HERMOSA Venus que el amor presides,
y sus deleites y contentos mides,
dando a tus hijos con abiertas manos
en este mundo bienes soberanos:
pues ves lo justo de mi noble intento
déle a mi canto tu favor aliento,
para que sepa el orbe con cuál arte
las gentes deberán solicitarte,
cuando entiendan que enseña la voz mía
tan gran ciencia como es la putería.
Y tú, Dorisa, que mi amor constante
te dignaste escuchar, tal vez amante,
atiende ahora en versos atrevidos
cómo instruyo a los jóvenes perdidos,
y escucha las lecciones muy galanas
que doy a las famosas cortesanas.
Mas ya advertido mi temor predice
que al escuchar propuestas semejantes
tu modesto candor se escandalice;
pues no, Dorisa bella, no te espantes
que no es como en el título parece,
en la sustancia esta obra abominable.
Por mí la serie de los tiempos hable;
pues siguieron las mismas opiniones
todos los siglos, todas las naciones,
y hallarán en el mundo practicados
mis dogmas por las gentes más ilustres
de entrambos sexos; no permita el hado
que la obscena maldad ninguno aprenda
siendo yo su maestro; el que aún no entienda
del rígido apetito, no me lea
a no ser que advertencias pretendiese
del mal para evitarlo, pues cogido
puede un incauto ser muy fácilmente,
del contrario que no es bien conocido.
Así como se informan los pedantes
de Galego y de Lárraga, estudiantes
del homicidio, estupro y adulterio,
de plétora, aneurisma y esquinencia
para ahuyentarlo, como dicen ellos,
con rosario y con pócimas amargas,
yo no pretendo con arengas largas
disuadir el amor puro y constante
de solo a solo, ni romper deseo
la coyunda que enlaza el Himeneo.
Sufra el cuello magnánimo y robusto
su yugo tan pesado como justo,
y evitará el horror de mis lecciones;
mas ¡qué de estorbos, oh Fortuna, pones
para lograrlo! El áspero dinero
le falta al uno, al otro la licencia
del superior o el padre muy severo.
¿Quién bastará a adornar de resistencia
para que el otro sufra eternamente
a una mujer fantástica, insolente,
que fiada en el lazo indisoluble
tiranamente usurpa el despotismo
del hombre, su prudencia despreciando?
¡De cuántos infortunios libertada
fuera la humanidad si este contrato
lo anularan violadas condiciones!
Aunque no permitido, practicado
vicio que aun hoy ya no es disimulado;
¡cuántos suspiros, cuántas aflicciones
ocultas se acallaran si el recelo
turbara las seguras posesiones!
Diera yo entonces inútiles lecciones;
mas pues el mundo sigue este sistema,
no hay alguna razón para que tema
el mío establecer. Sin duda alguna
fuera mejor que el mundo me creyese
y su amor cada cual diese a la amada
para siempre en coyunda muy sagrada,
o en castidad purísima viviese.
¡Castidad! gran virtud que el cielo adora,
virtud de toda especie destructora,
y si los brutos y aves la observaran
comiéramos de viernes todo el año:
pero, ¿por qué abrazar el Himeneo?
Muchos en los demás escarmentados
le aborrecen tenaces, pues templados
no son los hombres, ni templarse pueden
si no quebrantan la naturaleza
con muy duro y con áspero castigo,
que es inhumanidad si no es fiereza,
de la ley natural dogma enemigo
y no puede haber hombre si es humano
que lo deje de ser. Con modos feos
y horrendos, sacia el uno con vil mano
el brutal apetito a sus deseos;
no es falso por no público este crimen,
ningunos aunque callan de él se eximen.
Otro incauto en nocturna complacencia
sin que al sueño hacer pueda resistencia
despierta humedecido, la blancura
de la ropa interior contaminada,
sin propio vaso, en fin, desperdiciada
la sustancia vital capaz de vida:
y no siendo posible que se impida
lo que la naturaleza a voces clama
ya justa o injustamente, inevitable
es de amor apagar la ardiente llama.
Tanto cristiano Demóstenes hablaba
fulminando del púlpito amenazas
al lascivo; mas ¿qué han adelantado?
El mundo aún hoy se está como se estaba;
prueba es que sus razones no han bastado.
Pues, ¿qué delito mi inocente Musa
comete, cuando a un mal inevitable
no pudiendo extinguirle, le modera
la malicia fatal? Ya que haya mal,
el modo por lo menos bueno sea
y hágase bien el mal. Si yo evitara
tanto dispendio en jóvenes perdidos,
¡qué felices mis versos contemplara!
¡cuántos enajenados, mal vendidos,
cuantiosos patrimonios mendigando
se miran por las putas insaciables!
Si fuera la dulzura de mi canto
capaz de impresionar el horroroso
gálico inmundo y su extinción lograse,
ésta sí fuera de mi canto hazaña.
La primer flota que nos trajo a España
Colón desde las Indias, a quien dieron
en Nápoles su nombre los franceses,
si a lo menos ¡oh Musa! consiguieses
evitar los escándalos!... Si acaso
facilitando hacia el burdel el paso
cerraras las alcobas conyugales
y las castas purezas virginales
aseguraras, ¡qué feliz serías!
Hubiera quien mis dulces poesías
notara de impiedad viendo que en ellas
se asegura el honor de las doncellas.
Si moderan los gastos excesivos
que pierden a los jóvenes lascivos,
y el contagio venéreo se destierra
de las ardientes ingles y, seguros
los tálamos nupciales, los futuros
frutos de bendición esperan ciertos;
y el infame adulterio aniquilado
llega en España a ser desconocido,
y el escándalo siempre aborrecido
del cielo, no da ya en los ojos castos
pésimo ejemplo, el daño menor debe
sufrirse por obviar mayores daños.
Así el profano Coliseo, el fuerte
circo para lidiar los bravos toros
por sólo entretener tantos ociosos,
con mil casas de juego se consienten.
Las leyes, la política indulgente
a los concubinarios dio licencia
por salvar al consorte el nupcial lecho.
Ciudades cultas dan con alto techo
al público burdel magnificencia
y las vírgenes castas y matronas
con no invadido honor cruzan las calles,
y así ¡oh! cualquiera que el perderte abona,
la sacra inmensidad de la nobleza
no profanes sacrílego, atrevido,
vuelve a mi verso el lujurioso oído,
que en él se encuentra el lupanar inmundo
que por escrito a tu lascivia fundo.
Y no pienses que invento estas maldades:
de ti son aprendidas; no que lo hagas
te mando, sino escribo lo que haces
y acaso encontrará la incontinencia
de ambos sexos remedio al informarse
de la astucia, del dolo y la impudencia
que recíprocamente en engañarse
practican unos y otros, y es posible
que así fuese la enmienda conseguible,
y todos conociéndose se teman
y se aborrezcan y se enmiende el mundo:
mas ya tocado de un pesar profundo
mi crédito en balanzas considero;
me juzgas un perdido putañero
pues del arte y las putas doy noticia.
La consideración ni la justicia
no engendra tal concepto, es hijo espúreo
del satírico humor de tu malicia;
ni el escrito indicio de la mente,
con modesta conducta y recta vida,
mí Musa es juguetona y divertida;
Virgilio, así, y Homero el excelente
hubieran sido atroces y guerreros
las armas y las cóleras cantando;
ni el nombrar son indicios verdaderos
del tratar la persona. De Alejandro,
Curcio, su historiador no vio el semblante;
no es maravilla que mi Musa cante
un arte al parecer de los peores:
maldades se han escrito bien mayores
de todos aplaudidas. Uno escribe
en el arte espantoso de la guerra
preceptos de asolar toda la tierra,
pernicioso y horrible a los humanos,
otro pretende habilitar las manos
en fundir el metal de los cañones
para derribar hombres a millones
y alcázares que el tiempo no lo haría
al trueno de la horrenda artillería.
El arte de verter la sangre humana
con la espada fatal es aprendido
de Príncipes y grandes, y es leído
el libro de políticas aleves
para oprimir la libertad del pueblo
sin que él lo advierta. Son mucho más leves
mis delitos: no incito asolamientos,
destrucciones ni muertes horrorosas:
sólo facilitar las deleitosas
complacencias de amor inexcusables
por modos a ninguno imaginables
solicito, y del arte meretricio
pretendo por mi astucia y mi desvelo
ser nuevo Tiphis y otro Maquiavelo.
Y no defenderé que bueno sea,
mas sólo sé que los insignes hombres
que fueron inclinados lo siguieron
y los que fueron fríos no lo hicieron;
y no es virtud dejar lo que no gusta.
Unos van al Peñón, otros se dejan
llevar hasta Manila desterrados:
los brutos quieren ser despedazados
primero que ceder este derecho.
La malicia y la envidia sólo han hecho
este vicio el mayor de las maldades,
mas ¡cuánto son peor las falsedades,
hurtos, ingratitud y tiranía!;
y esto se pasa y aun se aplaude hoy día.
Por ceremonia sólo no nombrarnos
lo que hacemos: verás una casada
que primero dirá mil impiedades
que aquello que hace más y más le agrada;
y piensa injusta una mujer honrada
que con ser fría, lícito le es todo;
y no piensan los hombres de otro modo;
pues muchos hallarás que sin empacho
se alaban de matar (acción horrible)
y no osarán decir que han engendrado.
Una sola manera se ha encontrado
de hacer los hombres; mas de deshacerlos
¡cuántas industrias inventó la muerte!
Y el instrumento que los mata fuerte
va por gala y blasón pendiente al lado
y el que los hace, oculto y deshonrado;
y los hombres inicuos dan laureles
al que mata a un millón de sus hermanos
y deshonran al que ama a las mujeres.
¡Cuánto es mejor, o cuánto menos malo,
que el grande Motezuma a tres mil de ellas,
en hamacas gozó sus miembros bellos
que no el fiero Escanderbek matase
con su alfanje espantoso tres mil de ellos!
¡Ojalá que los hombres no forniquen,
si esto es posible, mas si no hay remedio,
ojalá que los vicios se limiten
a éste sólo; perezcan los traidores
alevosos, sin ley, y usurpadores
y se verá si pierde o gana el mundo!
Mas el principio en que mi arte fundo
¿quién dirá que destruye lo que enseña?
Oíd. A la mujer más pedigüeña
enseño a no pagar el vil trabajo.
Si esta lección tomara todo majo,
obra de caridad sin duda fuera,
pues cada cual con tanto chasco viera
que no da utilidad el putaísmo,
si no el hambre, lacerias y el abismo.
Si hay algún medio de extinguir las putas
es sólo no pagarlas: mil oficios
y fábricas insignes se perdieron
luego que su labor sin premio vieron.
Pero si ven que con abrir las piernas
se abren las duras bolsas y hacen tiernas,
¿qué han de hacer sino alzar los guardapieses
para coger el oro que no caiga
al suelo, y vergonzosas o corteses
procurarse tapar con la camisa
la cara como algunos santos frailes?
Las hazañas del fiero Masinisa,
¿qué son más que delitos execrables?
César, Mario y Eneas endiosado,
¿qué fueron sino ilustres malhechores?
y esto les mereció versos y loores
que los dioses (si es dable) han envidiado.
¿A quién mayores daños ha causado
el Macedón terrible? ¿A la Roxana
cuando en el lecho oriental la acariciaba
y a la Reina Talistres que buscando
le vino para holgarse trece noches,
o a Darío, a quien del reino despojado
causó la muerte, y de otros mil millones,
y al corpulento Poro, que, arrogante,
cayó desde su altísimo elefante,
sin fuerzas y sin reino y sin blasones
y sin ver más la luz de las estrellas?
Respondan ellos y respondan ellas.
La inconsideración llama borrones
de su historia el querer a las mujeres,
y grandeza matar millares de hombres,
y el furioso Don Pedro de Castilla,
fue cruel por matar a Don Fadrique,
mas no por empreñar a la Padilla.
Pero si alguno hubiese que replique
que más valiera ser mi lengua muda,
que para darla azotes muy crueles
no es bien que muestre a Venus tan desnuda,
sepa no escribo yo contra las leyes.
Si esto se mira con intención buena,
en las Cortes de Soria nuestros reyes
con mantillas de grana distinguieron
a las putas, y así las permitieron.
Todas las cosas las perversas almas
corrompen siempre: quítense las fiestas
de toros, las devotas romerías
y los teatros; ¿qué hay en las comedias
sino disolución? Artes que avisan
con blandas y alevosas discreciones
el modo de engañar los corazones.
¡Oh! ¡cuántas honras destruyó la Puerta
del Sol!, ¡cuántos escándalos se lloran
en la profanación de la iglesias!
¿quién quitar puede todas estas cosas?
Ni es maravilla que mi verso advierta
los riesgos cual los marca el navegante
porque los huya quien está ignorante,
ni el vuelo extrañará de fantasía
licenciosa tal vez, el que no ignore
lo que es la burla, invención y poesía.
Y el que por mal camino mi arte tome
culpa es suya: panales y ponzoña
salen del jugo de unas mismas flores.
El cauto caminante y el que roba
ciñen el lado de la amiga espada
con intenciones bien diversas todas.
¿Qué hay más útil que el fuego? Mas si trata
alguno quemar templos y ciudades,
¿qué cosa hay que produzca más maldades?
¿Temes acaso que las tiernas almas
pervierta de los niños inocentes
con mi verso? ¡Ah piedades imprudentes!
¡Oh padre de familia vigilante!
¡Oh ayo, quizás sopista e ignorante!
¿No alejas de su mano delicada
las tijeras y puntas de cuchillos,
pistolas y los filos de Toledo,
no por malas en sí, sino por miedo
de que les dañe lo que luego sirve?
Pues estas artes enseñar te vedo,
del mismo modo al pequeñuelo infante
hasta que en la virtud esté ya firme.
Sábele educar bien y no reduzcas
a ciertas vanas fórmulas externas
el nombre de virtud adulterado.
Al joven, cual se debe, ya educado
nada le ofenderá, ni ignorar puede
el uso a cada miembro destinado.
Si a las artes se inclina, la pintura
le mostrará los feminales miembros
haciendo fuerza Andrómeda desnuda.
El arte del divino Policteto
le enseñará a copiar en la Academia,
sin velo ni pudor, la hermosa Venus;
y así formó el cincel hecho una uva
al Baco de Aranjuez sobre la cuba.
Os parecerá horrible ver pintado
por mis versos un fraile y una monja
que se están a placer regodeando;
pues ¿cuánto más terrible es ver pintada
la horrorosa y cruel carnicería
que en inocentes víctimas se hacía
por Herodes; las castas compañeras
con Ursula morir; o derribada
del Salvador la estatua, sacrilegios
atroces del feroz Iconoclasta?
Y a estas pinturas das honor y precio.
Si no es el joven ignorante o necio
¿cómo le enseñarás filosofía,
y la experimental anatomía,
y aun la religión misma, sin que sepa
cuanto puede saber sin ver mis artes?
Las noticias que ¡oh Historia! nos repartes,
¿son todas para ejemplo? Aquel que lea
cuántos hombres mataba en la pelea
Aquiles, el del yelmo empenachado,
¿por ventura a lo mismo está obligado?
Y el que estudia la infiel Mitología,
¿no aprende la falsa religión impía?
¿Quién cerrará los inocentes ojos
del niño cuando mire por las calles
los perros que se ligan? Verá siempre
mullir un mismo tálamo a sus padres
y siempre obrará en él naturaleza.
Mas ¿qué?, ¿llegó a tanto la vileza
que propagar la especie fue afrentoso
comercio? Y es preciso y es gustoso.
¡Cuánto mejor que el pernicioso naipe
no se haga oculto y no dará vergüenza!
No hay bien alguno que en el mundo venza
el bien de gozar uno su querida;
por eso cosa no hay más perseguida
de la envidia de esotros: y el recelo
de ser de los demás interrumpido
fue el origen de hacerlo en lo escondido,
que no porque ello fuese vergonzoso.
Así el niño se oculta receloso
de la importunación de esotros niños
a comer solo el dulce que le diste,
sin ser el comer dulce, en sí, acción mala;
y, creedme, que es sólo el escondite
quien causa la malicia; y así vemos
cuánto al ver una teta, nos movemos,
de una honesta doncella que la tapa;
mas las amas de leche nada incitan
pues la costumbre y aprensión lo salvan;
y esto sucede en las desnudas indias.
No piense alguno que mi verso enseña
los vicios; soy espejo, no oficina;
mi canto avisa, pero no aconseja
como el teatro; así los sibaritas
la borrachera hicieron detestable
embriagando primero a los esclavos,
viendo sus hijos vicio tan infame.
Tu lujuria estos versos ha inspirado;
otros serios canté, no me escuchaste;
pues oye, que pensando deleitarte
doctrina beberás disimulada,
o viciosa, pues pura no te agrada;
y así la rectitud de los jueces
severos no interrumpa mis acentos,
ni me condene hasta cantar seis veces,
y el mundo me dará agradecimiento,
porque tantos que el tiempo mal emplean
putean sin saber lo que putean,
por falta de maestro y de un buen libro
que enseñe el arte que, por piedad sólo,
para común utilidad escribo
por evitar absurdos mayormente.
Cuando hoy abundan tantos metodistas
de estudiar de curar los sabañones
y otras mil cosas, ¿ha de estar sin reglas,
sólo fiada en apurar las tradiciones,
tan gran ciencia como es la putería?
No consintiera tal la Musa mía.
Bien haya el inventor tan excelente
de un arte en todas formas eminente,
tan útil y gustoso. ¿Quién sería?
¡Qué elogios al saberlo yo le haría!
Mas, ¿cómo no percibe mi rudeza
que el autor sólo fue naturaleza?
En la ley natural no fue delito
ser los hombres más justos putañeros,
ni tuvo entonces tasa el apetito.
Del padre Abraham las venerables canas
con la mulata Agar reverdecieron,
y Jacob satisfizo a ambas hermanas,
y el justo Loth, después de bien bebido,
de Segor en los senos más secretos
hizo a sus hijas madres de sus nietos.
Del santo rey David violó el serrallo
el miembro de Absalón. Tampoco callo
del Salomón científico, la ciencia
en elegir muchachas empleada.
De la profana historia no se añada
ejemplar, que sobre esto nada prueba.
Apenas héroe en letras y armas grande
se halla a las meretrices no inclinado,
ni es maravilla. ¿Dónde se ha inventado
conveniencia mayor que el putaísmo?
Cada cual lo contemple por sí mismo.
Enciéndese la sangre recaliente
en un joven robusto y muy ardiente,
en un viejo, en un clérigo o en un fraile,
y exprimiendo la pringue a los riñones,
baja por sutilísimas canales
a esponjar los pendientes compañones,
los músculos flexibles extendiendo,
y el instrumento humano entumeciendo,
hasta el ombligo se levanta hinchado,
del semen abundante retestado,
que, reventando por salir, comprueba
ser venenoso estando detenido,
según el docto Hipócrates decía.
Un hombre en tal afán constituido,
más que otra cosa a la piedad conmueve;
predicarle templanza no se debe,
por ser inútil. ¿Dónde, pues iría?
Aun cuando fuese justo que invadiese
las mujeres honradas, ¿hallaría
quien su gula carnal satisfaciese?
¿Y habrá caritativa providencia
mejor que el encontrar una muchacha
que a su gusto le dé pronta licencia,
sin costarle millares de pisadas,
postes, suspiros, lágrimas, ternezas,
escrúpulos, regalos y paseos,
estar al tocador todos los días
y la noche pasarla en galanteos,
y rematar por fin de estas porfías
con que su honor les pone impedimento,
o en que no hay ocasión, después que el otro
su gusto ya logró mil veces ciento,
y todo a costa nada más que un poco
de dinero, vil precio a tanto gusto?
No sé por cierto cómo hay quien no deje
de galantear al modo quijotesco,
ni cómo hay españoles que cortejen
contra el carácter impaciente suyo,
haciendo noviciado el cabronaje.
Que no es muy malo el putear arguyo,
por más que griten mil Matusalenes
con arrugada frente y blancas sienes,
porque ellos ya no puedan; sus razones
no dan más fuerza, imposible es darla;
dignas de risa son sus opiniones;
ya el tiempo se acabó en que se creía
a un viejo cualquier cosa que decía
sin más examen; ya se ha desterrado
de las aulas la hipótesis; se niega
lo que se ve, si no está demostrado.
Juzga el mundo en común que el ansia ciega
de murmurar, de amontonar tesoros,
de ser un corazón inexorable,
no es maldad, o que es más abominable
el fornicar el hombre una mozuela.
¡Oh, autores viles de perversa escuela,
que fundáis la virtud en abstenerse
de una cosa precisa y no dañosa!
Mas, ¿cómo el daño dejará de verse
del infame político arbitrista
y de otros dignos de injuriosa lista?
No son los majos, no, tan perniciosos,
ni tienen que afrentarse de su vicio:
el derramar la orina, el mismo oficio
viene a ser casi y con la propia cosa,
y a nadie afrenta acción que es tan forzosa;
y esotro, ser en público debiera,
si el mundo, como yo, inocente fuera,
y la modestia, al fin, no lo extrañara.
El Diógenes, filósofo de rara
penetración, así pensó prudente.
Mil veces la linterna reluciente
arrimó a un lado conque de día un hombre
buscaba y no le halló entre tanta gente;
y a la primer muchacha que encontraba,
con franca y muy marcial filosofía
en medio de una plaza la tendía,
y soltando los anchos zaraguillos
se alzó las respetables sopalandas
y sin gastar respuestas ni demandas,
con experimental filosofía,
si activa o si pasiva concurría
a la generación la hembra, quiso
indagar; mas turbóse de improviso,
viniéndole temblores y esperezos;
y al darla ansioso desdentados besos,
las blancas barbas de babazas llenas
ni aun la dejaban respirar apenas,
y el bellaco filósofo apretaba.
Toda Atenas atenta le miraba,
y el vil pueblo ignorante y religioso
y el Areópago se escandalizaba
y el sabio, así amolando como estaba,
sin sacarlo, alzó el rostro y dijo: ¡oh necios!
no os admiréis con risas y desprecios,
que cosa natural es la que hago
y es lícito lo que es naturaleza.
Del hombre solamente la simpleza
dijo que esto era malo, y otro día
dirá, si se le antoja, que es pecado
el dormir y el beber; y a fe que habría
quien escrúpulo hará de haber cenado.
No estoy yo a los preceptos obligado
de otro hombre; esto no puede remediarse,
como el que al vino da en aficionarse;
y así ¡oh, belitres! no os admiréis de eso,
pues sólo es malo siendo con exceso:
¡que ha de ser la mujer, como la espada,
sólo por precisión ejercitada!
Si esto es pecar tan dulce y tan preciso,
vaya el legislador que así lo quiso,
y al hombre enmienda la naturaleza
o modere a la ley tanta aspereza,
que no hemos de ser menos que los brutos.
Así el del Basto en Nápoles metía
en cama de cristales trasparentes
sus pajes con muchachas diferentes,
y él, viéndoles obrar, se entretenía.
No por ejemplos tales los Catones
me miren mesurados y ceñudos.
Las doncellas más castas y severas
por esas calles van, medio desnudos
los cuerpos, sin pudor, de las rameras,
y no lo imitan; antes detestando
blasfeman de su vil libertinaje.
Tú, pues, ¡oh malo! a quien a tal paraje
condujo ya mi verso, si movido
en ti se halla el espíritu encendido,
si estás bien enterado, que mandarle
a un joven bueno y sano continencia
es lo mismo que darle la sentencia
de que no coma o de que no descoma,
dos cosas necesarias igualmente;
si ya esperezos tu cintura siente,
volviendo en torno los lascivos ojos
bufando al respirar como un caballo,
si el tuyo ya no puedes sujetallo
y empinándose pierde la obediencia,
que no hay remedio, y de tu edad florida
deja que goce, vaya ese nublado
donde haya menos mal. Ya que es preciso,
descargue en monte inculto o alta sierra;
y pues los dogmas que mi canto encierra
señalan el paraje donde ir debe
la tempestad que viene amenazando,
desatácate y vamos empezando.
Bernard de Mandeville fue un filósofo, médico, economista político, investigador y satírico neerlandés que vivió la mayor parte de su vida en Inglaterra. Su obra más famosa es "La fábula de las abejas".
En 1705, Mandeville publicó un poema largo bajo el título de The Grumbling Hive, or Knaves Turn'd Honest (La colmena refunfuñona, o los bribones vueltos honrados), que en 1714 fue publicado de nuevo con un comentario en prosa bajo el nuevo título Fable of the Bees: or, Private Vices, Publick Benefits (La fábula de las abejas: o, vicios privados, públicos beneficios) y un ensayo, An Enquiry into the Origin of Moral Virtue (Una pregunta sobre el origen de la virtud moral).
Esta edición no pasó desapercibida a los moralistas, quienes creyeron justificadamente que se trataba de un ataque a los valores morales del cristianismo por parte de un liberal sin escrúpulos. Y, en efecto, Friedrich Hayek vio en esta obra a una precursora del liberalismo económico. El argumento de la obra desarrolla de forma satírica la tesis de la utilidad social del egoísmo. Según ella todas las leyes sociales resultan de la voluntad egoísta de los débiles de sostenerse mutuamente para protegerse de los más fuertes.
Su tesis principal es que las acciones de los hombres no pueden ser separadas en acciones nobles y en acciones viles, y que los vicios privados contribuyen al bien público mientras que las acciones altruistas pueden en realidad destruirlo. Por ejemplo, en el dominio económico, afirma que un libertino vive con vicio, pero «su prodigalidad da trabajo a los sastres, servidores, perfumistas, cocineros y mujeres de mala vida, quienes a su vez dan trabajo a panaderos, carpinteros, etcétera».
Los vicios de los ciudadanos particulares benefician a la sociedad en general, corrompida pero próspera. Y un triunfo de la virtud costaría la vida a gran número de abejas. Hoy en día su teoría continúa fuerte: sostiene que una sociedad no puede tener al mismo tiempo moral y prosperidad y que el vicio, entendido como búsqueda del propio interés, es la condición indispensable de la prosperidad.
No sé si comparte esta opinión el Grupo Socialista, que ayer presentó en el Congreso una proposición legislativa para acabar con el proxenetismo, que ya estaba penado por el Código Penal desde antes de la democracia. Dicen que es un primer paso para la abolición de la prostitución. No me creo nada.
La prostitución en España era un problema para el régimen franquista, dado que había tolerado la práctica durante la guerra civil española (1936-1939), pero la Iglesia católica se opuso activamente a la práctica.
Durante los años 40, el régimen toleraba oficialmente los burdeles para satisfacer las necesidades de los hombres y prevenir la propagación de las infecciones de transmisión sexual.
Ignorando las realidades económicas de las causas de la prostitución clandestina, el gobierno de Francisco Franco procuró activamente el acabar con esta actividad furtiva, la cual involucraba en gran parte a los huérfanos de guerra y mujeres en situaciones económicas nefastas.
En 1956, la tolerancia de la prostitución del régimen terminó a gran escala, como resultado de un número de factores, incluyendo la unión del Estado español a cuerpos internacionales dedicados a acabar con la trata de mujeres. Después de la muerte de Franco, las feministas buscaban obtener amnistía para las prostitutas.
El caso Mediador es una trama de corrupción que consistía en ofrecer a empresarios ventajas en la contratación pública a cambio de sobornos, y a cambio de favores en inspecciones y ayudas europeas, "engrasando" la negociación con fiestas que incluían prostitución, alcohol y drogas. Los empresarios que deseaban acceder a los privilegios debían pagar a los implicados comisiones a cambio de subvenciones europeas.
El grupo que lideraba la trama estaba compuesto por cuatro personas: Juan Bernardo Fuentes Curbelo, exdiputado socialista (conocido como "Tito Berni"), su sobrino Taishet Fuentes, candidato del PSOE-Partido Socialista de Canarias a una alcaldía; el general retirado de la Guardia Civil Francisco Javier Espinosa Navas y Marco Antonio Navarro Tacoronte (alias "el Mediador").
Se inició la investigación llevada a cabo en el Congreso de los Diputados para determinar quiénes fueron las personas que se reunieron con "Tito Berni" en el propio Parlamento. La conclusión de la investigación puso de manifiesto, basándose en un documento oficial de la secretaría general del Congreso, que todas las pruebas que hubieran desvelado la identidad de estas personas fueron eliminadas.
El propio Congreso de los Diputados no permitió el registro del despacho de Tito Berni hasta el 10 de marzo, a pesar de que fuera abandonado el 14 de febrero. En ese tiempo, de casi un mes, las posibles pruebas de la trama, custodiadas por Tito Berni en su despacho no pudieron ser investigadas judicialmente, al estar precintado su lugar de trabajo. También se le permitió mantener y usar el teléfono móvil, junto con el Ipad que el Congreso le había dado al comienzo de la legislatura.
Dicha investigación sobre estos dispositivos hubiera sido clave para la investigación: la jueza instructora se enteró de ese insólito proceder al requirir al Congreso todos los medios electrónicos que Tito Berni tuviera asignados.
La presidenta del Congreso modificó la manera de anotar y comunicar los encuentros de los diputados en el propio Parlamento, que ya existía y fue borrada en este caso, para mejorar supuestamente el control que en realidad ya tenía.
En 2022, alrededor de veinte diputados y asesores del Grupo socialista en el Congreso participaron en una fiesta organizada por Juan Bernardo Fuentes, en el local utilizado por la trama para sus juergas, y que está siendo investigada por la juez. Entre los asistentes se encontraban: Santos Cerdán, Juan Francisco Serrano, Héctor Gómez Hernández, Magdalena Valerio, Sergio Gutiérrez Prieto, Alejandro Soler Mur, Indalecio Gutiérrez Salinas, Uxía Tizón Vázquez y Patxi López.
La investigación del caso Mediador ha descubierto una red de corrupción en España que involucra a la Guardia Civil. El general Francisco Espinosa, actualmente encarcelado por su presunta implicación en el caso, también está relacionado con el caso Cuarteles, una investigación sobre irregularidades en obras de reforma y reparación de edificios de la Guardia Civil.
Las investigaciones llevadas a cabo en el caso Mediador, junto con las presuntas irregularidades de las obras de trece comandancias, ha provocado la dimisión de la directora general de la Guardia Civil, María Gámez.
La Agencia Tributaria ha establecido de manera categórica que la contabilidad presenta numerosos indicios de haber sido manipulada. En la documentación se aprecia una operativa compatible con la actividad o encubrimiento y soportes documentales que parecen indiciariamente que no se ajustan a la realidad.
La Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Polícia Nacional separó un grupo de expedientes por los que se concedieron más de 180.000 euros en ayudas y subvenciones públicas a dos empresas del sector ganadero, en el que tenía intereses el diputado socialista Fuentes Curbelo, cuando él y su sobrino Taishet Fuentes, que heredó el cargo, ostentaban la Dirección General de Ganadería del Gobierno canario. Tito Berni, que era administrador solidario de la empresa Ganadería Tetir, no comunicó este dato en al acceder al cargo de Director General de Ganadería. Dicha ocultación está tipificada como "infracción muy grave" y podría dar lugar a la apertura de un nuevo expediente sancionador.
La Guardia Civil retiene grabaciones y teléfonos de la dueña de un establecimiento con pruebas del ‘caso Tito Berni’. «Aquella noche cené con ellos y, como suele ser habitual, luego celebraron una fiesta con chicas en el hotel donde siempre se hospedaban cuando venían a Las Palmas», añadió.
«Fueron decenas de veces las que me llamaron para contratar chicas a domicilio al hotel donde celebraban reuniones. Los recuerdo perfectamente, porque eran los peores clientes y presumían mucho precisamente de ser políticos, empresarios y de tener mucho poder. Se creían por encima del bien y del mal. Siempre hablaban de chanchulleos», refiriéndose a la trama de Tito Berni, y dice ser consciente de que algunos de aquellos hombres a los que conoció en las fiestas sexuales de la trama de Tito Berni eran altos mandos de la Guardia Civil.
Como este blog compila el refranero y los hechos de los noticiarios, a continuación citaré al Instituto Cervantes y veremos qué sigue siendo cierto del refranero:
Ni amores sin afanes, ni putas sin rufianes.
Rufianes y putas, pronto se husman.
Putas y rufianes, tales para cuales.
Tal para cual, la puta y el rufián.
Putas, en ventana; y rufianes, en la plaza.
Cuanto la puta al rufián da, galdudo va.
A la puta y al rufián, a la vez les viene el mal.
"¡A las que hilan; que yo devano!", dijo a la puta el rufianazo.
Cada puta hile y coma, y el rufián que aspe y devane.
Cada puta hile y devane, y el rufián que pape y devane.
Cuando la puta hila y el rufián devana, poco el oficio se gana.
Cuando la ramera hila, y el rufián devana, y el escribano pregunta cuántos son del mes, con mal andan todos tres.
A putas de buen palmito, nunca les faltan padrinos.
Primero fui puta que tú rufián, y sé cómo las han.
Riñen la puta y el rufián, y págalo el albardan.
Rufián, manceba y criados son enemigos pagados.
De lágrimas de puta y de fieros de rufián, no hay que fiar.
Juramentos de puta y fieros de rufián, plumas son que volando van.
Lágrimas de puta, amenazas de rufián y juramentos de mercader, no se han de creer.
Ni a la puta por llorar, ni al rufián por jurar, ni los has de creer, ni te has de fiar.
Tan propio es de la puta el llorar, como del rufián el jurar.
De putas y rufianes, no fíes ni un saco de alacranes.
Hombre mundano, la rueca en el seno y la espada en la mano.
Guárdeos Dios de fraile de noche, de escudero de día, y de rufián en la putería.
La casa de Celestina, todos la saben y nadie la atina.
Ni espada sin vuelta, ni puta sin revuelta.
Gavilán de cazar mujeres, no tiene cascabeles.
Quien desea ser casamentero, cale tenga cara de palo y calzado de fierro.
Bendicho el que ajuntó Hana con Besimantov.
Ni muía, ni mulata, ni teatino, tercero ni beata.
La mal casada, tratos tiene con su criada.
Ni lugar sin taberna, ni puta sin alcahueta.
No hay pega sin mancha negra, ni puta sin alcahueta,
La olla y su cobertera hacen el son a la buena bailadera.
Cual el árbol, tal la fruta; cual la alcahueta, tal la puta.
¿Quién me llama puta sino quien me ayuda?
Si no hubiera alcahuetas, no habría putas.
Más vale ser olla que cobertera.
Primero ramera que tercera.
Puta hecha no necesita alcahueta.
Putas y alcahuetas, todas son tretas.
A la mocedad, ramera; a la vejez, candelera.
De puta a alcahueta, diez años y seis varas de bayeta.
Mientras moza, bien pasar; después, de vieja, trotar.
Ni callejón sin revueltas, ni puta que no acabe en alcahueta.
Vieja que fue ramera, o tercera o mesonera.
Si puta la viste años atrás, alcahueta la verás.
Treinta años de puta y otros tantos de alcahueta, la carrera completa.
Puta primaveral, alcahueta otoñal y beata invernal.
Guardólo Dios de piedra y niebla, mas no de manos de una puta vieja.
Hucia en Dios, y no en putas viejas.
Todo lo tiene bueno la María Antonia: alcahueta, borracha, puta y ladrona.
Quien quiere ser casamentero, cale que tenga cara de perro y zapatos de hierro.
Quien no quiera en su casa alcahuetas, que no lleve a su mujer a fiestas.
Las Trotaconventos están con las personas; facen con mucho viento andar las atahonas.
Prometen marido, y quitan vestido.
Zorras y alcahuetas, todas son tretas.
El consejo de la mala vieja pierde a la buena doncella.
¿Quién te hizo puta? Buenas palabras y malas lecturas.
Creer en Dios y en Santa María, y no en hechizos de la madre Celestina.
Hucia en Dios, y no en putas viejas.
Amenes de putas y de alcahuetas, valen menos que una carajeta.
La pobreza tiene cara de mala mujer: de puta, ladrona, alcahueta, rahez.
No puedo ser puta y pechera, ni quiero aunque pudiera.
Puta es Constanza, de crianza y de labranza.
Si queréis echar soletas, aquí están estas pobretas.
La puta y la trucha asoman por donde menos se buscan.
Donde hay tejas, hay putas.
Donde hay campanas, hay putas.
Dondequiera que hay tejas, hay putas mozas y putas viejas.
Al tahúr, nunca le falta qué jugar, y al putañero, qué gastar.
Malos años y mujeres malas nunca faltan.
De putas y paño pardo, tira de largo.
Fraile y mujer ligera, los hallarás dondequiera.
Putas y frailes andan a pares.
Ni feria sin putas, ni mujer sin pulgas.
Ni pueblo sin putas, ni perro sin pulgas.
Pulgas y putas, en todas partes abundan.
Nunca es mal año de putas.
¡Oh, putas, y cómo sois muchas!
Para que haya sol y putas, no es menester hacer rogativas.
¿Por qué aspavientos hacer, cuando sale puta una mujer? Todos los días se suele ver.
Después de dos horas de escuchar, dijo el cura: "¿Hay más putas que confesar?".
Preguntó el cura al sacristán: "¿Hay más putas que confesar?".
En cuantos linajes son, hay al menos un ladrón; que de haber un pobre, o puta, nadie lo duda.
En luengos linajes hay putas, ladrones y frailes.
linaje sin ladrón y sin puta, no lo hubo nunca.
No hay generación do no haya puta o ladrón.
No hay generación sin puta o ladrón.
No hay larga parentía sin putería.
No hay linaje sin putas, ni muladar sin pulgas.
No hay muladar sin pulgas, ni linaje sin ladrón o puta.
No vi generación sin mujer loba o ladrón.
Para quien juzga a los de fuera, en toda generación hay ladrones y rameras; y para quien juzga a los de dentro, condes por docenas y de marqueses un ciento.
Quien dijere que en su linaje no hay puta, ladrón ni pobre, ponga aquí su nombre.
Quien en su casta no tenga puta, cabrón o ladrón, que escriba aquí un renglón.
Quien no tenga en su familia puta, ladrón o pobre, que ponga aquí su nombre.
Todos a sus cabos tienen putas y bellacos.
Puta ella, y vos también, ¡guay de ti, Jerusalén!
¡Qué dolor de madre: tres hijas, y las cuatro putas!
Tres eran las hijas de Andrés, y putas las tres.
Tres eran, tres, las hijas de Elena; tres eran, tres, y ninguna era buena.
El corral del Acabóse: once putas, y la casera, doce.
Entre duques y condes, putas y ladrones.
No hay esclavo cobarde, ni puta de ruin linaje.
Ni puta ni paje de bajo linaje.
Putas y pajes, de altos linajes.
Putas y frailes, monjas y pajes, de altos linajes,
Monjes y frailes, putas y pajes, todos vienen de grandes linajes.
De madres disolutas, hijas putas.
Fue puta la madre y basta: la hija saldrá a la casta.
Puta la madre, puta la hija, puta la manta que las cobija.
Puta es Constanza, de crianza y de labranza.
¿Quién te hizo puta? El vino y la fruta.
La mujer golosa, o puta o ladrona.
Jaramago y chorizo, meten la vieja en el cortijo.
La mujer que prende, su cuerpo vende.
La mujer que reciba, a dar se obliga.
La mujer que toma, su cuerpo dona / vende.
"Para que haya 'Toma', haya primero 'Daca'", dijo al galán la dama bellaca.
Sin precio no se han las mujeres.
Por comer y componer, diz que es mala la mujer.
Yo no se lo doy, y ella no lo gana, pero ella se lo tiene: cierta señal de que el diablo no duerme.
¡Ea, putas, a ofrecer, que para vuestros hijos ha de ser!
¿Quién te hizo puta? Buenas palabras y malas lecturas.
De celosa a puta, dos pulgadas justas.
La mujer que se da de balde, por vicio o por amor lo hace.
Mujer en venta, o puta o enamorada.
Fuese mi tía a la putería, por huir de quien mal decía.
No te sientes en escalera, ni te cases con hija de pupilera.
Pues el saber estorba y los que medran son los pillos, lo que en libros habíamos de gastar, echémoslo en putas y en vino.
Grandezas de bastardía, a no haber habido putas, no las habría.
Nobleza de bastardía, fundada está en putería.
La que de sí al rey hace plato, será puta real, pero puta al cabo.
La que del rey se hace fruta, es una puta real y una real puta.
Con el rey me eché, más puta me hallé.
Si con el rey se echó, puta se halló.
Si con el rey te echaste, puta del rey debes llamarte.