la protección de sus intereses financieros.

En 2019, Kolomoisky apareció como el principal apoyo de la iniciativa presidencial de Zelensky. Aunque Zelensky hizo de la lucha contra la corrupción su tema insignia en la campaña, los Pandora Papers revelaron que él e integrantes de su círculo cerrado han recibido pagos voluminosos de Kolomoisky a través de una nebulosa red de cuentas offshore.

Cuando Zelensky llegó al poder en mayo de 2019, el Batallón Azov mantuvo el control de facto de la estratégica ciudad portuaria de Mariupol, en el sureste del país, además de en sus poblados aledaños. Como señaló Open Democracy, el "Azov sin dudas ha establecido el control político en las calles de Mariupol. Para mantener este control, han reaccionado violentamente, así no sea de forma oficial, contra cualquier evento público que se aleje lo suficiente de la agenda política de la organización".

Entre otros incidentes, los ataques del Batallón Azov en Mariupol han incluido asaltos contra "feministas y liberales" marchando el Día Internacional de la Mujer.

En marzo de 2019, miembros del Cuerpo Nacional del Batallón Azov atacaron la casa de Viktor Medvedchuk, la principal figura de oposición en Ucrania, acusándolo de traición por sus relaciones amistosas con Vladimir Putin, padrino de bautismo de su hija.

El gobierno de Zelensky escaló el ataque contra Medvedchuk clausurando en febrero de 2020 varios de los medios que controlaba, con la aprobación explícita del Departamento de Estado, además de encarcelándolo por traición tres meses después. Zelensky justificó sus acciones sobre la base de que necesitaba "combatir contra el peligro de la agresión rusa en la arena informativa".

La banda neonazi C14 se ofrece para ejercer la violencia por encargo: "El C14 trabaja para ti. Ayúdanos a mantenernos a flote y te ayudaremos. Para los donantes habituales, abrimos una caja de deseos". Un reportaje de Reuters de marzo 2018 manifestaba que "C14 y el gobierno de la ciudad de Kiev firmaron recientemente un acuerdo que le permite a C14 establecer una 'guardia municipal' para patrullar las calles", efectivamente dándoles la aprobación estatal para llevar a cabo pogromos.

Tal como lo reportó The Grayzone, C14 lideró un asalto para "purgar" de gitanos romaníes la estación ferroviaria de Kiev, en colaboración con la policía de la ciudad.

Esta actividad no sólo fue decidida por el gobierno de la ciudad de Kiev, sino que el propio gobierno de los Estados Unidos no encontró ningún problema con eso, recibiendo al activista de C14 Serhiy Bondar en una institución oficial del gobierno estadounidense en Kiev, donde se jactó de esos mismos pogromos. C14 continuó recibiendo financiamiento del gobierno durante todo 2018 para "educación nacional-patriótica".


Karas ha dicho que los servicios de seguridad ucranianos "le pasan" información sobre las manifestaciones pro-separatistas "no sólo a nosotros, sino también al Azov, a Sector Derecho, y así".

"En general, diputados de todas las facciones, de la Guardia Nacional, del Servicio de Seguridad de Ucrania y el Ministerio de Interiores trabajan para nosotros. Puedes darte el lujo de hacer bromas con esto", dijo Karas.

A pocos días de la reunión de Zelensky con Karas y otros líderes neonazis en noviembre de 2019, Oleksiy Honcharuk -para entonces primer ministro y segundo al mano de la oficina presidencial de Zelensky- apareció en tarima en un concierto neonazi organizado por Andriy Medvedko, figura del C14 acusado de asesinato.

La ministra de Asuntos de los Veteranos de Zelensky no sólo asistió al concierto, que tenía en su grilla varias bandas metaleras antisemitas, sino que lo promovió en Facebook.

También en 2019, Zelensky defendió de la fanaticada española al futbolista Roman Zolzulya que estaba siendo acusado de "nazi". Zolzulya ha sido retratado con fotos de Stepan Bandera, el colaboracionista nazi de la Segunda Guerra Mundial y también ha manifestado públicamente su apoyo al Batallón Azov. Zelensky respondió a la controversia proclamando que toda Ucrania apoyaba a Zolzulya, describiéndolo "no sólo como un futbolista cool sino como un patriota verdadero".

En noviembre de 2021, uno de los milicianos ultranacionalistas más notables, Dmytro Yarosh, anunció que había sido designado como asesor del comandante en jefe de las fuerzas armadas ucranianas. Yarosh es un reconocido seguidor del colaboracionista Bandera que lideró al Sector Derecho desde 2013 a 2015, jurando ponerse al frente de la "des-rusificación" de Ucrania.

Un mes después, mientras que la guerra con Rusia se acercaba, Zelensky premió al comandante del Sector Derecho Dmytro Kotsyubaylo con la condecoración "Héroes de Ucrania". Conocido como "Da Vinci", Kotsyubaylo tiene un lobo de mascota en su base en el frente, y le gusta hacer chistes a los periodistas que visitan el comando diciéndoles que sus combatientes "lo alimentan con huesos de niños rusoparlantes".

El 5 de febrero de 2022, pocos días antes de que explotara la guerra con Rusia, Yevhen Karas del C14 ofreció una prolongada y aburrida intervención pública en Kiev con la intención de resaltar la influencia que gozaba su organización y otras similares en la política ucraniana.

"Los LGBT y las embajadas extranjeras dicen que no fueron tantos los nazis que participaron en Maidán, si acaso un 10 por ciento eran verdaderamente ideológicos", señaló Karas. "Si no fuera por ese ocho por ciento [de neonazis] la efectividad [del golpe del Maidán] hubiera caído un 90 por ciento".

La "Revolución de la Dignidad" del Maidán en 2014 se hubiera reducido a un "desfile gay" de no ser por el papel instrumental de los neonazis, proclamó.

De ahí Karas se puso a señalar que occidente armó a los ultranacionalistas ucranianos "porque nos divertimos matando". También fantaseó sobre la balcanización de Rusia, declarando que sería quebrada en "cinco países diferentes".

Cuando el 24 de febrero de este año las fuerzas rusas entraron en Ucrania, rodeando al ejército en el este y avanzando hacia Kiev, el presidente Zelensky declaró movilización nacional incluyendo la liberación de delincuentes, varios entre ellos acusados de asesinato y buscados por Rusia. También dio su bendición para la distribución de armamento para ciudadanos promedio, además de entrenamiento llevado a cabo por los paramilitares con experiencia de combate, como el Batallón Azov.

Con los enfrentamientos en marcha, el Cuerpo Nacional del Azov reunió a cientos de ciudadanos comunes, incluyendo abuelas y niños, para entrenarlos en plazas y almacenes de Jarkov pasando por Kiev llegando hasta Lvov.

El 27 de febrero, la cuenta oficial de Twitter de la Guardia Nacional ucraniana posteó un video de "combatientes del Azov" engrasando sus balas con grasa de cerdo para humillar a los combatientes musulmanes ruso chechenos.

La Policía Regional de Jarkov del Batallón Azov comenzaría a usar el edificio del gobierno regional como su cuartel general. Al día siguiente, archivo audiovisual publicado por Telegram enseñaba el edificio ocupado por el Azov siendo impactado por un ataque aéreo ruso.

Además de autorizar la liberación de connotados criminales para que se unieran a la batalla contra Rusia, Zelensky ordenó que toda la población masculina con edad para combatir permaneciera en el país. Los militantes del Azov procedieron a reforzar esa política brutalizando civiles que intentaban huir de los combates en los alrededores de la ciudad de Mariupol.

Según declaraciones que un residente griego de Mariupol realizara a un noticiero en Grecia, "cuando tratas de huir corres el riesgo de cruzarte con una patrulla de fascistas ucranianos, el Batallón Azov", dijo, agregando que "ellos me matarían y son los responsables de todo". Un video filmado en uno de los puntos de control alrededor de la misma ciudad enseñaba a combatientes del Azov disparando y matando a civiles que intentaban huir.


Paradójicamente, la izquierda europea, tradicional aliado de Rusia y sus protegidos en Sudamérica y África, ha caído ante la propaganda occidental que convence a todo quisqui de que Ucrania es una democracia invadida por sorpresa por un enloquecido Putin. Ucrania es una oligocracia igual que Rusia, que además se sostiene gracias al gas ruso. El Euromaidán y la consiguiente guerra genocida en el Este de Ucrania no aparecen en los medios.

Con su discurso de "NI OTAN NI RUSOS" se posicionan claramente a favor de China. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Zhao Lijian, declaró que China había solicitado que EE.UU. revele detalles sobre sus laboratorios biológicos en territorio ucraniano. “Estados Unidos tiene 336 laboratorios en 30 países bajo su control, incluidos 26 sólo en Ucrania. Debería dar cuenta de sus actividades militares biológicas en su país y en el extranjero y someterse a una verificación multilateral”, advirtió el portavoz. El inmediato efecto que tuvo la presión china indica la importancia que la Casa Blanca reconoce a las gestiones que Pekín, Berlín y París están llevando para resolver el conflicto en Ucrania.

Tampoco se ha esclarecido, aunque Washington reconoce que en Ucrania hay armas bacteriológicas, si EE.UU. organizó una cadena de laboratorios biotecnológicos prohibidos, ni si Ucrania está dispuesta a ataques químicos de falsa bandera para culpar a Rusia.

La subsecretaria de Estado de EE.UU., Victoria Nuland, reconoció que en Ucrania hay laboratorios biológicos cuyo contenido Washington quisiera ocultar de Moscú. La existencia de este tipo de instalaciones estaba siendo tachada de teoría conspirativa y de campaña rusa de desinformación por parte de Occidente, pero ahora Estados Unidos ha admitido finalmente que dichas instalaciones existen realmente e, implícitamente, que en los mismos se estaban fabricando armas bacteriológicas.

El cambio de actitud se dio después de que la cancillería china requiriera formalmente a Washington que respondiera a la denuncia rusa sobre la documentación publicada el domingo que revela que en los laboratorios financiados por EE.UU. en Ucrania se fabricaron armas bacteriológicas prohibidas desde 1971. La importancia concedida por Washington a la declaración de China -actualmente embarcada en una iniciativa diplomática conjunta con Francia y Alemania para hallar una solución política a la crisis de Ucrania- sugiere que EE.UU. estaría dispuesto a aceptar los límites que sus principales aliados europeos quieren poner a su duelo con Rusia por la hegemonía euroasiática.

La subsecretaria Nuland debió testificar ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado norteamericano que "Ucrania cuenta con instalaciones de investigación biológica, de las que, de hecho, nos preocupa que las tropas rusas puedan intentar hacerse con el control, por lo que estamos trabajando con los ucranianos en cómo pueden evitar que cualquiera de esos materiales de investigación caiga en manos de las fuerzas rusas, en caso de que se acerquen".

Si los laboratorios no tuvieran importancia militar, a Nuland no le preocuparía que caigan en manos de las tropas rusas, pero, al decir que Rusia será responsable de que se produzca un "ataque con armas biológicas o químicas", ha admitido indirectamente lo que el gobierno ruso ha estado diciendo todo el tiempo: que los biolaboratorios financiados por Estados Unidos están trabajando en el desarrollo de armas biológicas en suelo ucraniano.

Rusia instó a EE.UU. a aclarar qué actividad se estaba llevando a cabo en los biolaboratorios financiados por el Departamento de Defensa en Ucrania. Según declaró este miércoles la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova, "se confirmaron las preocupaciones que hemos expresado repetidamente desde hace tiempo respecto al desarrollo por EE.UU. en territorio de Ucrania de materiales biológicos de uso militar".

Tras la demanda de la República Popular China y la declaración de la subsecretaria Victoria Nuland ante el Senado puede considerarse como confirmado que en los 26 laboratorios que viene financiando en Ucrania desde 2010 el gobierno norteamericano ha desarrollado armas bacteriológicas, violando así la legislación internacional y cometiendo un crimen de Estado que debería ser juzgado por la Corte Penal Internacional.

Los documentos son congruentes con las numerosas denuncias que Rusia y China han hecho en los últimos años sobre la cadena de laboratorios biotecnológicos puestos con fondos estatales o privados (Bill Gates) desde Europa Oriental hasta Asia del Sur. Por la gravedad de sus efectos posibles la comunidad internacional debería comprometerse con una investigación científica y neutral de las sospechas manifestadas por Moscú y Beijing.

Hasta ahora las sanciones no han hecho recular al Kremlin, que apuesta por estrechar vínculos con China, la gran ganadora de esta larga guerra. Concluyo con un artículo publicado por el Doctor en Filosofía Daniel López el 27 noviembre de 2019, que vió en Putin un aliado contra el globalismo y la pérdida de soberanía ante las organizaciones internacionales:

¿Rusia es culpable?
El diario independiente de la mañana del Imperio Prisaico, esa macroempresa que en sus años de gloria fue bautizada mediante un arrebato de ingenio impagable por el gran locutor José María García como «el imperio del monopolio», ha ido publicando en estos días lluviosos de noviembre una serie de artículos que relacionan a Rusia con el proceso rupturista de los separatistas catalanes.

Ya el 6 de marzo de 2018 El País afirmaba en un titular: «RT y Sputnik fueron los mayores difusores de noticias sobre Cataluña por redes». Y entre líneas podía leerse: «De los 100 perfiles en Twitter más activos difundiendo sus publicaciones, el 84% correspondían a cuentas anónimas cuyo patrón de comportamiento no corresponden al de individuos particulares, ya que, o bien están dedicadas en un 100% a difundir piezas de RT o Sputnik, o publican toneladas de tuits 24 horas diarias y siete días a la semana o solo retuitean y no tienen actividad propia, según los investigadores».

El 14 de mayo de 2018 El País sostenía en otro titular: «La inteligencia alemana afirma que Rusia apoyó al independentismo catalán». Y se añadía en el artículo que el jefe de la inteligencia alemana veía «muy plausible» y «razonable» que el Kremlin bombardease con una campaña de desinformación antes del 1-O (aunque sobre la desinformación Prisa podría dar muchas lecciones, como mostró desde el 11 al 14 de marzo de 2004 con suma eficacia a favor del partido que por entonces lideraba un individuo nefasto que correspondía a las siglas de ZP, y de aquellos polvos estos lodos).

Asimismo también se cita a Andrew Parker, jefe del servicio interior de inteligencia británico conocido como MI5, señalando a Rusia como «Estado hostil» y elemento desestabilizador de las democracias occidentales. Parker pidió que el Brexit no destruyese la colaboración entre el Reino Unido y la Unión Europea frente a los posibles ataques de Rusia y del terrorismo islámico.  

El 22 de noviembre de 2019 anunciaba el diario prisaico: «La inteligencia militar de Rusia y sus células de élite con tentáculos en el exterior». Esta inteligencia militar, conocida como «GRU», se dedica a labores como ataques cibernéticos, bombardeo de desinformación y, como buenos espías, recolección de información. También lleva a cabo operaciones más delicadas como la eliminación biológica de personas señaladas como dañinas y enemigos de la «Madre Rusia».

Según Bellingcat -una web británica dedica al periodismo de investigación que publica tanto en inglés como en ruso y, según informa El País, es «un medio que tiene 18 periodistas y que ha estudiado muy a fondo la labor del GRU»- el espía ruso Denís Serguéyev (alias Sergey Fedotov) estuvo en Barcelona al menos en dos ocasiones dentro de la unidad conocida como GRU-29155, dedicada a involucrarse en medios de informáticos en el extranjero. Cosa que, al parecer, corrobora la investigación que se está llevando a cabo a tal sujeto y a la misma unidad el juez Manuel García-Castellón en la Audiencia Nacional del Reino de España, donde se mantienen en secreto las diligencias previas (asimismo, tal unidad es investigada por otros cuatro países).

Estados Unidos investiga a otras unidades, como la 74455 y la 26165, por la supuesta «injerencia rusa» en las elecciones de 2016 y los ataques cibernéticos al Comité Nacional del Partido Demócrata. Tales unidades, como la 99450, que llevó a cabo la exitosa operación de anexión de Crimea, vendrían a ser la élite del ejército ruso y, en el caso que nos concierne, unidades militares de élite especializada en operaciones de desestabilización de los países del continente europeo (fundamentalmente los Atlantistas, porque ese es el quid de la cuestión: la trama geopolítica y geomilitar con tanta munición nuclear como elemento de disuasión).

En febrero de 2019 Bellingcat publicó varios documentos oficiales de los servicios secretos rusos que situaban a Fedotov por dos veces en Barcelona. La primera ocasión fue el 5 de noviembre de 2016, permaneciendo en la ciudad condal seis días. La segunda fue el 29 de septiembre de 2017, quedándose hasta el 9 de octubre. Asimismo, al parecer, Fedotov voló hacia el Reino Unido unos días antes del intento de asesinato por envenenamiento del ex oficial de inteligencia militar ruso y doble agente del MI6 británico Serguéi Skripal.

El presidente de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución alemana, Hans-Georg Massen, dijo en un simposio celebrado en Berlín estar convencido de que «Rusia está tratando de utilizar operaciones secretas para influenciar en la opinión pública a través de organizaciones extremistas y radicales». Y añadía: «En el caso de los separatistas catalanes, según se ha informado, apoyando su posición a través de actividades de propaganda».

La Guardia Civil ya había establecido vínculos ante el proceso secesionista y los enviados del Kremlin a través de la figura de Víctor Torradellas, ex secretario de relaciones internacionales de CiU, también conocido como el «Rasputín» de Puigdemont. Sujeto que está siendo investigado por desvío de subvenciones de la Diputación de Barcelona y del Gobierno de la Generalidad. Torradellas le aseguró al forajido ex presidente que obtendría el apoyo de un emisario enviado por el Kremlin si apostaba por declarar la mal llamada independencia el 27 de octubre.

¿Acaso los Mas, Junqueras, Puigdemont, Torra y los CDR y los tsunamistas democráticos o «Cup-vergentes» son los tontos útiles del Kremlin? Que Rusia intente echar gasolina a todo incendio que haya en Europa no es de extrañar porque así es la geopolítica (como también es muy probable que otros servicios de inteligencia extranjero hayan actuado en Cataluña en favor del procés). Otra cosa es querer culpar a Rusia de todos nuestros males o de los horrores del secesionismo; y así de camino, como el que no quiere la cosa, disculpar la incompetencia y cuando no colaboración de nuestros políticos, cuya política en pos de la unidad y la identidad de España está resultando ser de un nivel manifiestamente mejorable. Tales lumbreras geopolíticamente hablando han hecho que nos quedemos en el limbo de la Alianza de las Civilizaciones con tanto retroantifranquismo y tanta dictadura del progretarado.    

¿Rusia es culpable? Sí, Rusia es culpable. Rusia es culpable de defender los intereses de Rusia con servicios de inteligencia y músculo militar. Rusia es culpable de tener en el Kremlin a un líder patriota y al mayor genio geopolítico del presente en marcha, como ha ido mostrándose estos años desde la debacle que supuso la caída de la Unión Soviética (fundamentalmente desde la subida del susodicho al poder hace justo 20 años y su contundente acción contra el secesionismo checheno). Vladimir Putin, que guste o no es un estadista como la copa de un pino, tiene muy claro algo que no expresan de manera tan precisa o contundente la mayoría de los políticos españoles: «Los traidores deberían ser castigados» (citado por El País). Esto es una disputa geopolítica y Rusia, obviamente, mira por sus beneficios eutáxicos; y eso implica acciones como ésta que comentamos y otras de mayor calado y delicadeza contra todo aquel que ose asomar sus hocicos en su territorio o en sus intereses geoestratégicos y hostigar al oso que con un zarpado y con la amenaza de la munición nuclear bien sabe defenderse. Ya lo decía Gustavo Bueno: «El que es débil que espabile».