GUZMAN1

martes, 24 de noviembre de 2015

LA IRRELEVANCIA DE VOTAR EN UN CHIQUERO DE ESCLAVOS.



"Democràcia i Llibertat" es el nombre que el President le ha puesto a su nuevo chiringuito, en un alarde de cinismo imperceptible en un país acostumbrado a no notar la diferencia.

El Rey Artur no acaba de ser coronado. Unos no le quieren por su independentismo, mitad insurgente y mitad institucional, ni tampoco le tienen mucha estima los soberanistas, que no se conforman con proclamas y declaraciones pura y solemnemente ceremoniales.

Los reproches al actual President son las mismas que le hacen a su homólogo Rajoy en toda España: prometer una política fiscal, económica y social como la que la partitocracia de cartón piedra promete cada campaña electoral y después olvida para dedicarse a los chanchullos de la corrupción con los demás cargos electos.

Por eso han dejado para después de las elecciones generales la investidura del President, que ya todos reconocen que no va a ser el Don Nadie de Raul Romeva, cabeza de lista sólo para figurar.

¿Cuál es la ideología de Junts pel sí, hoy por hoy? El pactismo de Convergencia de toda su vida parece fallarle ahora. Esquerra y las CUP diríase que tienen más cosas en común y con la Asamblea Nacional Catalana.

A pesar de que las CUP sean calificadas de grupos antisistema, son igualitos al resto de partidarios del hiperintervencionismo que aplican convergentes, populares y desde siempre todo izquierdista con tanto votante que se lo permita. Pan y Justicia: el pan duro de antesdeayer, y justicia, la que les apetezca acatar mientras aplican a su modo y capricho las leyes sobre la economía de mercado de la que viven. El buen catalán, mientras le permitan subsistir, tiene que tragar con lo que venga, de modo que paga, sin poder escoger ni distinguir, la tasa, la contribución y la mordida.

El Círculo de Empresarios y el IBEX-35 hace tiempo que se desmarcan silenciosamente de su dependencia de la Generalitat a la que venían obligados. La deslealtad hacia ellos y hacia la legalidad amenaza la estabilidad de sus negocios, que era lo que vendían los convergentes.

No hay ninguna inversión en tierra de nadie, y no se sabe si la incertidumbre se detendrá tras las elecciones generales, o por el contrario aumentará.


En realidad, y al igual que Rodríguez Zapatero o Rajoy, la idea que tienen los gobernantes españoles se limita a decir que hacen suyas algunas ideas que otros ya dijeron hace mucho tiempo, para después dejar pasar otros largos años sin ponerla en práctica.

En el país de los ciegos el tuerto es el rey, y en el país del trinque, quien tenga más maña en apropiarse del erario es ganador seguro, como demostró la historia de la democracia española.

Igual que a Felipe González lo encumbraron por lo bien que les mentía, han salido sustitutos dispuestos a demostrar que regalarán al pueblo el bocadillo mientras ponen a su nombre el premio gordo.

Podemos, el multipartito que prometía sacarnos del cenagal, incorpora ahora jueces como cabezas de lista en muchas capitales. Una prueba de la versatilidad del Estado Delincuente, cuyos guardianes pasan del ejercicio legítimo de la coacción pública al ejercicio privado, sirviendo sin limitaciones a los intereses de quienes más poder tienen para violentar la libre voluntad del ciudadano.



La definición de promisión es "promesa de hacer o cumplir algo fijado". Otro significado de promisión en el diccionario es también la oferta o promesa de dar o de hacer sin estipulación con la persona a quien favorece o interesa.

La relación de los electores con los elegidos se mueve por algún remedo de ese tipo de razonamientos cuyo ritual incluye el uso y el abuso de las urnas: si las papeletas no favorecen, los representantes harán la puñeta al que gobierne hasta que se convoque de nuevo la ceremonia electoral.

Dijo Chopin que "toda dificultad eludida se convertirá más tarde en un fantasma que perturbará nuestro reposo". Los nuevos próceres "emergentes" ya están dentro de la verdadera mecánica del ejercicio de la gobernanza, con todas las alegrías y decepciones que les provoca la realidad que a los gobernados nos toca vivir.

Criticar la monótona alternancia que viene gobernando el país sin proponer algo nuevo es poco hasta para el votante más desesperado. Los "politólogos", cienciólogos de la demagogia, quieren pasar de la Universidad a las moquetas sin haber pisado la calle más que para pavonearse.

La adversidad también corrompe las intenciones, que son el primer sacrificio en favor del puesto, y regla que hay que mantener con sus compañeros en el podio. A través de las "puertas giratorias" algunos pasan ventajosamente del sector público al privado, pero también las instituciones fichan a personas destacadas en los movimientos sociales. Los altos cargos administrativos les contratan, favoreciéndoles con la exención de concurrir a oposición, porque con eso se paga el primer plazo de su compra, o al menos una opción.



Esperemos que alguien ponga en practica alguna buena, entre tantas ideas, en lugar de captar adeptos con las pancartas que llevan en procesión sus fieles seguidores. Dicen que esperan a las generales para demostrar que cumplirán, sin prisas.

Mientras las nuevos alcaldías "emergentes" andan dándole vueltas a las cuentas municipales para detectar injusticias e inmoralidades, por aquí parece que las franquicias paralelas ya lo tienen todo claro respecto de los que pagan las campañas electorales.

El gobierno de un cargo electo dura un tiempecito, mientras que permanecen las instituciones. En unas manos o en otras, los entes públicos sobreviven a sus gestores, o hasta ahora ha sido así.

Que algo público funcione como debe nos contenta y hace que nos olvidemos de que los deberes de un servidor público se los imponen las leyes. El despotismo asambleario no es ni se parece a la idea de "gobierno de todos". Su propaganda confunde respetar nuestros derechos con voluntario cumplimiento de sus promesas.

El romano Tácito dijo que "Un gobierno democrático se halla próximo a la libertad; el de unos pocos, se halla próximo a la tiranía.". Sí, libertades, las que me niegan los mismos que escogen como autoridad a quienes aprovechan tales votos para después desentenderse de toda obligación; los que aplauden que se haya aprobado determinada medida, y que luego se extrañan de que en las ventanillas los funcionarios les digan que no es así.

La llamada "Constitución Europea" obliga a aplicar procedimientos para la efectividad del "reconocimiento de una ayuda social y otra de vivienda para garantizar una existencia digna a TODOS aquellos que no dispongan de recursos suficientes". Supongo que no la ha leído el Tribunal Constitucional según el cual el derecho a la vivienda no es exigible a los poderes públicos. Pero no importa, ya que aquí no manda lo que rige Europa.

Si le dices a un funcionario que la Constitución es una ley que deben respetar, te dirán que otros son los que mandan, que no hay presupuesto o te darán comprensivamente la razón y buenos días.

Y si lo haces por escrito la judicatura, obligada igualmente por la "Ley Fundamental", te hará ver que es inútil que recurras decisiones que ellos también respetan por no ser ni más ni menos que cualquier otro funcionario.

La alienación del pueblo adopta muy distintos disfraces, sin realmente necesitarlos dado el escaso ímpetu de quienes he descrito anteriormente. Mucho entusiasmo patriótico, pero espero que en esta campaña electoral alguien hable de lo que más importa a la estabilidad social, de la que depende cualquier proyecto que prometan acometer en nombre de todos.




El paquete de reformas del partido de Albert Rivera incluye ahora la eliminación del Consejo General del Poder Judicial. Tras erigirse en paladín de la regeneración, propone descabezar la Justicia en lugar de acometer su despolitización. Las asociaciones profesionales de jueces se han pasado décadas propugnando que el C.G.P.J. sea elegido por los jueces en vez de ser designada por el legislativo, pero eso no es lo que tiene en la cabeza el corderito con disfraz. Nadie ha querido dejar de controlar hasta ahora el gobierno de la judicatura, ni tampoco él que se ve a las puertas de la Presidencia o la oposición

De la educación, por ahora sabemos que son partidarios de aplicar las sentencias del Constitucional sobre la cooficialidad de las lenguas en la escuela catalana, pero decir eso es decir nada porque esas sentencias se limitan a declarar que ciertos aspectos del modelo lingüístico catalán no son aceptables, sin proponer un modelo educativo porque esa no es función del Alto Tribunal. A lo mejor les podría ayudar a aclararse y concretar el hermano de Wert, si no hubiera ingresado en Podemos. Vaya mascarada.

Dice el pollo que también va a arreglar el mercado laboral con un modelo de contrato único para todas las nuevas altas, capitalización del 1% del salario para caso de despido y cheque formación para parados, que podrán elegir dónde recibir los cursos sin intromisión de sindicatos y patronales. Veremos si le dejan.

El camino se le va a poner muy cuesta arriba con el omnipresente bipartito en medio. Si consigue ganarles a los dos de toda la vida, el "partido de la ciudadanía" no tendrá que pactar con uno de ellos, lo que supondría seguramente renunciar a la mayor parte de sus proyectos. Veremos si no es eso lo que hará de todos modos.

Los dispersos representantes de Ciudadanos buscan el efecto sorpresa con programas económicos hechos por encargo y efímeras propuestas del obligado ideólogo que está detrás de todos los arriolas de España, y que cada día se hace con más poder del que ya tiene, democráticamente conferido por la Audiencia Nacional



"Ciudadanos" está en la feliz indefinición del "centro sensato", lo que sin duda es mejor que la alternancia polarizada que tanto hemos sufrido, y que los lunáticos que emergen del radicalismo. En Cataluña, cuentan además con el apoyo del votante "independescéptico", numeroso aunque a la mayoría de barceloneses nos conviene llevarlo muy discretamente.

Pero a la hora de la verdad, dinero manda y muy pero que muy mucho en la bisagra catalana. Ciutadans se suma a la catalanía bienestante, con la que pacta igual que han hecho en Madrid y Andalucía. Inés Arrimadas pretende vivir de la cómoda estrategia de representar la oposición defendiendo el nombre de España junto a populares, cosa inaudita hasta hace poco por este terruño del cacique. Eso debería darse por sobreentendido y no ser bandera para coleccionar escaños. 

El producto de marketing que dice que defiende la libertad, la igualdad y la unión entre todos los españoles agrupa, según convenga, propuestas de afiliados y simpatizantes, para ir fabricando sobre la marcha el programa electoral que afirman "supone un contrato" con el votante. Garantizan por escrito transparencia y regeneración democrática para nuestro futuro.

El voto que fue convergente se ha atomizado y una parte se la va a llevar Rivera, del mismo modo que la CUP y ERC, que van todos juntos por el mismo camino aunque viejas y nuevas caras se disputen el protagonismo.



Ya lo digo yo, que aquí tenemos que servir todos al mismo amo, que se sirve de todos gracias a fondos suizos y a los demás chitón, si no queremos coscorrones. 

El eurodiputado Nart, que siempre repite los mismo chistes, como el de Groucho Marx de "si no le gustan mis principios tengo otros" va a tener que aplicárselo a su propio partido (por llamarlo así). Ahora Rivera deberá someter a votación cuáles y de qué color quiere que sean sus acompañantes en su futura andadura. No será en unas primarias, ni en asamblea interna de su partido, sino en las mismas generales y en función de quién arranque más votos al pueblo.

Como no es seguro que nadie obtenga mayoría suficiente para gobernar en solitario, el pacto será con Populares o con Socialistas, ambas formaciones que andan también perdidas ideológicamente.

Lo del idioma, que les une, es algo que también cuenta a la hora de ejercer el voto útil, si uno es reacio a que tengamos el mismo derecho a hablar castellano que los japoneses a hablar su lengua entre ellos en estas tierras.



Lo primero es lo primero, que son las cosas de comer y el techo como antes he dicho. Y su enemigo, la corrupción proporciona sólidos argumentos al debate preelectoral, a modo de sal y pimienta para resaltar cada opción del menú. No parece importarles a los soberanistas tener que afrontar las consecuencias de sus anteriores rapiñas, y es que no pueden quejarse porque de algún sitio habrán salido los fondos para su campaña.

Ni a "secesionistas" ni a "centralistas" les preocupa eternizar el manido alegato de la independencia, porque les sirve para llenar el discurso vacío de unos y de otros, y así activar el tira y afloja para estimular al votante.

Constituyendo alegremente, en 1.978 se establecieron unas funciones exclusivas del Estado Central y otras de las Comunidades Autónomas, con posteriores modificaciones que con los años ya no se sabe cuáles son propias de unos o de otros y cuántas han sido cedidas al día de hoy. Siendo labor de tratadistas, resultaría presuntuoso por mi parte intentar hacer siquiera un resumen.


Territorialmente, no hay un órgano que dirija a las comunidades autónomas, muchas de las cuales impulsan su propia política discrepante de la general. Los parlamentos asumen su propia actividad política, aprueban sus (nuestras) propias leyes, y son Estado, vinculado al ejercicio del poder.

El gobierno local o autonómico ejerce en su demarcación muchos de los poderes del Estado. Y los altos funcionarios quieren andar su camino a la gloria y los laureles, atendiendo a los ciudadanos según las necesidades que les suponen. A falta de capacidad para dichas soluciones, animan a sus gobernados al pataleo contra otras administraciones no controladas por ellos.



A pesar de sus críticas a "Ciudadanos" por no decantarse entre centroderecha o centroizquierda, el partido socialista hace lo mismo entre ellos, Podemos, y lo que quede de verdecomunistas.

Por estas tierras, su delegado Iceta podría explicarle a su central qué es lo que quiere un catalanista, cosa que en Madrid no parece saber nadie. Si lo supiera, porque tampoco concreta qué contenido esperan que tenga el federalismo o paso intermedio entre centralismo e independencia, cuando eso no es sino una variante de "autonomía", por el momento igual de indeterminada. Sus propuestas son irrelevantes sin un programa político que sea claro y luego vayan a cumplir.

El verdadero compromiso lo tienen con la gran empresa, que solamente está interesada en que les dejen seguir haciendo las cosas como hasta ahora. Los demás, sólo tenemos el voto (hasta que se lo damos).



Los llamados socialistas, herederos de la marca comercial y poco o nada más, prometen derogar las leyes decretadas por el PP. Tendrán que hacer otras leyes mejores si no quieren dejar vacíos legales, pero en general me parecería muy bien que deroguen leyes que no se cumplen, o que no solucionan problemas. Con el lema "limpia, fija y da esplendor", la Real Academia de la Lengua ha hecho algo parecido en beneficio del idioma, así que pónganse a derogar y no paren, que eso también es legislar.

Sin embargo, el recuerdo del zapaterismo y su labor de supervisor de nubes me hace temer un nuevo cuatrienio carente de iniciativas para animar al Leviatán dormido del Estado, que sólo sirve para sostener a los afortunados que disfrutan del pantagruélico presupuesto que tan poco nos deja a los demás.

El programa económico que recetan todos para superar la crisis va a ser más o menos como el de Churchill para afrontar la guerra: "sangre, sudor y lágrimas". Mucho prometer, y luego que hagan lo mismo que nos han prometido tantas otras veces.

En 1.978 se aprobó una Constitución que terminase con una dictadura, con éxito para los que se conforman con quedarse como están. El hastío del engaño vivido desde entonces es lo que hace que uno deje de votar, cosa que dudo que repercuta en una pérdida de autoridad de los gobernantes que resultarán inevitablemente electos por los que sí voten.

Dicen que es muy importante votar, pero por ahora no tengo claro quién es quién dentro del abanico de posibilidades para tirar el voto a las papeleras transparentes que van a instalarse el día 20. Sí tengo claro que conmigo no cuenten.