GUZMAN1

jueves, 3 de abril de 2014

PANORAMA DE CENIZAS

"La falsificación de la historia ha hecho más para confundir a los humanos que cualquier cosa conocida por la humanidad." - Jean-Jacques Rousseau.




Han pasado diez años ya mientras jueces y políticos se cubren mutuamente las espaldas y la ciudadanía no quiere ni puede exigir ya más aclaraciones, porque sabe que serán tan poco fiables como hasta ahora o porque no quieren admitir que fueron y son manipulados y engañados.

Las asociaciones de Víctimas del Terrorismo eran las llamadas a ser las primeras en pedir que se agote la investigación de todos estos hechos, pero el sistema les pone impedimentos. Tienen que recurrir a los tribunales internacionales para poder denunciar los crímenes de que fueron objeto porque en la Audiencia Nacional deben pensar que esos viejos asuntos ya son memoria histórica.

Las teorías judiciales sobre el 11 de Marzo de 2.004 han quedado al mismo rango que las teorías conspirativas, un "totum revolutum" prefabricado. Las autoridades han brindado su irreverente presencia en la misa de difuntos que parecía sacada de esas películas de mafiosos que acuden al sepelio de sus víctimas para consolar a sus deudos. Eso fue todo.

Eso, y la herencia que cargan los partidos que sacaron mayor provecho del suceso. El núcleo duro del Estado achica culpas manejando el asunto con la misma avidez partidista y la frialdad de los que fraguaron la masacre. Casualidades.

Y otro funeral, el de Adolfo Suárez, el que dijo aquello de "Hay que proteger al Rey de sí mismo", por hacer mucho más y mucho menos de lo que debería para merecer seguir siéndolo.

Algunos hablan de su entrega desinteresada, igual que si también la tuvieran ellos. Al contrario, el Congreso ya parece la cueva de Alí Babá en pleno reparto de la rapiña, en una exhibición vergonzosa que Europa exige solucionar de de una vez por todas.

Tras los logros de Suárez la política volvió a ser un ruedo de gallos en el que el centro político quedó vacío y rehuído como referente.

Y, sin embargo, el centro político vuelve. En las elecciones europeas, que a nadie le importarían demasiado, el bipartidismo va a ser seriamente desafiado por partidos que se encuentran ideológicamente entre las dos formaciones mayoritarias.



El binomio PP-PSOE naufraga con su control de las mayorías, lo que demuestra su fracaso en sus proyectos y sus apoyos. Siguen confiando en que la insatisfacción programada del votante les genere votos.






El duopolio político, espejo del duopolio de los medios de comunicación, se atribuye el derecho a imponernos su verdad, a falta de verdad auténtica. Incapaces de dar una buena noticia, callan las malas o las falsean. Así los medios nos hacen ver que cada día estamos mejor; conformarnos o creerlo es cosa nuestra.

Los periodistas de los medios controlados mediante la subvención se dedican a silenciar preguntas más que a responderlas, para esconder que sus padrinos han convertido en falacias todas las promesas hechas.


Los resultados de la insidia informativa calibran después los resultados mediante encuestas de opinión para conocer el límite de nuestras tragaderas, intentando evitar que la desafección se convierta en desbandada.

De ese entramado nacen los programas electorales, medidos tras encasillarnos socialmente para convertirnos en estereotipos o minorías a las que prometen contentar. Programas para gobernar sin progresar, con el único fin de sostener voto cautivo.





La cleptarquía muestra su estatalismo invasivo y burocratizante propio de regímenes de partido único. Según convenga se olvidan de la propiedad pública está sujeta a su utilidad social, y no a los fines de quienes la manejan.

Juntos aunque mal avenidos, la actitud de alternancia y conchabanza del dúo Popular-Socialista se refleja en la de sus compadres del Poder Judicial. Aliados en dar cobertura a su propia corrupción y toda la demás, mientras se tiran puyas en el teatrillo parlamentario para disimular.

La corrupción de los amigos y la de algunos que, sin serlo, hay que enjuagar también para que no se diga que en España hubo delito, competencia desleal o abuso a los consumidores.

Patricios presuntuosos que persisten en el delito impostando decencia y legalidad, ante la benevolencia de jueces y magistrados que hacen lo mismo, y nunca harán nada para dejar de ser el problema y empezar a ser la solución. Estos funcionarios sin voz ni voto para regir el Poder Judicial no velan lo suficiente por el interés general, pero sí corren cuando ven en riesgo los suyos propios.

La judicatura adopta una actitud muy receptiva cuando se juntan los que mandan. A la hora de la verdad son muy pocos los jueces que se atreven con la casta eterna viendo lo que les pasa a los que osan investigarles. Si alguien colabora con la Justicia se le persigue por denunciar lo que ellos ya sabían.

Aquí hay que ser muy importante para que se reconozca un error judicial, aunque se diga lo contrario igual que se dice que han prevaricado sólo los poquitos jueces que han caído en desgracia bajo la avalancha y cúmulo de querellas criminales. A los demás se les mira pero no se les toca, especialmente cuanto más alto es su rango y mayor su subordinación a las altas esferas.

Como a muchos otros situados en la impunidad por sus funciones paraestatales. Las patronales y los sindicatos parasitarios del Estado, ambos herederos del sindicalismo vertical, retribuyen a sus mecenas con su apoyo a la campaña mendicante de la entente PPSOE, tan inquieta como ellos en tener algún poder sobre empresarios y trabajadores.

Abanderados de la mangancia, sus dirigentes abjuran de trabajar en general, y peor aún, de hacerlo por aquellos que se ganan el pan con el sudor de su frente.





Europa les brinda a nuestros gobernantes la oportunidad del juego de quién traiciona de forma más convincente a sus votantes, o quién los tiene más tontos.

Como el PP nunca fue ni centro ni liberal pero al menos presumía de seriedad y convicciones, sus partidarios ahora buscan lo mismo en otro sitio, porque los dirigentes populares han traspasado la línea de la unión con sus votantes, que les ven como un gobierno más que no ha cumplido y que ya pasará.

No le es fácil al dueño del dedazo encontrar candidatos para llenar las listas electorales de un partido empantanado en asuntos turbios. A los parlamentarios europeos no podrán ir a decirles también que la corrupción es esporádica y casual, sin que cause zozobra en nuestra economía.

Del Partido Impopular sólo queda la cáscara vacía mientras el cadáver semoviente del PSOE busca apoyarse en los nacionalistas para "cambiar" el modelo de Estado. Ya veremos quién juega con quién.


El estado de las autonomías puede ser tan federal como se quiera llamar. El problema no es de nombre sino de contenido, y del deber de las administraciones de ejercer sus propias competencias incluída la de supervisar cómo las ejercen todos los demás, que es función del Estado. Y cuando no se ejercita esta potestad es cuando las autonomías se salen de las normas.



Y se están saliendo que no veas. Ya se mueven en el extranjero buscando contactos y vías para sus reivindicaciones y diciendo que es que en Madrid no se les escucha. Luego irá el Ministro de Exteriores a responder del cumplimiento de las obligaciones internacionales por parte de gobiernos autónomos que ya no obedecen a la Administración Central.


UPyD se opone a modificar el modelo territorial prometiendo decisión en el tema del independentismo porque aunque no haya normas ni precedentes legales sobre qué debe hacerse en estos casos, sí que hay precedentes de hecho a lo largo de la Historia. Y unos acabaron en secesión mientras que otros no.



Muchos nunca habíamos pensado que ese tema fuese en serio, pero está claro que ahora lo es.



Unión, Progreso y Democracia ha creado su ideario con un poco de aquí y otro de allí, igual que con un seis y un cuatro te hacen la cara de tu retrato. Rosa Díez se llevó del Partido Socialista algunos slogans, algunos métodos y seguramente alguno de los vicios. El PSOE siente tirria al oír su nombre, no sea que les arañe todos los votos.

Y es de las que llama hacer política de izquierdas a defender la protección social, que en realidad está por encima de opiniones y candidatos. En cualquier caso, lo contrario de izquierda o derecha es la pasividad, tara principal del bipartidismo.

Las elecciones europeas son la mejor plataforma para un partido como Ciudadanos ya que, existiendo sólo en Cataluña, puede recibir votos de toda España en estas elecciones de circunscripción única. Albert Rivera tiene muchos simpatizantes en todo el territorio, lo que en el caso de los partidos nacionalistas es improbable.

Como opción moderada está muy bien porque en Cataluña no hay mucho donde elegir. Valga decir que tampoco lo debe haber en Ciudadanos cuando tienen como cabeza de lista a uno cuyo discurso es más de los de rifar peluches en las ferias que de propuesta de acción política.




VOX no necesita dar muchas explicaciones sobre sus ideas y sus propuestas porque son las mismas que defendían cuando estaban en el entorno popular.

Es un partido recién creado que algunos creen de ultraderecha, pero tener como principios la libertad individual, el Estado de Derecho y el imperio de la ley no me lo parece .

Quieren cambiar la Ley de Partidos y la Ley Electoral para quitar poder a la partitocracia, despolitizar el Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Constitucional, reducir el Estado de las Autonomías y proteger a la familia como institución básica.

VOX son los indignados del Partido Popular. Tan simple como que si unos no cumplen su programa, lo harán otros.















Cuando las personas llegan a la convicción de que el sistema no tiene solución entonces brota la verdadera indignación hacia los propios partidos a los que votaron. A veces hasta resulta incontenible la unión de opositores de distinto signo para echar en cara sus mentiras al último en engañarles.

El voto indignado es el voto de los que se niegan a ser nuevamente utilizados.

Y si no estás indignado, o quieres que se te pase, siempre nos quedará votar a los legalizadores de la marihuana, que también son de centro.