GUZMAN1

jueves, 25 de abril de 2019

"Todos somos iguales, pero unos menos que otros."


La androfobia es un rechazo psicológico persistente a los varones y todo lo relacionado con lo masculino. No debe ser confundida con la misandria, que es el odio o desprecio a los varones por el hecho de serlo. La primera es involuntaria y la segunda no, lo que para mí supone una gran diferencia.

En "LA MITAD DE LA MAYORÍA" ya manifesté mi posición sobre las leyes sexistas y discriminatorias que para las feministas y sus partidarios son el precio que tenemos que pagar por el progreso.

Cuando yo estudié Derecho todavía estaba en vigor el Código Penal de 1.973, promulgado en los últimos tiempos del franquismo. En dicho texto legal la violación estaba considerada un delito de género (aunque todavía no se llamaba así), ya que solamente podía cometerlo un hombre, y la víctima sólo podía ser una mujer. Una vez la democracia en vigor, pasaron unos años hasta que se corrigió esa postura y se admitió que la penetración a un varón también constituye violación, así como que la mujer podía ser responsable penalmente por colaborar en estos delitos. Ahora no se discute que los niños pueden ser violados y no sólo las niñas, aunque se pone en duda la versión de la víctima de agresión sexual cuando se trata de adultos o de homosexuales, y cuando la agresora o cómplice es mujer.

El Código Penal no distingue entre hombre o mujer cuando establece castigos para quien robe a otra persona, por ejemplo. Pero los prejuicios sexuales han adquirido rango de ley desde entonces, y ahora las mujeres son impunes o reciben sanciones muy leves cuando cometen actos que para el varón conllevan penas mayores que debe cumplir íntegramente, sin posibilidad de reducir condena. La violencia de género se regula fuera del Código Penal y los procedimientos judiciales son diferentes y sumarios cuando el agresor es hombre. En la práctica otros delitos como el impago de pensiones sólo se imputan a los varones porque  casi siempre son la parte menos favorecida por las sentencias de divorcio.

Al parecer ningún funcionario público se ha dado cuenta de la transgresión del artículo 14 de la Constitución, que dice que "Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social".

Por ahora VOX es el único actor político que propugna la abolición de esa legislación y la reimplantación del principio de igualdad en todo nuestro ordenamiento. Derogar la Ley Orgánica Integral contra la Violencia de Género sustituyéndola por una Ley contra la Violencia Intrafamiliar que incluya a todas las personas en situación de vulnerabilidad es la solitaria propuesta de la llamada ultraderecha.

El sexismo legal es la bandera que enarbolan tanto el bipartidismo como las alternativas emergentes, convencidos de que ganar el voto de las mujeres es ganar la mitad de los escaños. Rodearse de mujeres en puestos importantes es la prueba que presentan de su feminismo activo, aunque menos convincente cuando quien lo decide es varón. Muchos hombres dan su conformidad con la causa de las mujeres incluso cuando las leyes les otorgan privilegios que crean tantas desigualdades como las que pretenden corregir.

Proseguir mi blog en favor de retornar al principio de igualdad ante la Ley, podría llevarme al ostracismo y la exclusión bajo la acusación de misoginia. Peor aún: bajo los artículos 510 y siguientes del Código Penal un servidor podría ser castigado con hasta cuatro años de prisión y multa por fomentar o incitar públicamente al odio o la discriminación contra un grupo, una parte del mismo o contra una persona determinada por razón de su sexo, o por razones de género. 

Da igual que digas que no tienes un problema con las mujeres, sino con las leyes, porque puedes ser acusado de un delito de odio de los más graves, al haberse llevado a cabo a través de un medio de comunicación social, por medio de internet o mediante el uso de tecnologías de la información, de modo accesible a un elevado número de personas. La Justicia puede acordar la retirada de los contenidos en internet, así como la destrucción o borrado de cualquier clase de soporte informáticoPor lo tanto, en pro de la continuidad de mi blog, me abstendré de opinar en contra del dogma predominante.

Lo que no ocultaré es mi disconformidad con esas leyes y con una Justicia incapaz de reconocer la discriminación teniéndola delante. Muchos dicen que después de tantos siglos de machismo y patriarcado hay que compensar a las mujeres aunque sea a costa de los hombres de una generación que no tiene culpa del pasado. También está el hecho de que aunque algunos hayamos avanzado, no pasa lo mismo en toda la sociedad y hay que hacer las leyes para brutos aunque luego se apliquen a gente normal.


En fin, que es mejor pensar que, como uno no sufre directamente las consecuencias, es preferible hacer gala de esa caballerosidad que consiste en decir a las mujeres lo que quieren oír en vez de dialogar en igualdad de condiciones. No es lo mejor, pero tampoco vamos a arreglar el mundo ni las leyes que pretenden corregir una desigualdad social cierta. Si hay una brecha salarial entre hombres y mujeres no será por falta de leyes y convenios laborales que lo prohíban.

En los puestos de poder los varones siguen siendo mayoría y sabemos de antemano que no vamos a tener una Presidenta porque todos los candidatos son hombres. Legislar de forma diferente para unos que para otras no altera las costumbres de los aforados que están por encima de la Ley. Nada de liberar a las mujeres de la exclusión; prefieren igualarnos a todos en aceptar el abuso.

Las mujeres en el poder dependen del discurso feminista y saben manejarlo para ganar ventaja.  Cualquier hombre que critique a una se enfrenta a todas y se arriesga a ser culpado de prepotencia y machismo. El discurso de género sirve de excusa cuando faltan las razones o la credibilidad. En fin, armas de mujer en manos de las políticas, que viven muy bien de la discriminación para acabar con ella.