Habrá que ir rindiendo pleitesía al Rey Artur, como ya ha hecho Xavier García-Albiol, y así no me quedaré el último. Yo voy donde me llevan, como dice Rajoy, con la diferencia de que él dice llevar un país y a mí me llevan entre todos por el camino de la amargura.
Supongo que en mi caso, la Justicia catalana asumirá la investigación permanente que se inició en Madrid y así no quedará ningún cabo suelto. La futura Constitución de la República Catalana de la que ya se empieza a hablar incluirá, por supuesto, el derecho a un juicio justo, y como la española, se cumplirá según cómo y según con quién. Sin novedad, por lo tanto.
A la vista está que se espera crear un régimen presidencialista con un Parlament unicameral, que no hace falta más para presentarse como una democracia en la Unión Europea. En fin, para tener dos Gobiernos siempre será mejor uno sólo. Lo de que se sostenga, por ser menos probable, pone las cosas muchísimo mejor excepto para los que esperen servicios públicos.
El "procés" sigue su marcha sin obstáculo alguno, y aunque las elecciones del 27-S dieron resultados muy distintos a la consulta del 9-N, el voto de la mayoría ya está en el saco y a quien no le guste, que se queje al maestro armero.
A cualquier cosa se le llama proceso en un país donde ni tienes derecho a comparecer en un proceso donde jueces y acusadores se convertirían en acusados a poco que me dejaran ver el sumario.
Lo que no entiendo es por qué les preocupa tanto que yo no lo sepa si lo sabe cualquiera y no pasa nada. No es chantaje el que ejercen las partes personadas, es pura y simplemente complicidad.
La cosa se ha ido liando cuanto más la han querido complicar y el resultado está teniendo un sonado carácter político dadas las aspiraciones de los principales implicados.
Dicen que la verdad no quiere largo proceso, y aquí evidentemente sólo se busca la excusa para procesar a un inocente, aunque sea dándole motivos para convertirse en culpable. Ganas no me faltan, pero es mucho más entretenido ver cómo una y otra vez les va saliendo a todos el tiro por la culata. No es que a mí me vaya mejor, pero yo soy sólo uno.
Tiene también cierta gracia ver cómo señalan a Rajoy por su evidente inmovilismo los mismos que pecan de idéntica actitud y que esperan su turno para ejercer ese papel. Dicen que hay gente que espera cambios, que es lo que prometen todos desde hace muchos años. Que esperen sentados.