GUZMAN1

jueves, 13 de noviembre de 2014

DECIDIENDO QUE ES GERUNDIO.



Ambrose Bierce definió la palabra "Voto" como el "Instrumento y símbolo de la facultad del hombre libre de hacer el ridículo y hacer de su país una ruina".

La frase del escritor norteamericano está sacada de su "Diccionario del Diablo", donde también podemos leer que "Referéndum"  es la "Ley que se somete a voto popular para establecer el consenso de la insensatez pública".

"Plebiscito" aparece definido como "Votación popular para establecer la voluntad del amo".

El gringo viejo consideraba que "Patriota" es "El que considera superiores los intereses de la parte a los intereses del todo. Juguete de políticos e instrumento de conquistadores", y "Patriotismo", "Basura combustible dispuesta a arder para iluminar el nombre de cualquier ambicioso". 

Por tanto, lo que se está haciendo últimamente en Cataluña no sería nuevo ni sorprendente para el escritor de ultramar.

"Algún día, siguiendo el ejemplo de los Estados Unidos de América, habrá unos Estados Unidos de Europa" (George Washington).

Hoy, en este rincón europeo que podría dejar de serlo, otros independentistas se afanan queriendo parecer "padres fundadores" de nuevas patrias. El sentimiento es libre, y el mío es estar cada día menos convencido de que tengamos patria, ni chica ni grande.



"Patria" es esa palabra que se inventó cuando el destino de las gentes dependía de la decisión de hombres respetados. Hoy que vamos hacia la igualdad sin llegar nunca, mucha gente preferiría una "matria" que es otra palabra para la misma cosa.

Eso de la unidad de España es un camelo cuando "pertenecer" a la patria no significa otra cosa que ser sus sufridores en manos de los que la representan en interés propio y no en el de todos. Prefiero pasar a pertenecer a la Unión Europea, que ni es patria ni nada pero dentro de la cual ganamos unos derechos de ciudadanía que "nuestra" monarquía absolutista jamás nos reconoció.

"Nadie en Europa será abandonado. Nadie será excluido en Europa. Europa sólo tiene éxito si trabajamos juntos", decía Angela Merkel pensando que los odios atávicos que superaron los alemanes por la fuerza de las armas también se iban a extinguir en todo el continente por las buenas. Pues aquí no.



"Pero la época de la caballerosidad se ha ido. La de sofistas, economistas y calculadores ha triunfado; y la gloria de Europa se ha extinguido para siempre" (Edmund Burke).

Europa no pertenece a los ciudadanos de estas latitudes, dejados de la mano deabsolutismo parlamentario y estabulados por los políticos autonómicos en sus territorios sin Ley.

Hay gente decidida a acabar con eso, pero los que no, son aplastante mayoría. Ya se sabe aquello de que "en los negocios de la vida no es la fe lo que salva, sino la desconfianza".

Y si la independencia sigue siendo minoritaria es gracias al escepticismo que inspiran estos nuevos flautistas de Hamelin, no porque el Estado de Derecho les impida que nos lleven por mal camino.

Lo de votar es testimonial siempre, por lo que no voy a criticar a ninguno de los que han acudido a las urnas. Que la gente siga advirtiendo a los políticos con echarles, aunque sea de esta manera, tampoco está mal. En los próximos meses sabremos los que se quedan y los que se van.

Lo que sí lamento es la pobreza de los argumentos a favor y en contra. En Madrid diciendo que  es un sino irreversible y que salirse es salir de la Unión Europea, no sólo porque nos echen los europeos sino porque el gobierno español pondrá en ello todo su empeño. Hay amores que matan.

Y por parte de los independentistas, a decir que no nos echarán los europeos sino que Cataluña va a ser un país envidiado en todo el continente. Con eso está todo dicho. No hay que lamentarse ante el optimismo del prójimo, pero hay que cuidarse de los que se dejan llevar del entusiasmo si estamos en sus manos.



Y el Gobierno central ha esperado a ver el resultado de la "votación alternativa" para usar todas sus armas legales. A buenas horas para impedirla, si era tan ilegal.

Ahora están más por negar validez a la consulta, y eso que el doble sí a la independencia ha tenido un respaldo minoritario. La poca participación sólo permite deducir eso, aunque hayan votado más los del "sí-sí" que las otras opciones.

La cuestión es que la modificación del Código Penal por la Ley Orgánica 2/2005, derogó los artículos 506 bis, 521 bis y 576 bis que había introducido la Ley Orgánica 20/2003. Estos artículos castigaban con penas de prisión e inhabilitación "a la autoridad que convocara procesos electorales o consultas populares por vía de referéndum, careciendo de competencias para ello". Y también "a quienes facilitaran, promovieran o aseguraran la realización de tales procesos o consultas". 

Esta reforma popular de 2.003 fue derogada en 2.005 por una mayoría socialista que quiso despenalizar estas conductas, tal y como se explica en la exposición de motivos de la Ley, que reproduzco:

"Los artículos anteriores, cuya derogación se lleva a cabo por la presente Ley, se refieren a conductas que no tienen la suficiente entidad como para merecer el reproche penal, y menos aún si la pena que se contempla es la prisión.

El derecho penal se rige por los principios de intervención mínima y proporcionalidad, según tiene señalado el Tribunal Constitucional, que ha reiterado que no se puede privar a una persona del derecho a la libertad sin que sea estrictamente imprescindible. En nuestro ordenamiento hay otras formas de control de la legalidad diferentes de la vía penal.

Así, el ejercicio de las potestades de convocar o promover consultas por quien no las tiene legalmente atribuidas es perfectamente controlable por vías diferentes a la penal.

En cuanto a las ayudas públicas a asociaciones o partidos disueltos o suspendidos, el ordenamiento ya prevé una sanción penal si constituyeran actos de participación en asociación ilícita.

En suma, las conductas que se contemplan en estos tipos penales no presentan las notas exigidas para proceder a su incriminación. La Constitución y el conjunto del ordenamiento jurídico ya cuentan con los instrumentos suficientes y adecuados para asegurar el respeto a la legalidad y a las instituciones democráticas y garantizar la convivencia pacífica de todos los ciudadanos".

Así que, por el momento no se puede meter a nadie en la cárcel por consultas ilegales, ni por delito electoral ya que lo que se ha hecho no es propiamente un referéndum, sino una especie de encuesta. Una votación es siempre una votación y es distinto de alzarse con las armas, que sí es delito.

Y en cuanto a un presunto delito de desobediencia, nada nuevo que la Generalitat y el Parlament ignoren la eficacia de las resoluciones del Tribunal Constitucional, que había suspendido cautelarmente la convocatoria del 9-N. Entonces fue cuando el Gobierno central pudo respaldar al Tribunal, y no lo hizo.

También hay quien interpreta que comete prevaricación o usurpación de funciones el representante público que se extralimita en sus atribuciones de forma deliberada y notoria. Algunos hablan hasta de sedición y rebelión, pero de momento no veo yo que las cosas hayan ido tan lejos, y si lo es será porque se ha tolerado.

Lo que no puede ser es acusar a los participantes antes que los organizadores, a quienes por cierto seguro que podrían acusar de muchas más cosas, que viene a cuento decirlo.

Que decida la Justicia que han pedido muchos ciudadanos preocupados por la creciente inseguridad jurídica y económica que viene asociada al proceso. Pero es que la Justicia que ignora sus delitos de corrupción no puede decir al mismo tiempo que estudia acusarles por lo del referéndum. A eso no se le llama seguridad jurídica, sino todo lo contrario.




Mira que los tendrían bien cogidos por donde más les duele, pero los que representan la Ley recelan de que pueda alcanzarles también. Y por eso el tema no será resuelto por el aparato judicial, ni creo que por el Constitucional, sin mucho temor a equivocarme.

En el fondo lo que vemos es cómo la autoridad no contribuye a superar ni solucionar una cuestión de interés público, y eso no es sólo culpa de los soberanistas de aquí sino también de los independentistas de allá y de los que hablan de soberanía en Madrid.

Rajoy admite públicamente que, junto con Sáenz de Santamaría, enviaron nada menos que a Arriola y al socialista de fama cloaquera José Enrique Serrano a negociar con Joan Rigol, el convergente que preside el Pacte Nacional pel Dret a Decidir. Y sin contar con el Partit Popular de Catalunya. 

¿Cómo van a meter en la cárcel a alguien con quien pactan en privado?. Y además la decisión depende de quienes dependen los jueces catalanes que tendrían que juzgarles. Un círculo vicioso del que saldrán negociando a nuestras espaldas, para variar.

¿Qué será, será? ¿Una reforma constitucional o el referéndum definitivo que pide Mas como si hubiera triunfado el doble sí?

Seguramente no será sólo un pacto fiscal, sino el control de la Justicia y la cesión de otras competencias.

Ni siquiera me consuela saber que pronto negociarán un nuevo "status" del que todo catalán va a salir teóricamente beneficiado. Vamos a vivir a cuerpo de rey, o es muy prometedor creérselo.