Dicen que eres mudable, don Pepito,
que fuiste de Manolo cortesano,
soneteruelo del francés tirano
y de sus odres perennal mosquito;
que mudando de altar, de culto y rito
fuiste, tras esto, muratista insano
y, para postres, del Nerón hispano
semanalmente adorador contrito.
Pero no dicen bien; el pueblo miente,
ni menos hay razón por que afrentando
te esté, y traidor y apóstata te llame.
Antes en eso mismo que insolente
te echa Madrid en cara, estás mostrando
cuán firme has sido siempre en ser infame.