Aceptareis, patriotas, inerte vuestra mano
la esclavitud abyecta, la servidumbre vil?
¿no veis cómo el tirano
azota a nuestro pueblo juzgándole servil?
la patria estaba muda; la patria estaba muerta;
el déspota la hería con bárbara crueldad:
la patria se despierta
y a nuestros brazos fía su sacra dignidad.
¿Vivir bajo la punta del látigo extranjero?
¿llorar en el oprobio y en la abyección gemir?
no, no: vibre el acero;
volemos, ciudadanos, volemos a morir.
¡Al arma, hijos del plata! cabezas de verdugos
exige nuestra tierra: herid sin compasión.
Así se rompen yugos
y donde fue la tribu se forja la nación.
Vox es un partido nacionalista para el que las libertades económicas conforman la unidad de destino de la nación.
Vox aspira a erradicar el Estado de las autonomías porque, según dicen, constituye una apoteosis de la ineficiencia y del despilfarro. En realidad, centralizar no es lo mismo que desburocratizar. Si en lugar de presidentes autonómicos tenemos más secretarios de Estado y en lugar de consejeros regionales creamos más direcciones generales, lo único que habremos modificado son las relaciones jerárquicas dentro de la burocracia, pero no el tamaño de la burocracia.
Vox se opone simultáneamente a la descentralización autonómica y a la centralización bruselense. Mientras que en España constituye un injustificable despilfarro folclórico contar con 17 parlamentos autonómicos en lugar de con uno solo nacional, en Europa constituye una imperiosa necesidad antiglobalista contar con 27 parlamentos nacionales en lugar de con uno solo comunitario. Centralización en España y descentralización en Europa porque los individuos que hoy residen dentro de la jurisdicción de España quieren aquel que sirva mejor al bienestar común.
Por eso, Vox es un partido liberal, aunque no prioriza la nación sobre la persona, sino fomentar el poder estatal tanto como sea posible, para que la competencia y la reducción administrativa sean el mejor de los programas económicos para los trabajadores y empresarios que lo desarrollen y aprovechen.
El liberalismo podrá criticar las autonomías por ser demasiado centralistas y demasiado poco respetuosas con las libertades individuales de sus ciudadanos, pero no a Vox por priorizar las libertades económicas sobre otro tipo de libertades civiles. Al igual que puede haber otros liberales que apoyen al PSOE porque prioricen ciertas libertades civiles (como el derecho a una muerte digna) sobre otras libertades económicas.
“Yo soy un liberal libertario. Filosóficamente, soy un anarquista de mercado”. Así se definió en 2021 el entonces diputado Javier Milei, ahora presidente electo de Argentina y que hoy recibe la visita de Abascal y del Rey a su toma de posesión. También dejó plasmada esta posición en "El camino del libertario" (enero de 2022), una recopilación de textos y discursos suyos donde explica el camino que lo llevó a percibir y calibrar el descontento de la sociedad con la casta política.
Con frases como “vengo a sacar a estos delincuentes a patadas”, Milei comenzó a ganarse el respaldo de los jóvenes y de una clase media desencantada y hastiada de la incapacidad de las fuerzas políticas tradicionales de resolver sus principales problemas, entre ellos, la galopante inflación.
El libertarismo es una corriente filosófica dentro de la política que coloca a “la libertad individual como el valor político supremo”, y tiene sus raíces históricas en el movimiento de la Ilustración, que se inició a mediados del siglo XVIII y se extendió hasta los primeros años del siglo XIX en Europa.
Fue en esta época cuando pensadores como el francés Montesquieu, el inglés John Locke o el escocés Adam Smith comenzaron a desarrollar teorías e ideas que cuestionaban la ancestral -y entonces dominante- creencia de que un grupo de personas pudiera imponer sus deseos sobre otras personas, por herencia o por motivos religiosos.
El libertarismo recibió un impulso con la Independencia de EE.UU, pues los llamados padres fundadores concedieron amplios derechos a los ciudadanos del nuevo país. Si no fue poco cuestionar el rol de los monarcas y del clero, esta corriente también ha perseguido limitar los poderes de los gobiernos democráticos y representativos.
“Un libertario admite que se puede obligar justificadamente a las personas a hacer ciertas cosas, la más obvia abstenerse de infringir la libertad de los demás. Sin embargo, un libertario considera inaceptable que se pueda obligar a nadie a servir a otros, ni siquiera si es por su propio bien”, se explica en la Enciclopedia Filosófica de la Universidad de Stanford.
"Yo considero al Estado como un enemigo; los impuestos son una rémora de la esclavitud. El liberalismo fue creado para liberar a las personas de la opresión de los monarcas; en este caso sería del Estado", ha declarado Milei, con lo que el argentino sí parece estar en sintonía con estos postulados básicos del libertarismo.
Milei aboga por la dolarización de la economía argentina. Milei ha dejado en claro que el tema del consumo de estupefacientes no será su principal preocupación en la Casa Rosada. “Drogarte es suicidarte en cuotas. Si vos te querés drogar, hacé todo lo que quieras, pero no me pidas que yo pague la cuenta”, ha dicho. El libertarismo “es una línea de pensamiento que aborrece el uso innecesario de la violencia”.
"Estoy en contra del aborto, porque creo en el proyecto de vida del prójimo. La mujer puede elegir sobre su cuerpo, pero lo que tiene dentro del vientre no es su cuerpo, es otro individuo", declaró en una ocasión el presidente electo. La postura de Milei respecto al aborto es contraria a las tesis libertarias, las cuales defienden que cada persona puede hacer lo que quiera con su cuerpo. También en ésto coincide con Vox, por lo que el argentino ha sido calificado de "anarcocapitalista conservador".
Una de las razones por la que Macarena Olona se fue de Vox es su estatismo regulador, opuesto al libertarismo que Milei defiende en Argentina. En ciencia política, el estatismo es la doctrina según la cual la autoridad política del estado es legítima para imponer políticas sobre una sociedad pasiva o que ofrece resistencia compuesta de grupos de personas.
Por ejemplo, el estatismo económico exalta a economías de mercado sumamente reguladas con una importante intervención del Estado. El concepto de estatismo repudia el individualismo, al propugnar que la soberanía no reside en el pueblo sino en el Estado nacional, y todos los individuos y asociaciones existen con el solo propósito de mejorar y desarrollar el poder y el bienestar del Estado.
El estatismo puede adoptar muchas formas, desde el gobierno pequeño hasta el gobierno grande. El minarquismo es una filosofía política que prefiere un estado mínimo, como un Estado vigilante nocturno para proteger a la gente de la agresión, el robo, el incumplimiento de contrato y el fraude con ejército, policía y tribunales. El Estado del bienestar es otra forma dentro del espectro del estatismo. El totalitarismo es aquel que prefiere un Estado máximo y omnímodo, algo más profundo que el autoritarismo, y es un modelo seguido por izquierdas y derechas.
Olona, ya puedes echar sapos y culebras contra Vox, que opta por el libertarismo antes que por tí.