GUZMAN1

jueves, 30 de septiembre de 2021

"A cierta isla", de Jorge Luis Borges.




¿Cómo invocarte, delicada Inglaterra?
Es evidente que no debo ensayar
la pompa y el estrépito de la oda,
ajena a tu pudor.
No hablaré de tus mares, que son el Mar,
ni del imperio que te impuso, isla íntima,
el desafío de los otros.
Mencionaré en voz baja unos símbolos:
Alicia, que fue un sueño del Rey Rojo,
que fue un sueño de Carroll, que soy un sueño,
el sabor del té y de los dulces,
un laberinto en el jardín,
un reloj de sol,
un hombre que extraña (y que a nadie dice que extraña)
el Oriente y las soledades glaciales
que Coleridge no vio
y que cifró en palabras precisas,
el ruido de la lluvia, que no cambia,
la nieve en la mejilla,
la sombra de la estatua de Samuel Johnson,
el eco de un laúd que perdura
aunque ya nadie pueda oírlo,
el cristal de un espejo que ha reflejado
la mirada ciega de Milton,
la constante vigilia de una brújula,
el Libro de los Mártires,
la crónica de oscuras generaciones
en las últimas páginas de una Biblia,
el polvo bajo el mármol,
el sigilo del alba.
Aquí estamos los dos, isla secreta.
Nadie nos oye.
Entre los dos crepúsculos
compartiremos en silencio cosas queridas.



Tras un referéndum celebrado en el Reino Unido en 2016 en el que el 51,9 por ciento de los votantes apoyó abandonar la Unión Europea, el Gobierno británico invocó en marzo de 2017 el artículo 50 del Tratado de la Unión Europea, iniciando un proceso de dos años que debía concluir con la salida del Reino Unido el 29 de marzo de 2019. Ese plazo fue prolongado en primer término hasta el 12 de abril de 2019. El plazo volvió a ser prolongado hasta el 31 de octubre de 2019.​ Por tercera y última vez, el plazo volvió a ser prorrogado hasta el 31 de enero de 2020. En virtud del Acuerdo de Retirada, hubo un periodo transitorio hasta el 31 de diciembre de 2020 en el que el Reino Unido se mantuvo en el mercado europeo y los ciudadanos y las empresas no notaron diferencias.

Reino Unido y la UE negociaron una nueva relación comercial durante dicho período transitorio, que firmaron la Nochevieja de 2020, y que entraba en vigor al día siguiente. Pero, durante once meses el país estuvo en un “período de transición” durante el cual siguió aplicando las reglas europeas mientras negociaba su futura relación con sus 27 ex socios.

La negociación, que en varias ocasiones pareció destinada al fracaso, acabó dando frutos el 24 de diciembre: Londres y Bruselas cerraron el tratado de libre comercio más completo y exhaustivo posible en el plazo récord de diez meses.

Con él, la UE ofrece un acceso inédito sin aranceles ni cuotas a su inmenso mercado de 450 millones de consumidores a cambio del compromiso británico de respetar normas que evolucionarán con el tiempo en materia de medioambiente, derechos laborales y fiscales, para evitar toda competencia desleal.

Para los pescadores de Inglaterra, el acuerdo comercial del Brexit firmado por el primer ministro británico, Boris Johnson, constituye una traición ya que mantiene el acceso de algunos barcos de la Unión Europea a las ricas aguas costeras del Reino Unido. Ya se han producido incidentes con los pescadores franceses.

El acuerdo entre Londres y Bruselas evitará la imposición de aranceles o cuotas pero las nuevas verificaciones, documentos administrativos y las exigencias a los negociantes se van a sumar a los costes y a la complejidad de los exportadores de alimentos y medicamentos, denuncian las asociaciones sectoriales, que temen retrasos en las entregas y subidas de precios.

En torno al 30% de los alimentos que se consumen en Reino Unido proceden de la Unión Europea. Asimismo, Gran Bretaña importa cerca de la mitad de las verduras y la mayoría de la fruta. El acuerdo implica un reconocimiento mutuo de las certificaciones o inspecciones de los productos bio o los medicamentos, especialmente preocupantes en la actual pandemia.


Nigel Farage critica las cesiones a la Unión Europea pese a esta rentable negociación, en la que España ha puesto todo tipo de facilidades para evitar problemas fronterizos en Gibraltar ("Con los ingleses, ni a partir nueces.") De reclamar la soberanía, Hacienda también reclamaría el mucho beneficio sin tributar que esconde allí nuestra clase política y empresarial.

En Europa, muchos piensan en hacer lo mismo que Gran Bretaña, si sale bien. El Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) es un grupo político del Parlamento Europeo salido de las elecciones europeas de 2009, de ideología conservadora, euroescéptica,​ y antifederalista. Tiene su base en el Movimiento para la Reforma Europea y está afiliado al europartido de la Alianza de Conservadores y Reformistas. En el Parlamento Europeo tiene una representación de 61 miembros, siendo el sexto grupo de la cámara en número de representantes.

La mayor parte del grupo está integrado por miembros de Polonia, República Checa, Alemania, Bélgica, Bulgaria, Croacia, Eslovaquia, España, Grecia, Holanda, Italia, Letonia, Lituania y Suecia. La mayoría de los partidos miembros integraron este grupo tras la disolución de los Demócratas Europeos, agrupación integrada en el PPE-DE, y la Unión por la Europa de las Naciones.

El Parlamento Europeo ha aprobado por abrumadora mayoría una dura resolución en la que “condena en los términos más enérgicos posibles” la ley aprobada en Hungría para prohibir cualquier representación de la homosexualidad en las escuelas y en los programas de televisión, publicidad o cualquier plataforma accesible a los menores de 18 años. Proclaman que supone “una violación manifiesta de los valores, principios y el derecho de la Unión”.

La resolución, pactada por cinco grupos de la Cámara (socialistas, populares, liberales, verdes e izquierda), reclama a la Comisión Europea que inicie un procedimiento acelerado de infracción contra Hungría, para bloquear las partidas del fondo de recuperación y que no apruebe el marco para el desembolso de los fondos estructurales previstos para el periodo 2021-2027.

Los grandes grupos han secundado la iniciativa, pero dentro del Partido Popular Europeo destaca la abstención de 12 de los 13 eurodiputados españoles del PP, incluida la jefa de la delegación, Dolors Montserrat. Entre los populares españoles, solo el valenciano Esteban González Pons, vicepresidente del grupo popular europeo, ha votado a favor.


La Comunidad Económica Europea creada por el Tratado de Roma de 1957, en 1993 se incorporó a la Unión Europea y pasó a llamarse Comunidad Europea hasta 2009. ECR debería promover retirarse del Tratado de Maastricht y el de Lisboa, de carácter político y mantener solo el económico. Volver a ser un Mercado Común y no una entidad burocrática sin representación democrática de sus ciudadanos.

Al fin y al cabo, Noruega participa del Mercado Común, pero mantiene su soberanía política. Y la UE tiene Tratados Comerciales con Albania, Argelia, Angola, Antigua y Barbuda, Argentina, Armenia, Comunidad Andina, Asociación de Naciones del Asia Sudoriental (ASEAN), Australia y Azerbaiyán.

Como publica "Política de garaje", la intriga franco-alemana supone un factor esencial en la explicación de que ocurre en España: la injerencia de las dos grandes potencias europeas, Francia y Alemania, en la política española para reforzar su posición dominante en Europa.

La figura del “eje franco-alemán” es una imagen habitualmente empleada para referirse a la acción conjunta de estos dos países como motores de la Unión Europea, valorada generalmente como positiva desde el punto de vista europeísta.

Fuera del ámbito de la integración europea apenas se suele considerar la existencia de un eje franco-alemán salvo, ocasionalmente, ante algunas coincidencias puntuales en las acciones de los gobiernos de Francia y Alemania y, algo menos, de la Unión Europea. Pero esta influencia es mucho mayor de lo que se suele considerar. Que, aunque no haya una unión explícita entre los gobiernos de Francia y Alemania, hay unos intereses comunes que alinean en la práctica sus actos, sus estrategias.

Por ejemplo, en 2000, el gobierno francés favoreció que se otorgase una mayor cuota de poder a España en el tratado de Niza (pasar del 80% al 93%), supuestamente, se decía, para contrapesar el poder de Alemania en la Unión Europea. Y posteriormente, en 2005, el mismo Chirac pidió a España que renunciase a las posiciones conseguidas en Niza. Es decir, entre los propios gobiernos de Francia y Alemania puede unas veces existir colaboración y otras veces no.

Apoyan a los nacionalismos en España: en este aspecto podría resaltar algunos hechos concretos como por ejemplo el largo santuario de ETA en Francia, la liberación de la etarra Natividad Jáuregui en Bélgica, el incumplimiento de las euroórdenes con Puigdemont, la declaración de 51 diputados franceses apoyando los nacionalismos españoles o la doble vara de medir de Macron recriminando a Cs por colaboración con Vox mientras aplaude al PSOE en su colaboración con Podemos y los secesionistas.

No se ve un apoyo claro europeo a la democracia española frente a unos nacionalismos incuestionablemente antidemocráticos. Con 858 asesinatos políticos, un golpe de estado en Cataluña, imposición lingüística de evidente intención política, constante incumplimiento de una exigible neutralidad política en el espacio público… Europa tan solo ha hecho algún pronunciamiento formal en favor de la democracia cuando se ha visto forzada a hacerlo, pero nada más. Y ese silencio retumba aun más que sus apoyos puntuales al nacionalismo.

Lo realmente incoherente es asumir la existencia del Santuario de ETA en Francia sin un motivo de peso que lo explique (las justificaciones habituales son inconsistentes a la hora de justificar tantos años de apoyo del gobierno francés a un grupo asesino). Pero es tremendamente desagradable plantearse que tu vecino, que seguirá siendo tu socio europeo y en cuyo país disfrutarás de amistades y turismo, puede tener un gobierno que hace eso.

Los primeros comandos anti-ETA que comenzaron a actuar en el sur de Francia desde 1975, al iniciarse la denominada guerra sucia, estaban compuestos fundamentalmente por antiguos miembros de la Organización del Ejército Secreto (OAS, grupo terrorista de apoyo a una Argelia francesa) y especialistas de los servicios paralelos españoles, según altas fuentes policiales españolas. Fuentes muy próximas a Marcel Cardona, miembro de la OAS que murió el 4 de junio de 1975 en una localidad del sur de Francia cuando manipulaba un explosivo, manifestaron al periódico EL PAÍS que varios miembros de esta organización terrorista facilitaban información a los servicios de seguridad españoles y formaron comandos activos para realizar atentados en esta zona.

Económicamente, las presiones a Rajoy para que España entrase en el programa de rescate global europeo, algo que luego se comprobó innecesario, han ido unidas con una irresponsable gestión económica de Zapatero y Sánchez.

Para ejercer esta influencia, los dirigentes de Francia y Alemania pueden aprovechar el enorme poder económico europeo para conseguir aliados, apoyar a quienes convenga y promover sus intereses a través de los medios de comunicación. No olvidemos que las sociedades democráticas eligen a sus líderes a partir de la opinión pública, sobre la que los medios de comunicación ejercen una influencia incontestable.

Además de todo esto, la ex-mandataria Merkel buscaba que Alemania asuma más responsabilidades globales frente a los bloques chino y estadounidense, así como en las relaciones transatlánticas.

El multiculturalismo colectiviza a la ciudadanía en grupos culturales y erosiona así los derechos individuales en beneficio de unos engañosos derechos colectivos absolutamente inaceptables desde el punto de vista democrático como son los nacionalismos, el islamismo o el bolivarianismo indigenista, que es útil si se quiere un enfrentamiento con España.

El eje franco-alemán estaría interesado en que el resto de países europeos tengan unas condiciones de vida razonables, pero no influencia política y económica, la cual quedaría concentrada en Francia y Alemania. Para ello, les interesa que los países de tamaño medio o grande se dividan en unidades más pequeñas, sin casi poder de influencia política, como ocurrió con Checoslovaquia o Yugoslavia y actualmente amenaza ocurrir en España. Que una potencia competidora grande como es el Reino Unido se fraccione o salga de la UE. O que las grandes empresas sean mayoritariamente francesas y alemanas, etc.

Lo cierto es que el Eje franco-alemán impone su poder en la Unión Europea, hasta el punto de liderar su llamada "refundación", un proyecto institucional creado por el Brexit y la dinámica iniciada tras la postura de relativa ruptura planteada por el gobierno estadounidense de Donald Trump respecto a la UE y los Estados miembros de la organización.

Un día después de posesionarse como presidente de Francia, Emmanuel Macron realizó su primera visita a Berlín donde se entrevistó con la canciller, Ángela Merkel, manifestando la meta de reforzar la UE a través del eje franco-alemán.​ Ambos mandatarios dejaron clara su voluntad de reformar los Tratados constitutivos de la Unión Europea de ser necesario.

“El Reino Unido sigue siendo nuestro vecino pero también nuestro amigo y aliado. Esta elección de abandonar Europa, este Brexit, fue fruto del malestar europeo y de muchas mentiras y falsas promesas”, dijo Macron en un discurso retransmitido en televisión, movido por la caída de sus exportaciones al Reino Unido.

Estancadas las negociaciones para lograr una relación comercial ventajosa entre el Reino Unidos y la UE después del final del periodo de transición que termsna a finales de este año, el riesgo de cerrar el diciembre sin acuerdo sería muy grave para la economía. Y además el gigante ruso Gazprom no suministrará gas a Europa en octubre, porque la demanda china beneficia a ambos sin perder ingresos.

Mejor ¿no?. Así no emitimos gases de efecto invernadero como la UE quiere.