Como férrea tortuga de férreo carapacho,
se arrastra eyaculando proyectiles el tanque;
no hay miedo que en su curso irregular se estanque:
para él no hay hondonada, ni brecha ni picacho.
Se mueve como un barco que las olas en vilo
levantan en revuelta vorágine de espuma:
ya huye, ya se esconde a favor de la bruma,
oponiendo a las balas su piel de cocodrilo.
El recinto es obscuro y hermético y grasiento;
los tripulantes casi ni a respirar se atreven;
avanza irresistible, destructor como el viento;
mas un obús incendia de pronto sus motores,
rompiendo la coraza; su propia sangre beben
y mueren hechos llamas entre horribles dolores...