GUZMAN1

domingo, 1 de octubre de 2017

CARNAVAL DE DEMAGOGIA.



La gran familia independentista celebró hoy su votación ciudadana con resultado sabido de antemano. Los cuerpos policiales han cumplido las órdenes de su superioridad y las del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Policía y Guardia Civil han acometido las tareas más duras que los Mossos han evitado enfrentar, pero entre todos han contenido la situación.

El civismo ha sido la tónica general en cuanto a la mayoría de colegios electorales. Claro que está muy lejos de haber sido un día tranquilo, y es probable que haya más disturbios en lo sucesivo. Dejemos estar el tema,  porque esto de la resistencia pacífica es muy discutible. Que lo digan los casi ochocientos heridos en las cargas policiales, que dirán que no sabían donde se metían.

Ahora viene lo de las negociaciones y el diálogo, porque a todos los partidos de la oposición se les ha metido en la cabeza que hay que renovar el pacto entre separatistas y constitucionalistas. Todo para evitar la temida Declaración Unilateral de Independencia.

Unos de los que no se enteran de que el soberanismo ya no está para firmar declaraciones sin valor son los socialistas, empeñados en rebuscar apoyos en otras fuerzas donde haya posibles aliados.

La Generalitat también busca alianzas que permitan ese pequeño capricho de la independencia. Y Podemos no ha perdido la oportunidad de entrometerse como mediador de un acuerdo fraternal entre los que se quieren independizar y los que no.

La renovación de la izquierda catalana queda en gran parte en manos de los cabecillas de las formaciones afines a Podemos, o que lo fueron, debido a que Iglesias y su cuadrilla está perdiendo apoyos a ojos vista.

Incluso las Candidaturas de Unidad Popular (C.U.P.) le están robando protagonismo a los comunes por ser la auténtica bisagra que sostiene a la Presidencia para exigirle el cumplimiento de su palabra a cambio de escaños. Las CUP, además de los aliados de Junts pel Sí, exigen a todas horas que continúe el "procés" y la "desconexión".




Las bisagras de la sociovergencia que nunca chirriaron ante los pactos de no injerencia recíproca crujen ahora que se han entrometido los nuevos partidos emergentes. Pero el PSC sigue teniendo demasiado peso para que puedan echarle a un lado, y paradójicamente es hoy la alternativa "centralista" al contubernio de corrupción entre el PP y los restos del partido de los Pujol y los Mas.

"Nación de Naciones" es la nueva fórmula del "café para todos", a la que se agarra el nuevo socialismo español creyendo que por vestirlo bonito se lo van a tragar los soberanistas.

Buen momento para recordar las palabras de Aznar en 1.996: "A mí no me repugna en absoluto una tendencia federalizante en nuestro país... Reconozco que en esto hemos evolucionado (en el PP) y yo mismo he contribuido a ello... No digo que el PP vaya a hacer una propuesta federal en este momento, lo cual no sería estrictamente constitucional. Lo que sí es desarrollo constitucional es una tendencia federalizante y eso es muy positivo". Por lo tanto, es casi como lo que proponen ahora los sociatas, que dicen que como su partido tiene estructura federal, no hay obstáculos para cambiar el sistema autonómico a otro más descentralizado.

El mismo Aznar ya se planteaba desmantelar lo que fuese, con tal de que se respetara la integridad territorial del Estado. El mismo error de los federalistas sociatas que no se quieren dar cuenta de que estamos como estamos por mucho dialogar y perder el tiempo mientras otros lo ganaban.

El socialismo "nacional", que en su día apadrinó a los soberanistas (en el Senado y a la hora de formar grupo propio), ahora se presenta como única alternativa del constitucionalismo. El partido de Pedro Sánchez y Susana Díaz ha estado pronunciando un discurso ante sus votantes y otro ante sus federaciones autonómicas.

Por eso quien tiene ahora que proponer las claves de ese diálogo es el diputado Iceta, capo del PSC y clave de su supervivencia. Y sin traicionar a tanto español sin complejos como los que le votan.

Esto último lo podemos poner en duda ya que se ha roto la unidad del PSC y el PSOE en torno al referéndum. El PSC acepta la pretensión independentista de seguir adelante con "el procés" y su líder Miquel Iceta se ha atrevido a pedir públicamente el "cese inmediato de los intentos de impedir por la fuerza una importante movilización ciudadana en un simulacro de votación".

En definitiva, que en lugar de decidir todos los ciudadanos, han decidido ya los indepes y ahora van a decidir los responsables del llamado simulacro. Con los que se quieran apuntar a decir la suya.