Poco a poco se fueron convenciendo
de que habían convencido
pero el silente dijo no
o sea
no consiguieron cambiar la imagen
ni tampoco lograron
desarrugar el ceño
sin embargo
y a pesar de sí mismos
llevaron a cabo
toda una hazaña
que no los venciera un frente
ni un partido
ni una forma de lucha
ni el carisma de un líder
sino que los derrotara
como un todo
el pueblo
2
Durante siete años
así se lo dijeron
tuvo la libertad
tuvo la justicia
tuvo el bienestar
tuvo el orden
tuvo la seguridad
tuvo el sosiego
antes de ir a votar
tomó la precaución
de mirarse al espejo
y entonces calladito
sin dudarlo un instante
votó por la opresión
y por la injusticia
y la incomodidad
y por el desorden
y la inseguridad
y el desasosiego
3
Por razones obvias
no fue
exactamente
una toma de conciencia
colectiva
sino apenas la suma
de seiscientas mil
tomas de conciencia
individuales Carlos Carrizosa, diputado de Ciudadanos en el Parlament desde el 2012, apostaba en campaña por un pacto amplio entre las fuerzas constitucionalistas en Cataluña y “señaladamente” con el PSC. Ahora ya no cuenta para nada, aunque mantiene la mano tendida a PP y PSOE en distintos Ayuntamientos y Comunidades.
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De nada le ha servido en Cataluña, porque PP y PSOE siempre han querido llevarse bien con el nacionalismo catalán y sus dirigentes en lugar de plantar cara a una gente que solo aspiraba a medrar a costa del resto de españoles y de lucrativas comisiones. Con solo seis diputados, treinta menos que en 2017, la formación naranja toca suelo en la comunidad autónoma en la que nació. Cs se ha dejado un millón de votos en el escrutinio. La provincia de Barcelona le ha dado cinco escaños (19 menos que en 2017) y el sexto escaño cayó en Tarragona, donde perdió tres representantes. El concepto de fiasco, que procede de la lengua italiana, alude a una frustración o un infortunio. El término suele asociarse una desilusión o un fracaso, chasco, decepción o revés. Si la gente espera algo que luego no se produce o no se logra, hablamos de fiasco, y es muy habitual que este término se utilice cuando una candidatura no consigue alcanzar las metas que sus seguidores esperan. La errática estrategia política de Ciudadanos señaló la salida a Albert Rivera, tal y como le pasó a Rosa Díez. Tras su dimisión por los malos resultados electorales, José Manuel Villegas ocupó el cargo de presidente de Ciudadanos en funciones hasta la constitución de la comisión gestora que llevó al partido a una asamblea extraordinaria y a la elección de Inés Arrimadas para presidir el partido. Después Villegas también se retiró. Albert Rivera y media ejecutiva dimitieron ejemplarmente tras perder el 61% de votos. Arrimadas perdió en las recientes elecciones el 93% en Cataluña; un 32% más. Su partido, sin ideas ni influencia política sufre un creciente malestar interno. El sector crítico de Ciudadanos en Cataluña exige a Inés Arrimadas una "profunda regeneración" mediante la asunción de "responsabilidades y cambios de liderazgo" "de forma imprescindible e inaplazable" tras el 14-F. Minutos después de que Arrimadas se negase a dimitir o a asumir responsabilidades tras la debacle, el exsecretario de Organización del partido con Albert Rivera, Fran Hervías, ha lanzado una crítica en las redes contra los actuales dirigentes de Cs porque "haya gente que no esté a la altura". ¿Quién querrá o sabrá dirigir Ciudadanos cuando Arrimadas sea apartada? Manuel Valls estrecha contactos con representantes salientes como Javier Nart y Francesc de Carreras para conquistar al votante socialdemócrata. Pese a que Valls viene del socialismo francés y quiere aglutinar a los grandes partidos constitucionalistas, el PSC no está interesado. Otros notables del partido Ciudadanos han tomado la derecha y sólo les queda el PP a los que quieren arrimar el ascua a su sardina. El PP se postula a nivel autonómico como los demás partidos regionalistas., en su constante traición a su propio discurso y la evidencia de que ni habrían levantado la economía ni habrían actuado mejor ante la pandemia que sus rivales. Juan Carlos Girauta ha expresado con contundencia su desprecio por sus ex-compañeros de partido. Simpatiza, desde su retiro, con algunos del PP y con algunos de Vox. VOX se hace fuerte en los barrios obreros de Cataluña y puede recibir votantes de la clase media arruinada e indignada ante la derechita ridícula que ha permitido que Torra y el Parlament hiciesen lo que les ha dado la gana esta legislatura. Por eso precisamente los votantes populares y los de Ciudadanos se han decantado por el candidato Ignacio Garriga, “un negro de ultraderecha” según le definió un tertuliano independentista de RTVE sin que ningún presentador ni compañero de mesa dijera nada en la televisión pública. Vox es la cuarta fuerza en Cataluña aunque los medios hayan hablado de ese partido sólo para aludir a las agresiones que sufren, y no para informar del discurso por el cual las sufren. El responsable de la negligente gestión de la pandemia, el lego en medicina y administración Salvador Illa, respaldado por los halagos de los medios, presentará su candidatura a la Generalitat para favorecer un nuevo tripartito formado por ERC, PSC y Comunes. Aprovechando su posición de primera fuerza, el socialismo es más afín a los partidos de izquierda que a los nacionalistas conservadores, ya que no moderados. En cualquier caso la impunidad y prosecución del "procés" será la moneda de cambio. La portavoz socialista Eva Granados ha afirmado que de ninguna manera "harán presidente a un independentista", pero sin definirse sobre si buscarían una alianza con ERC en caso de quedar ellos por delante y necesitar su apoyo, como ha pasado. En definitiva, el fruto de estas elecciones será una pócima brujeril que ningún constitucionalista podrá presidir. |